Hochötz
En pocos sitios tienen el detalle de recordar con una placa al creador de una estación, pero este no es el caso del alto de Oetz:
Una estación familiar y tranquila, con poquitos remontes y poca gente.
aunque con unas vistas espectaculares y un par de pistas que son la caña.
Pocas veces tenemos el privilegio de fotografiar a este personaje, javito alias The Rocket.
El esquí en sus pistas es para el disfrute de los sentidos.
Esquí relax, lo que no impedía correr, pero de vez en cuando hay que parar a contemplar esas impresionantes vistas que nos ofrece la estación.
Una estación que en su mayor parte discurría entre pinos y del que era difícil encontrar buenos fuera pista, aunque alguno había.
Fuera pistas que no ofrecen un gran riesgo ya que la estación está preparada para la prevención de aludes:
Algunas de sus zonas me recordaban a la exterminada Valcotos, por supuesto, salvando las distancias.
Lo que demuestra que no es necesario tener ultramodernas instalaciones para el disfrute del esquí.
Y a la hora de comer, pues pa qué un bocata teniendo estas delicias al alcance de nuestra mano.
En lugares tan maravillosos como estos.
A la salida, la nieve nos recibe de nuevo, cubriendo en menos de una hora la carretera.
Y así nos despedimos de esta impresionante estación.
El tercer día decidimos visitar la joya de la Corona, la estación que alberga el inicio de la copa del mundo de esquí, permitiendo esquiar prácticamente todo el año gracias a su glaciar
Sölden
De nuevo el sol hace acto de presencia, lo que nos permite contemplar las vistas que este dominio nos ofrece
Imponentes y majestuosos, aunque los ojitos se nos empiezan a ir para otro lado LINEAS
Así que nos hacemos la foto de grupo rápidamente
Y nos vamos a catar las líneas. Aunque no estaba la nieve virgen, sí estaba muy sueltecita y disfrutona. Al fondo, Guille no nos quiso esperar, ya tiene ansia.
Y no es de extrañar con este tipo de nieve. ¿A que sí Mary Joe?
Pues sí, para que negarlo, los paisajes son cautivadores.
Incluso el glaciar nos ofrece sus mejores galas.
Al que había que subir por aquí.
Para que una vez arriba, podamos ver esto.
Claro, que el disfrute o el sufrimiento es algo relativo, ¿Verdad Recal?
Menos mal que luego podemos seguir disfrutando de esa pedazo de nieve que en suerte nos tocó.
Al caer la tarde, decidimos bajar por esas laderas, y he decir que el que os escribe acabó reventado y con dos dolorosas caídas, dolor causado por el ego mas que por el físico, pero contentos al fin y al cabo de poder bajar con una nieve que te cubría más allá de las rodillas.
Ya de regreso se puede observar un telesilla con sillas de una plaza, telesillas que están en peligro de extinción, jeje.
Después de este pedazo de día de esquí, nos fuimos a aburrirnos al apreski
Y luego malcomimos, mejor dicho, malcenamos en sus restaurantes cutres:
Unaaa de ciervooooooooo
Un Gröstl
Así, con los buches llenos, pa la camita, que aún hay más.
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