
Probado por: Javi Alonso
Fotos: colortriggerphotograpy.com / Atomic
Lo mejor que puede ocurrir con un casco de seguridad -como es un casco de esquí-, es que nunca tenga que utilizarse para la función para la que se ha diseñado: absorber un impacto. Pero la posibilidad de una caída siempre está ahí y si ocurre, debe ofrecernos la máxima protección.
Atomic ha desarrollado una tecnología que, mediante un sistema de sensores repartidos por el casco y conectados a una aplicación móvil, registra su historial de impactos, nos indica cuándo debemos reemplazarlo e incluso alertará a las personas que hayamos indicado en caso de emergencia.
El Shocksense está disponible en los mejores modelos de la colección, tanto Redster de competición como Four y Savor de freeride/pista y Backland de skimo, además de los junior.
Para la prueba hemos contado con una unidad del Redster CTD, con homologación FIS; un casco muy habitual en los estadios de competición.
Características
El Redster CTD -Connected- se inspira en el modelo WC CTD que utilizan los corredores de la marca en la Copa del Mundo, pero la carcasa Racecase es de ABS en lugar de carbono. Bajo su forro interior -completamente desmontable- de Thinsulate se esconde mucha tecnología: está equipado con el AMID (Atomic Multi-directional Impact Deflector), un entramado de espumas de doble densidad que absorben los impactos desde todos los ángulos, ofreciendo una protección hasta un 30% superior a la exigida por la FIS. También incorpora el 360° RS Fit System, una estructura con espuma Live Fit de alta densidad que rodea la cabeza y proporciona un ajuste ceñido y preciso.

En cuanto al Shocksense, está completamente integrado. Sólo se ve la unidad de energía (funciona con una pila recambiable), en el interior, y se conecta a tu smartphone para ofrecer una evaluación precisa del estado del casco. Entre sus funciones, transmite una alerta SOS a los contactos de emergencia si detecta un impacto fuerte.

Test
El Redster sigue la estética de los modelos de competición: compacto, robusto y con apenas ventilación; solo unas entradas escondidas en el frontal, sobre la máscara, y unas salidas posteriores que facilitan un cierto flujo interior del aire.

Es cómodo, las almohadillas interiores se ajustan a la cabeza y hay suficiente espacio para las orejas, recogiendo muy bien alrededor de ellas; pero estéticamente son voluminosas, sobresaliendo un poco de la carcasa. Podrían quedar más integradas. Por otro lado, gracias a las placas acústicas perforadas en los laterales se escucha muy bien. Prácticamente no se pierde audición.
En cuanto al ajuste, a partir de la talla que nos corresponda, el sistema RS Fit se puede regular en tres posiciones en la zona de la nuca. Es algo engorroso, pues hay que levantar el forro interior y no es fácil de manipular; pero teniendo en cuenta que lo haremos una sola vez, tampoco le vemos mayor problema.

El cierre Fidlock, de imán, es muy rápido y cómodo. Aunque en un principio pueda dar sensación de inseguridad por lo fácil que es abrirlo y cerrarlo, es igual de seguro que los de carraca o clip, ya que solamente se suelta haciendo un movimiento de palanca en el tirador de goma, algo que nunca sucederá en una caída. Por poner una pega, la cinta de ajuste de la barbilla es demasiado larga; si te gusta la perfección tendrás que cortar unos centímetros después de ajustarlo, para que no estropee tu outfit…
La tecnología Shocksense
Y vamos a la protagonista de los cascos Atomic CTD: el Shocksense. El casco se sirve con un grueso manual de 310 páginas en un sinfín de idiomas (por supuesto castellano y -menos habitual- también en catalán), con indicaciones para la conexión, reinicio del sensor, etc.
La instalación de la aplicación Atomic Shocksense (disponible para Android e iOS) no tiene misterio, así como el emparejamiento del Bluetooth con el casco. Introduciremos nuestros datos, el modelo del casco (podemos tener varios) y el contacto a quien queremos que se envíe el aviso en caso de emergencia.
Para activarlo sólo deberemos acordarnos de conectar la unidad del sensor en el casco cuando lo utilicemos. Desde la misma aplicación también podremos controlar la carga de la batería (una pila reemplazable de botón).

El Shocksense nos proporciona un historial de todos los impactos recibidos en el casco y su intensidad, diagnosticando el estado del mismo para, de esta manera, garantizar la seguridad máxima del usuario. Recordemos que un casco, después de un fuerte impacto o de repetidos golpes de intensidad media, debe sustituirse ya que pierde su capacidad de absorción y protección para futuros impactos.

Especialmente interesante nos parece la función de localización, sobre todo en el modelo Backland de skimo: en caso de recibir un impacto de gran intensidad -que necesitemos asistencia-, activa el sistema SOS, enviando nuestra ubicación a nuestros contactos de forma inmediata (un sistema similar al que ya incorporan algunos coches). En todo caso, al funcionar a través de nuestro teléfono, será necesario que tengamos cobertura.

Los impactos se clasifican en tres colores e intensidades:
-Ligero (verde): un simple golpe con la mano lo activa. No tiene consecuencias.
-Medio (naranja): es un impacto considerable. Nosotros hicimos pruebas hasta lo que entendimos como “razonable” y no lo llegamos a activar. El casco debe revisarse.
-Alto (rojo): este no lo llegamos a probar (afortunadamente…). El casco ha quedado inutilizado y debe reemplazarse.
En cuanto al precio, el incremento de 110 € respecto de la versión sin Shocksense nos parece muy correcto, sobre todo teniendo en cuenta el nivel adicional de seguridad que nos proporciona.
En todo caso, lo dicho al inicio de la prueba: lo mejor será no tener que utilizarlo nunca…

ATOMIC REDSTER CTD
FICHA TÉCNICA
- Calota ABS Racecase
- Sistema AMID
- Sensor de impactos Shocksense
- 360º RS Fit System con almohadillas Live Fit
- Cierre magnético Fidlock
- Placas acústicas
- Homologación: ASTM F 2040, CE EN 1077:2007 clase A, FIS RH 2013
Peso: 777 gr (talla M)
Tallas: 51-53, 53-55, 55-57, 57-59, 59-61, 61-63
Colores: blanco, rojo, negro
Precio: 369,99 €
Más información: atomic.com/en/shocksense
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