Sin duda el esquí es un deporte muy técnico y que evoluciona continuamente, requiere de un aprendizaje apropiado y, en este sentido, aprender correctamente de forma autodidacta es totalmente imposible. Se podrá aprender a deslizar, a mantener el equilibrio, incluso a girar o a ir rápido, pero nunca a ser un buen esquiador, para eso necesitaremos a un profesor.
El profesional va a transmitir estas destrezas siguiendo una progresión lógica pero a la vez tratará de hacer pasar un rato ameno al alumno, después de todo, de lo que se trata es de disfrutar lo más posible. El hecho de aprender e ir superando etapas, será un motivo de gran satisfacción para cualquier esquiador.
Aunque parezca que el profesor sólo trata de hacernos pasar un rato divertido, en realidad en todo momento estará pendiente de que los movimientos del alumno sean los apropiados, corrigiéndolos con juegos y ejercicios, ya no sólo para que esquíe mejor, sino para que lo haga de forma segura, eficaz. Y, sobretodo, cuando se esquía por primera vez el profesor puede ser determinante para evitar cualquier lesión.
Por eso éste ha de ser un profesional entrenado para su labor y aparte de ser un buen esquiador ha de ser al mismo tiempo un buen pedagogo, teniendo que capacitarse para ello en una escuela específica a tal fin. Desgraciadamente hay pocas en España, sólo un centro hasta ahora ubicado en la estación de esquí de Candanchú que ha preparado durante más de cuarenta años a la mayoría de los profesionales, es la Asociación Española de Enseñanza del Esquí. Asimismo, la Federación Española de Deportes de Invierno trata de sacar su propia escuela con resultados aún inciertos. Parece que por fin va a haber una titulación que reconozca oficialmente a este profesional, una necesidad de hace ya muchos años. Buenos profesores se van a encontrar tanto en las propias escuelas de las estaciones (posiblemente los más experimentados) como en los clubs y escuelas de las ciudades aunque en este caso es más difícil que sean profesionales.
Una clase particular de 55 minutos puede costar entre 4.000 y 5.000 pesetas dependiendo de la estación, por supuesto, ésta es la mejor opción para aprender. El número ideal será de tres alumnos que, además de hacer una clase personalizada, será más divertido. Lo más económico serán los cursillos de semana en donde te encontrarás con esquiadores de tu mismo nivel y en donde aparte de aprender, sobretodo, se disfruta. Suelen ser grupos de entre 6 y 8 esquiadores y el precio estará entre las 14.000 y 18.000 pesetas por 12 horas semanales. Las escuelas también organizan cursos de 24 horas semanales, tiempo especialmente recomendable para un principiante.