La temporada llega a su recta final en Masella y, por extensión, en casi todas las estaciones de esquí de los Pirineos. Esquío todas las temporadas en esta estación de la Cerdaña desde la temporada 1973-74, o sea hace unos 45 años. De pequeño esquiaba con mis padres y ahora con mis hijas disfrutando del deporte y la naturaleza. Desde mi experiencia tengo siempre la misma impresión: durante la primavera se esquía de lujo y, sorprendentemente, es la época de menor afluencia en pistas. La gente tiene el “chip” de la playa cuando el agua está fría, a pesar que en la montaña es esquiable con mucha nieve en cotas altas, tal y como ha ocurrido esta temporada de nevadas importantes.
Masella tiene sus pistas orientadas a norte y esto se nota especialmente en una mejor conservación de la nieve, especialmente durante la primavera cuando las temperaturas son más suaves y tenemos una mayor insolación.
Esquiar esta época permite disfrutar durante la jornada de esquí de condiciones muy diferenciadas, a primera hora la nieve es dura y al final de la jornada es una sopa. Generalmente, hay siempre unas 2 o 3 horas en que la nieve se transforma que son una autentica gozada para el esquiador. Es el momento que mis hijas y yo disfrutamos plenamente del esquí primaveral, en este sentido mis hijas aprecian mucho la ausencia de placas de hielo con una nieve que permite disfrutar de cada viraje con unas sensaciones muy agradables. Además de la nieve excelente en esta época se puede esquiar con ropa ligera, disfrutar del sol y no se pasa frío.
Esta nieve que se transforma es la que nos encontramos el pasado sábado, día 21 de abril, con una calidad primavera excelente. Y a pesar de las temperaturas altas, una humedad relativa del aire baja y una noche despejada con fuerte rehielo nocturno nos han permitido disfrutar de las mejores condiciones de esquí de las pistas de la Tosa, Isards y de Coma Pregona.
Ahora, con mi familia, y con una cierta nostalgia ya pensamos en la despedida de la temporada en Masella durante el puente del 1 de mayo.