A mí, siendo de Sierra Nevada, la nieve primavera transformada me parece una delicia, juas, pero es que allí tenemos una especialmente buena. Eso sí, como todas las nieves con un grado alto de fricción puede resultar enganchona y tendremos que tener cuidado al evolucionar por ella, favoreciendo los movimientos de deslizamiento y estando preparados para reaccionar ante los cambios. Como sabemos, desde la cremita que parece mantequilla hasta la "papa" más derretida o pastosa, se dan infinitas consitencias y tipos de nieve primavera transformada, que pueden presentar muy distintos grados de deslizamiento y, por tanto, de dificultad.
Pero vayamos al asunto. Un truco muy sencillo para esquiar la mayoría de ellas consiste en transferir las habilidades de los baches a la nieve primavera. Si no sabemos bajar baches no importa, ya que con estas indicaciones de hoy es probable que podamos aprender las destrezas de la abosrción en este entorno tan fácil y relativamente controlado. Vamos a utilizar, pues, una secuencia de fotos llevada a cabo en unas bañeras para describir el movimiento que también podemos hacer en la pista plana.
Como vemos en la primera foto, dejo a los esquís correr en la máxima pendiente apoyado en mi exterior. Puedo repartir bastante el peso, lo que obviamente me ayuda a un mejor deslizamiento. No me preocupo demasiado de la velocidad, pues sé que si estoy en buena posición el bache me va a decelerar, tal como hace también la nieve primavera en la fase final de la curva.
En cuanto noto la presión bajo los pies (foto 2) relajo los músculos de las piernas y trato de no "resistir" en exceso esa fricción, pues de otro modo frenaría muy bruscamente o demasiado. Recordaremos de otros artículos que soltar el aire durante la flexión favorece este gesto de relajación. Aprovecho para clavar el bastón y ello me da un buen punto de apoyo, siempre bienvenido en las nieves pegajosas.
Al relajar las piernas ya sabemos lo que ocurre (foto 2): por elemental biomecánica los pies se meten debajo del cuerpo y, al quedar en posición simétrica, sencillamente, los cantos se quedan planos y, en seguida, cambian naturalmente desencadenando una nueva curva. Entonces, me apoyo en mi nuevo canto exterior (foto 3) y dejo correr los esquís hacia la máxima pendiente, concentrado en esa sensación de fricción bajo los pies para poder interactuar con ella. Inhalar el aire en esta fase favorecerá la extensión de las extremidades para mantener un buen contacto con el suelo.
Y esto es todo. Recordemos que en las nieves con mucha fricción el secreto es no tratar de resistirla en exceso, o sea, deslizar. Ser progresivos, uniformes y no hacer más fuerza de la necesaria. Tan importante como ello es concentrarnos en la sensación bajo los pies para estar prevenidos ante los cambios de consistencia, poder adaptarnos mejor y, por supuesto, disfrutar la ventaja de no tener que ejercer tanta presión como en otras nieves más duras.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
Fotos Jan Vokaty, Mammoth Mountain 2011.
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.