
Ser puntuales nos permitió conseguir un buen sitio en el parking, muy cerca de las pistas

Aún no se veía completamente el sol, así que la temperatura era más bien baja. Tampoco es que luego haya subido mucho mas, pero el solecito siempre sienta bien.

La zapatilla, siempre presente y en esta oportunidad vestida de gala


Las pistas de Pista Grande comenzaban a recibir esquiadores. En nuestro caso, una bajada de calentamiento y acabamos inevitablemente en La Tuca


Con el omnipresente Midi d'Ossau mirándonos hacer el cabra, nos paseamos por Quebrantahuesos y Cornisas que estaban muy bien.

Y acabamos de rematar la mañana en Mirador


Una imagen que resume el estado general de la nieve, desde la parte alta de La Tuca.

Un buen síntoma de que aprovechas bien un día de esquí es ver a los empleados recogiendo las redes en los accesos y tú aún tienes ganas de más bajadas. Y un buen día siempre acaba con su correspondiente celebración etílico-gatronómica.





El siguiente día lo pasamos en Panticosa. Extrañamente, una estación que tengo cerca pero que nunca había visitado. Aunque estuvimos muy, muy cerca
Sobre Panticosa, solo decir que me hubiera gustado conocerla antes de que comenzara a ejecutarse


El parking hacía prever una gran afluencia

El final de Estrimal, pista que fuimos de los primeros en esquiar esa mañana y por la que se regresa al coche por la tarde. Tiene un aire especial, me recuerda a algunas pistas de retorno de los Alpes.

Las previsiones no auguraban nada bueno en cuanto a la meteo. La nieve en pistas estaba muy bien, pero entre la luz plana y esa ventisca que picaba en la cara nos hizo plantear seriamente el cortar el día pronto.

Afortunadamente, luego del café del mediodía el cielo empezó a despejar y acabamos teniendo un fin de jornada de enmarcar.

Incluso tuvimos sol como para ilustrar nuestra pequeña aventura. Gracias a Pierre Nodoyuna, Svenson y Aitortor por la compañía y el buen rollo!

