
La capilla de Santa María de las Nieves con los Alpes Peninos al fondo. Foto: Aletsch Arena © Christian Pfammatter
Aletsch Arena es una estación de la región de Valais con 104 kilómetros de pistas y unas cotas que se sitúan entre los 1845 y los 2869 metros. Tiene tres bases en Riederalp, Bettmeralp y Fiesch-Eggishorn. Los lugareños dicen que es un lugar muy soleado y uno de los sitios de los Alpes suizos donde es más probable tener buen tiempo, algo a tener en cuenta por los esquiadores que buscan sol en sus días de esquí. La estación está situada en el corazón de los Alpes, pero cerca de la frontera italiana, por lo que es habitual ir a cenar o a comprar algo al mercado de Domodossola.

Panorámica de Bettmeralp, una de las poblaciones de Aletsch Arena.
La mayoría de chalets y hoteles están a pie de pista. Una de las cosas más divertidas del resort es que se va esquiando casi a cualquier parte, porque, a diferencia de otros sitios donde tampoco se permite la circulación de coches y motocicletas, como SaasFee o Zermatt, en los pueblos que conforman Aletsch Arena no se limpian las calles de nieve. La sensación de estar en medio de la montaña y rodeado de blanco es total. Para los desplazamientos con las maletas o las compras, hay servicios de moto de nieve disponibles. En cualquier caso a todos nos gusta esa sensación de llegar esquiando al chalet o al hotel y marcharse de la misma manera. En Aletsch Arena lo difícil es hacerlo de otro modo. En el pueblo de Bettmeralp no es raro ver a la gente yendo a por el pan esquiando. Si te despistas y bajas un poco más de la cuenta incluso puedes tomar un pequeño ascensor de vuelta.

Las calles del resort están cubiertas de nieve durante la temporada de invierno. Foto: Aletsch Arena © Christian Perret
Los habitantes de la región están muy orgullosos de haber obtenido una buena puntuación en el informe sobre estaciones de esquí alpinas, el BestSki Resort, que los sitúa en lugar destacado en algunas de sus categorías, entre las que se encuentra la primera posición por calidad y preparación de las pistas. Lo que también hace atractivo este lugar son varios snowparks y recorridos balizados. De estos últimos los más destacables están en Bettmerhorn en la cara que baja hacia Fiescheralp. Además hay uno divertido que corre paralelo a la silla de Moosfluh y otro en el límite de Riederfurka.

En Aletsch Arena están muy orgullosos de que se les haya premiado por la calidad y preparación de sus pistas. Foto: Aletsch Arena © Christian Pfammatter
Entre las grandes atracciones turísticas del lugar están las vistas al glaciar de Aletsch que son impresionantes. Con 23 kilómetros, es el glaciar más largo de los Alpes y ocupa una extensión que no alcanza la vista. Una actividad inolvidable es hacerse el circuito panorámico del glaciar esquiando. Consiste en recorrer la estación visitando las cumbres y miradores que ofrecen las mejores vistas al fenómeno. Es un recorrido de ida y vuelta de casi 30 kilómetros sin repetir pista ni remonte y tiene un desnivel máximo de 945 metros. Por ejemplo, si empezamos en Riederalp se puede coger la silla de Riederfurka y llegar hasta Moosfluh que nos lleva al primer mirador. Desde aquí se tiene la sensación de tocar el glaciar. Ahora bajamos esquiando por una larga pista roja hasta la base de la silla de Bettmerhorn que nos sube al segundo mirador con un pequeño museo y otra vista preciosa al glaciar. Se desciende al tercer pueblo del complejo, Fiescheralp, donde buscaremos la cabina de Eggishorn a la que tendremos que acceder subiendo un pequeño telesquí antes. Desde la cumbre, que es la mayor del dominio, tendremos la famosa vista del gran meandro del glaciar, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Iniciamos el regreso empezando por un largo recorrido que une una pista negra con una azul y otra roja para terminar en Bettmeralp al pie de una cinta que al subirla nos da el desnivel necesario para llegar esquiando a la silla de Blausee. Desde aquí podemos regresar a Riederalp. Aún tendríamos la oportunidad de acceder desde aquí al último mirador, el de Hohfluh.

