Desde bien pequeño me quedó claro que el peor día de la semana era el lunes, sin ninguna duda: madrugar y pasar frío para no ir a esquiar y sentarte en un pupitre con tus amigos que se habían pasado el fin de semana jugando a fútbol me deprimía. Yo ya estaba deseando que fuera viernes para volver meterme en el coche de mi padre y llegar dormido a La Molina, para pasarme el fin de semana esquiando.
Cada tarde al salir de clase me pasaba por el laboratorio de mis padres donde solía haber bastantes fotógrafos entregando y recogiendo material y me metía por los cuartos oscuros entre ampliadoras, reveladores y tanques de químicos. Pero sin lugar a dudas, la mejor visita era la del viernes: – ¿A qué hora nos vamos hoy?- siempre preguntaba al llegar y, desgraciadamente, pocos eran los días que llegábamos lo suficientemente de día para ver qué tal estaría de nieve al día siguiente.
Texto y fotos por Alex Font
A medida que fui creciendo, me fui tomando el esquí como algo más que un pasatiempos e intentaba subir a entrenar con el Club d’Esquí La Molina siempre que podía. Si teníamos alguna excursión en el colegio, en lugar de ir, me cogía el primer tren a La Molina y me pasaba el día entrenando con la gente de la federación y volvía a Barcelona por la noche.
Fue en uno de esos madrugones cuando esperando al tren en Plaza Catalunya y pensando en las 3 horas de viaje que me quedaban por delante, pasé por el quiosco y cayó en mis manos un ejemplar de la ya desaparecida X-Mind. En la portada estaba Pako Benguerel con sus antiguos Rossignol en una posición de la que hoy podríamos reírnos un rato. De vez en cuando me compraba revistas de skate y de surf para forrar las carpetas pero nada me había impactado tanto como ver lo que se podía hacer con unos esquís… yo solo conocía lo que era el gigante, el supergigante y el slalom.
Evidentemente seguí dándole al alpino y a los 19 entré a trabajar de entrenador pensando que la carrera no me dejaría tiempo para entrenar, y también ya un poco cansado de competir.
Uno de mis compañeros había dejado el esquí y se había pasado al snowboard y aprovechando que habían montado el pipe de La Molina para una prueba de Ballantine’s, me pidió que le sacara unas fotos. La verdad es que por ser la primera sesión que hacía salieron cosas interesantes, e incluso se publicó una foto en el SoloSnowboard. El siguiente paso fue “robar” todo el que mi padre tenía almacenado, dejarme una pasta en carretes y subir a Soldeu donde había oído que había un snowpark y hacer unas fotos a Paco, Jaime, Leo etc…
Poco a poco fue llegando el Freestyle a la Cerdanya de la mano de Snowpark Division. Durante una temporada que no tuve clase los viernes, me subía cada semana a Porté con Mark Vallejo, Carlitos Domínguez y Leo a quemar carretes y a aprender.
Como habían cambiado ahora los lunes por la mañana. Madrugaba y cargaba los carretes de diapositivas en la E-6 del laboratorio de mis padres y luego me iba a clase. Más de un día y de dos salía un rato antes de la universidad para sentarme ante la mesa de luz y con el cuentahílos ver cada foto y comparar con lo que veía por ahí publicado.
Esa temporada conocí a Alex Gosteli, quien se fijó en mi trabajo, empezó a comprarme material y me iba aconsejando en lo que debía y no debía hacer. Yo no paraba de entrar en la web de Marc Gasch, de comprar TODAS las revistas de ski y snowboard y ver las imágenes de Chris O’Connell, Mattias Fredriksson, Jorge Domínguez, y ya más adelante Eric Seo (¡¡¡increíble!!!).
El deporte fue creciendo y cada vez había más riders con los que trabajar. No era fácil intentar colocar imágenes de los de siempre ya que obviamente, Gosteli o Jota se los llevaban siempre de viaje y sacaban imágenes mucho mejores que las mías. Así que empecé a conocer a los rookies, gente que empezaba con el Freestyle con muchas ganas y qué lo daban todo en cada sesión.
Así empecé a currar con gente como Javi Vega, Cani, Pep Malo, Luka Melloni o Josep Gil, con los que siempre buscamos nuevos spots, en Madrid, en la Cerdanya o donde haga falta y buscar nuestro espacio en las revistas. Había que dar a conocer lo que estábamos haciendo y sobretodo, dar a conocer a más riders. Al principio no fue fácil: estábamos lejos de lo que se pedía en las revistas, tanto a nivel de imagen, como de trucos, pero cuando trabajas en algo que realmente te gusta es mucho más fácil mejorar y ponerte al nivel que quieres marcarte.
Eso es el youngblood, el trabajo conjunto del rider y el fotógrafo por hacer algo diferente, algo nuevo, el darlo todo en cada sesión y en cada disparo, pero con el lujo de tener unas referencias y un camino abierto con quien seguimos aprendiendo y compartiendo experiencias, viajes y sesiones.
Pep Malo: Todos sabemos que hoy en día todo evoluciona de una forma espectacular y en el deporte el nivel cada día sube más, hasta límites a veces insospechados. En el caso del freeski en general, y en nuestro país en particular, esto está evolucionando de una forma aterradora. Recuerdo mis inicios con unos esquís “twin tip” (hace unas 5 o 6 temporadas) como algo bastante lejano ya, pero no por los años que han pasado desde entonces, ya que 5 años de nuestra vida no son tantos. Si que lo es la diferencia de nivel que ha vivido el freeski durante este lustro. Por suerte, aún quedan algunas raíces de aquel entonces ripando por nuestras montañas. Pako, Malas, Guy, Leo, Mark y muchos otros fueron involuntariamente los detonantes (ídolos en algún caso) de este cambio de mentalidad que lentamente va inundando cada rincón del Pirineo.
