Las instancias psíquicas de la personalidad: la autodiscrepancia (2)

Las instancias psíquicas de la personalidad: la autodiscrepancia (2)
En la 1ra parte vimos que ciertos esquemas de nuestra personalidad resultan contradictorios, entonces tendemos a reducir la diferencia que se genera, produciendo agitación psicológica. A continuación, proseguimos desarrollando la Teoría de la autodiscrepancia.

El Yo responsable, o el Yo-que-debería, residiría en la representación de los atributos que deberíamos poseer, o que otro cree que deberíamos tener. Es el Yo que actúa en las responsabilidades y obligaciones y que opera en presencia de resultados negativos como, por ejemplo, llegar a la montaña con un estado físico deficitario, reprocharnos por no haber mejorado la técnica o por no haber entrenado lo suficiente. Tanto nuestro Yo-esquiador-ideal, que representa deseos, esperanzas, ilusiones, expectativas o anhelos, como el Yo-esquiador-responsable en cuanto al sentido de obligación y responsabilidad, actúan como guías por las cuales nuestro Yo-esquiador-real pretende llegar. Las discrepancias aparecen cuando nuestro Yo ideal está dispuesto a alcanzar la conducta deseada, pero el Yo responsable se inclina por evitarla generando dos tipos de situaciones negativas: la ausencia de consecuencias positivas asociadas al desaliento, y la presencia de consecuencias negativas relacionadas a la ansiedad y a la preocupación.  Otras discrepancias que se generan son la percepción de que nuestros propios atributos no concuerdan con los ideales que esperábamos desarrollar, lo cual produce decepción e insatisfacción; y la propia desilusión debido a que los demás también creen que nuestros deseos personales no han sido satisfechos. Estas discordancias nos generan una sensación de frustración y de desinterés en lo que estamos haciendo, como también la percepción de falta de autoeficacia.

Como esquiadores, poseeríamos un bienestar psicológico sano en tanto no presentamos diferencia entre cómo nos vemos esquiando, cómo nos gustaría vernos y no sentirnos necesitados de satisfacer las exigencias propias o ajenas; mientras que, si nos sentimos obligados a cumplir nuestros propios deseos y aspiraciones, presentamos una aspiración muy alta que genera una imagen negativa de nosotros mismos. Este es un claro ejemplo de discrepancia entre el Yo real, ejemplificado por el sentirnos fracasados porque esquiamos mal; y el Yo ideal, como el mejor esquiador que alcanza siempre sus metas. Higgins agrega además otros dos tipos de Yoes: el Yo potencial o ‘como podemos ser’, es decir, los atributos que podemos poseer; y el Yo futuro o ‘cómo seremos’ en cuanto a las cualidades que probablemente poseeremos en el futuro.

En cuanto a los puntos de vista, la teoría de la autodiscrepancia considera dos tipos por el cual nos percibimos: el propio punto de vista como perspectiva personal y el punto de vista ajeno (padres, hermanos, pareja, amigos, profesores, entrenadores). Por ejemplo, la culpa es una consecuencia discrepante del propio punto de vista y la vergüenza lo es desde la perspectiva de los demás. La propia perspectiva sobre los atributos personales puede no concordar con los atributos ideales que otras personas nos desean. En otras palabras, creemos que fallamos en demostrar el deseo de otros por lo que tendemos a suponer que los decepcionamos. En este caso, la discrepancia entre nuestro Yo-esquiador-real y el Yo-esquiador-ideal se produce debido a la ausencia de resultados positivos, es decir, representa que, lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, no corresponde con nuestros propios deseos o aspiraciones, o que otros han puesto sobre nosotros, dado que somos incapaces de lograrlos. Como resultado, puede ocurrir que seamos propensos a avergonzarnos ya que asociamos el desánimo, la insatisfacción y la decepción que experimentamos con la creencia de que hemos perdido nuestra reputación porque nuestros deseos personales no se cumplieron.

Algunos de nosotros proyectamos nuestros objetivos o aspiraciones como pautas ideales, mientras que otros las interpretan como autoexigencias. La teoría de la autodiscrepancia, es decir, el estudio de la diferencia entre lo real, lo ideal y la responsabilidad, explicaría por qué reaccionamos emocionalmente diferente frente a las mismas situaciones.

Una tercera discrepancia se da entre el Yo real y el Yo social, o sea, al experimentar culpa cuando no logramos los objetivos y percibimos o anticipamos la pérdida de estima social. Además, el Yo real versus el Yo social aparece cuando, desde nuestra propia perspectiva, creemos que las personas que nos son significativas consideran que es nuestra propia obligación o deber alcanzar nuestras metas, lo cual puede generarnos preocupación y culpabilidad por la presencia percibida de resultados negativos.

Hasta aquí llegamos con el desarrollo de la Teoría de la autodiscrepancia. En el siguiente encuentro hablaremos del Superyó.

¡Hasta la próxima!

 

3 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    22/05/2024 18:55
    #1
    Dejar de publicar esta porquería, no veis que os perjudica...

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  • #2
    Fecha comentario:
    23/05/2024 11:49
    #2
    #1 madremía, ,cuanto corporativismo en este mundillo de la psique. 😂

    Lo de esconder tu nick habitual para criticar a este autor supongo que tendrá una definición empírica en el gremio.

    Cuando alguien decide aportar su visión en un blog es el deber de Nevasport darle soporte y si nos perjudica (que lo dudo) pues que lo haga. Cada editor es responsable de su contenido.

    Pepe

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    26/05/2024 19:14
    #3
    Pepe, te estás haciendo un ejperto en ilustraciones con la IA esa de moda... supongo que es una currada ponerse a pedirle al Gepeto que te represente con peña esquiando estas cosas tan abstractas, jaja. Felicidades, macho

    karma del mensaje: 18 - Votos positivos: 1 - Votos negativos: 0

    • Gracias!

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