Uno de los encantos lo componen los típicos chalets suizos de madera que le dan un aspecto adorable al lugar. En cuanto al esquí, el dominio de Verbier y los 4 valles va desde los 850 metros de Le Châble a los 3330 de Mont-Fort. Son en total 410 kilómetros esquiables, 80 remontes y una temporada que va de Noviembre a Mayo.
Vista general de Verbier. Foto: verbier.ch/Melody Sky
Uno de los grandes atractivos de este lugar son los itinerarios marcados, algo que se puede ver en otras estaciones de este país. Son una buena manera de iniciarse en el fuerapista, ya que si bien no están ni pisados ni delimitados, si están vigilados, por lo que en caso de accidente el rescate funciona como en pistas. En Verbier hay un total de 11, aunque obviamente no están necesariamente todos abiertos en todo momento. La superficie fuera de pistas a la que se accede desde los remontes es enorme. En nuestra vista combinamos recorrido completamente libre con zonas balizadas.
Los itinerarios marcados de Verbier son una gran manera de iniciarse en el freeride. Foto: verbier.ch/Melody Sky
Desde la cima más alta del resort, Mont Fort (3330), se puede divisar el Mont Blanc al Oeste y el Cervino o Matterhorn al este. Las vistas y el área esquiable que deja este pico son de lo mejor que se puede encontrar en esta zona de los Alpes. Los largos descensos que ofrece esta cumbre por su parte trasera, donde no hay medios mecánicos, son muy apreciados para quienes quieran alejarse de la estación y encontrarse con un mundo de opciones casi inacabables. También es cierto que esta zona significa esquiar en un terreno que puede llegar a ser muy peligroso, lo que hace casi imprescindible para la mayoría ir en grupo con guía.
El área esquiable que ofrece Verbier es casi inacabable. Foto: verbier.ch/Melody Sky
Una de las experiencias más agradables que pueden tener viajando es el momento en cuando se conoce a una persona que hace al viajero experimentar el destino de una manera inesperada. En el caso de este viaje esa persona fue Gilbert Crettaz, un guía de montaña muy experimentado dueño de la empresa de servicios de guías y heliesquí Adrenaline, antiguo campeón de snowboard, hoy esquiador incansable, que ha escrito un libro muy interesante para cualquiera que quiera sacar provecho del freeride en Verbier. Parte de la información de este artículo viene de esa publicación que el autor me dedicó personalmente.
Con la ayuda de un guía de montaña se puede acceder a lugares increíbles. Foto: verbier.ch/Melody Sky
Con Gilbert bajamos Mont-Fort enlazando con el recorrido Gentianes-Tortin. Es una variante “fácil” de la cara norte del pico. Fuimos buscando una zona cerca de una canal con cientos de posibilidades para dejar huellas sobre nieve virgen. La zona con más pendiente termina en el glaciar de Tortin donde se busca el recorrido balizado, aunque hay muchas posibilidades de alejarse de las marcas si se quiere. Este recorrido es un buen ejemplo de esa característica de Verbier que hace que se puedan combinar terreno abierto con balizado.
Vista de Col de Gentianes. Foto: verbier.ch/Peter Charaf
En otros casos, el acceso a recorridos conocidos de freeride se hace empezando por los itinerarios marcados. El trayecto conocido como directo de Vallon d'Arbi, tiene acceso desde los remontes mecánicos de Les Ruinettes, que es el punto de acceso principal al dominio. Allí se coge el teleférico que termina en Attelas a 2727 metros. Desde allí se baja por una pista negra llamada Les Lacs y antes de llegar a la base de la silla que pasa por encima de nuestras cabezas, salimos a la izquierda. Ahí veremos una barrera con una red, si está abierta, seguimos, si está cerrada, significa que el paso de Col des Mines tiene algún tipo de peligro, por lo que mejor no ir. Después de la red accedemos al famoso paso que se excava con una pequeña quitanieves de vez en cuando. Una vez llegamos al final, atravesaremos perdiendo la mínima altura posible hasta encontrar una falda inmensa en cara norte por la que podemos empezar a trazar líneas sin descanso. Si queremos más adrenalina podemos optar por alguna de las canales que quedan entre las rocas al principio. Al final de la ladera, ya metidos en el bosque, hay que buscar el paso que nos lleva al camino y después a la pista que termina en la cabina de Tsoumaz. Rebentar nieve seca y ligera que subía hasta mis rodillas fue otro momento mágico que quedará en la memoria de mi visita a Verbier.