A mi forma de ver, esto ya ha arrancado y cada vez van saliendo nuevos talentos, chavales que lo dan todo por este deporte y que se van haciendo un nombre en esta comunidad. Estamos aquí para disfrutar y hacer que esto siga creciendo como en su momento hicieron otros y en un futuro alguien, no muy lejano, tendrá que hacer.
La foto fue tomada en una sesión de aquellas que salen de forma imprevista. Fuimos a la Quillane esperando que su horario “nocturno” nos dejara hacer unas fotos en el kicker que tenían montado, pero la estación estaba cerrada. Así que aprovechamos el curioso y divertido montón de nieve que había en la base para fotografiar algunos “press”, la última del día, casi a oscuras, fue la buena!
Javi Vega: yo conocí el freestyle a los 16 años cuando me fui a hacer el bachillerato a Andorra debido a que entré en un colegio de alto rendimiento de esquí alpino. A los 18 años me volví a Madrid a empezar la universidad y vi que allí no podría llevar el mismo nivel de entrenamiento que en Andorra, entonces me fui pasando al lado oscuro, primero ganando varias veces el circuito Saab Salomón de skicross siguiendo por apuntarme a alguna prueba de freeski y finalizando dedicándome completamente al freestyle. De esta última etapa te das cuenta cuando estas esquiando totalmente centrado en unos esquís y no con más espátula (nose) que cola (tail) como llevaba haciendo 15 años.
La foto que Alex expone fue una de las sesiones que no preparas y sale toda redonda. Justo me llama un amigo diciendo que empezaba a trabajar con una bebida de refrescos con un furgón frigorífico “perfecto”, ya tenemos como llevar la nieve. Cuando llegamos al spot era propiedad de una discoteca y nos salieron 2 rumanos que venían directos de la guerra -“¡¡que miedo!!”-, eran los porteros. Dio la casualidad que tenia una amiga que trabajaba de relaciones y nos consiguió 2 horas de permiso. ¿Problemas? Sí. No teníamos in-run. Solución: fuimos a la basura de la disco y había unas escaleras de una plataforma de baile. Salio redondo, y trucos pues 2 out y no muchos mas porque la recepción hacia mucha compresión.
Luka Meloni. Yo empecé ha hacer freestyle hará unos 3 o 4 años, cuando tenía 14. Entrenaba alpino por la mañana, pero me subía dos pares de esquís: los de competición y los de freestyle. Cuando acababa el entreno de alpino, me ponía los que de verdad consideraba que eran mis esquís y me proponía “furtivear” al máximo cada rincón de todas las pistas. En fin, hacíamos lo que podíamos (especialmente con Alan y los Freshlines) y no nos habíamos subido nunca a un rail (y ahora Alan es Recordguinessman). Saltos habíamos hecho, pero con los esquís de competición cuando íbamos a alguna estación que tenía snowpark.
Pero hace dos temporadas, Uri Puig (entre otros) me adoptó y pasé toda la temporada esquiando, más bien ripando, en Andorra. Allí aprendí de verdad lo que era el freeski y descubrí mi manera de verlo. Desde entonces formo parte de una gran familia que cada día crece y crece (gracias Guti, Phil, Malas, Font, Pko…..no acabaría).
Esta foto es la primera que conseguí en Nueva Zelanda, ya que tenía el hombro roto y no había podido fotear hasta este día, una semana más o menos antes de irnos. Parece que no me la vaya a acabar ¿no? Pues las apariencias engañan! Jejej.
CANI López: De toda la vida he ido a esquiar con mi familia y siempre me fijaba en los que hacían snowboard. Un día, fui al quiosco y de repente vi. la misma X-Mind que cayó en manos de Alex y sin dudarlo me la compré y desde entonces mi única obsesión fue tener unos twin-tip, hasta que me compré los primeros trouble-maker y empecé a hacer baches y freestyle, dejando los baches a los 3 años.
El Freestyle para mi es que llegue el viernes y nada más salir de clase coger el coche con los “sosis” y tirar para donde sepamos que hay un buen park, más colegas, dolores de tripa antes de probar trucos o cuando está a punto de llegar tu ronda, paquete, risas, planchar, etc. También es el verano, ripando con calorcito, piscinita por las tardes, sin clases ni preocupaciones. Y mucho más con lo que no pararía de escribir.
Esta sesión fue el fin de semana siguiente al Total Fight, un sábado que nos dejaron quedarnos después de que cerrara la estación a fotear. Nos dejaron una moto del park para evitar la subida asesina, pero la correa no aguantó ni dos subidas, por lo que nos hicimos casi toda la sesión a pata, menos un par de tiros que nos subió un maquinista muy enrollado
Josep Gil: Al tener cuatro años, mis padres se trasladaron desde Valencia a Andorra, país donde descubrí que era la nieve. Nada más llegar, mis padres me apuntaron a un club de esquí, donde comencé a pasar palos. A los 18 años, ya había visto muchos palos y decidí hacer algo más libre: el Freestyle. Gracias a Vallnord, pude conocer este mundo y llegar al punto de poder fotear con amigos y fotógrafos de la Península.
Un día Malo y yo con ganas de salir de casa y Alex con ganas de sacar la cámara, decidimos ir a dar una vuelta por La Molina. Allí, nos llamó la atención un muñeco de nieve y con él nos hicimos unas fotos que no salieron nada mal.