Vistas del glaciar desde cerca de Eggishorn. Foto: Aletsch Arena © Frederic Huber
Aletsch Arena es un dominio que promociona el esquí en familia. Debe ser muy útil tener a los niños justo fuera del apartamento sin tener que preocuparse si se alejan, ya que se puede verlos esquiar calle abajo. Se ven muchos chiquillos en clase de esquí. Es legendaria la profesora SabineHaldemann, que lleva casi 15 años enseñando a los más pequeños en Bettmeralp. Es conocida porque canta con ellos, hace juegos, en definitiva, hace atractivo ese primer contacto de los benjamines con la nieve. Esta atención por las familias se concreta en ofertas como la de que los niños y los jóvenes de hasta 20 años puedan esquiar gratis los sábados, que las familias con más de dos niños solo pagan por los dos primeros o que los padres con hijos de menos de 6 años pueden compartir el forfait.

De casi todos los alojamientos disponibles se puede salir esquiando y volver esquiando. Foto: Aletsch Arena © Christian Perret
En el pueblo de Riederalp, vive Art Furrer, otro personaje muy conocido y querido en la región. Pasa por ser un pionero del esquí acrobático y es muy conocido en Suiza entre otras cosas por un programa de televisión con cámara oculta en el que se presentó a unas clases de esquí en Austria con unas tablas de 4 metros de largo fingiendo ser un norteamericano rico y excéntrico que quería aprender a esquiar. Furrer, nacido en 1937 y que el verano de 2018 escaló el MontBlanc con 81 años, es crítico con algunas de las características del esquí actual. Según cuenta, cuando era profesor en activo, una persona normal necesitaba semanas para empezar a dominar mínimamente el esquí. Hoy en día, es posible tener una técnica básica en un par de días, lo que da una falsa seguridad a los principiantes. Furrer aboga por algún sistema que permita sancionar a los esquiadores irresponsables.

Art Furrer, un personaje digno de conocer. Foto: Aletsch Arena © WinfriedStinn
Los famosos que escogen el lugar buscan discreción. En Aletsch Arena recuerdan con cariño una visita que les hizo en Rey Juan Carlos en 1996. Parece ser que aunque estaba de incógnito, el séquito de seguridad que en aquellos años acompañaba a la Casa Real hacía evidente que se trataba de un visitante especial. Parte del protocolo consistía en hacer cola en los medios mecánicos como todo el mundo, para pasar más inadvertido. Dicen, no sin cierta maldad, que al Rey emérito le gustaban las enormes y anchas pistas de Bettmeralp porque allí podía lucir su estilo en amplios giros conducidos y al mismo tiempo ser admirado por las chicas que por allí se congregaban. Eso sí, si por mala suerte el monarca sufría una caída, los guías, instructores, guardaespaldas y demás acompañantes tenían instrucción de mirar hacia otro lado. Su hijo, Felipe VI, también ha escogido Aletsch Arena para esquiar en un par de ocasiones e incluso la princesa de Asturias ha tomado alguna de sus primeras clases en este lugar.

Juan Carlos I en Aletsch Arena en 1996
Desde la temporada 2019-2020 Aletsch Arena tiene un sistema de precios dinámicos, es decir, el coste del forfait varía en función de la afluencia y otros factores. En general no es demasiado caro comparado con otros sitios y es posible adquirir un forfait de día por 45€ al cambio, algo bastante inusual para un dominio de esta categoría en este país. La mayor parte de los hoteles y los apartamentos están regidos por personas que viven todo el año en el valle. Obviamente, hay opciones de lujo, algo nada raro en Suiza, pero también sorprende gratamente que existe la posibilidad de alquilar un apartamento para cuatro huéspedes durante una semana desde 500€, algo accesible para muchos bolsillos.

Vista de la telesilla de Riederfurka y el recorrido balizado Riederhoru en segundo plano. Foto:Aletsch Arena © Christian Pfammatter
Los promotores ofrecen algunas actividades gratuitas, entre las que me gustaría destacar los cursos de rescate y prevención de avalanchas. En el Avalanche Training Center, cerca de Bättmerhitta y al que se llega esquiando o con raquetas, se puede practicar sobre todo técnicas de búsqueda y rescate. Tiene preparados varios transmisores que entierran y que hay que tratar de encontrar y desenterrar en un tiempo limitado. Desde luego son iniciativas que nos encantaría ver en estaciones más cercanas. Preguntando a los responsables, nos dicen que lo ven como una inversión más que como un gasto para la estación.

El restaurante Bättmerhitta, entre la telesilla Schönbiel y Wurzenbord, al lado del Avalanche Training Center. Foto: Aletsch Arena © Christian Pfammatter
Por último hay que mencionar la facilidad que brinda el sistema de transporte público suizo para llegar a este destino. Hay trenes con gran frecuencia tanto desde Ginebra como Zúrich que permiten estar en tres horas a pie de pistas y siempre con la puntualidad y el servicio que se espera de este país. Se puede encontrar información en español en el planificador de https://www.myswitzerland.com/es-es/