Vista del famoso paso de Col des Mines. Foto: verbier.ch/Raphaël Surmont
El recorrido conocido como Creux des Eglises no forma parte de ningún itinerario y tiene un acceso algo más difícil. Es sencillo de localizar porque pasa por debajo de la silla de Attelas. De hecho, se empieza por la pista del mismo nombre y se busca el pequeño collado por donde desaparecen las pilonas de la silla. Para acceder a la ladera hay que pasar un pequeño cortado, después las posibilidades son enormes en toda el área que queda libre hasta llegar a Les Ruinettes de nuevo y se pueden esquiar todo el desnivel sin parar, con múltiples opciones.
Freeride en Verbier con parte del dominio al fondo. Foto: verbier.ch/Yves Garneau
Otro de los recorridos que pudimos hacer en grupo con guía fue el de La Mouche (La Mosca). Desde el Col de Chassoure se hace una diagonal larga hacia la derecha hasta una cresta característica que se denomina Col de La Mouche, desde ahí se sigue un poco más en diagonal hasta elegir la ruta que más apetezca o donde menos huella haya, si es que hay alguna. Se puede también seguir cortando en diagonal hasta el otro lado o bajar directamente después de la entrada, es un área enorme y con nieve recién caída un sueño para el amante del fuerapista.
Cuando se empiezan a terminar las zonas para trillar, no suele tardar en caer otra nevada. verbier.ch/Melody Sky
Para terminar una de las jornadas de esquí más excitantes que recuerdo, nos fuimos al sector de Attelas. Es una zona que queda al suroeste, con bonitas vistas al pueblo. Es una ladera muy ancha y con una pendiente bastante constante, lo que la hace perfecta para trillar nieve fresca. Aunque es un recorrido bastante asequible, también es cierto que tiene gran riesgo de avalanchas por su orientación, altitud y tendencia a experimentar cambios en la calidad de la nieve. Nosotros iniciamos el descenso trazando una diagonal intentando no perder altura hasta llegar a una gran olla llamada “Bâ Combe”. Hacia la derecha se pueden ver las grandes barreras antiavalancha, que obviamente debemos evitar. El descenso se hace hacia la derecha para terminar en la zona de Carrefour, donde dimos por terminada una gran jornada con una comida montañera.
Con buenas condiciones, Verbier ofrece posibilidades de trillar nieve fresca días después de la nevada. Foto: verbier.ch/Raphaël Surmont
Como no todos los días son de nieve fresca y sol, si hay mala visibilidad y nieve en cotas bajas es una muy buena opción visitar el sector de Bruson. Es una cara sur bastante protegida que se extiende desde Grand Tsai (2230) hasta el pueblo de Le Châble (821). Para algunos, es una de las mejores zonas de Suiza para esquiar entre árboles. Lo cierto es que el área es muy grande y hay grandes posibilidades para practicar recorridos fuera de pista, lo que lo hace muy popular entre esquiadores locales, como Carl Renvall, un chaval medio sueco, medio suizo, nacido y criado en Verbier y que este año va a participar en el Freeride World Tour. La verdad es que supe de su existencia en una visita a sus patrocinadores de la marca de gafas Sungod, unos chavales muy majos que se han montado una empresa en el valle básicamente porque querían pasarse el invierno esquiando y en su Londres natal no era posible.
Para esquiar entre árboles es perfecto el sector de Bruson, que tanto gusta a Carl Renwall. Foto: Alex Moorhead
Como todos sabemos, Verbier es una de las paradas del Freeride World Tour, aunque la prueba Xtreme Verbier ya se celebraba desde 1996. El pico que se utiliza es el Bec des Rosses (3222) que no tiene accesos mecánicos. Las canales son tan estrechas que cuando se ven desde las pistas de la estación parece imposible que quepa nadie por allí. En mi vista es cierto que el pico aún no tenía la nieve que se espera para marzo, cuando se organiza la competición, pero la idea de que sea posible hacer lo que hacen estos deportistas en un lugar así despierta admiración y un poco de miedo.
El Bec de Roses en una edición del Xtreme Verbier. Foto: verbier.ch/T. Repo
Como sabemos que a muchos usuarios de nevasport.com les apasionan las variedades gastronómicas de los destinos de esquí, creo que para Verbier habría que mencionar el queso de Raclette, original del cantón del Valais. Se prepara caliente y con patatas, y la verdad es que está de miedo, especialmente si se acompaña de uno de los vinos locales, francamente buenos. Una cosa que es muy atractiva de este destino, igual que en el caso de muchos otros situados en el país alpino, es la gran facilidad de llegar en transporte público. En el caso de Verbier, podrías prácticamente ponerte las botas en el avión, porque el enlace del aeropuerto te deja literalmente en la cabina de Le Châble. De hecho, acaban de poner en marcha el Verbier Express, que en dos horas desde Ginebra traslada al esquiador a pie de pistas. Para un español resulta especialmente exótico imaginarse que la última parada de tren comparte edificio con el teleférico. Si tienes interés en llegar en transporte público, es imprescindible la página que ofrecen las autoridades de transporte en español.