FORMACIÓN, TÉCNICA Y APRENDIZAJE

xao
xao
Enviado: 27-08-2011 13:21
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
A mi no me gustarìa que se cerrase este hilo, pero en fin, el creador tiene la patenterisas

No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

Por lo tanto, si creo que se aumente la tension del LCA

Tampoco estoy de acuerdo con que la informacion sea contraproducente, todo lo contrario, bien gestionada es una herramienta fatastica

Y por ultimo, no estoy de acuerdo con las estadisticas de accidentes dadas por Ted, puesto que se reducen a WC y las compes con material FIS son infinitamente superiores en numero, y creo que el material actual no es bueno para lasa rodillas de los mortales

Vaquero, no cierres el hilo, pleaserisaspulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 27-08-2011 13:49
Cita
xaoma
A mi no me gustarìa que se cerrase este hilo, pero en fin, el creador tiene la patenterisas

No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

Por lo tanto, si creo que se aumente la tension del LCA

Tampoco estoy de acuerdo con que la informacion sea contraproducente, todo lo contrario, bien gestionada es una herramienta fatastica

Y por ultimo, no estoy de acuerdo con las estadisticas de accidentes dadas por Ted, puesto que se reducen a WC y las compes con material FIS son infinitamente superiores en numero, y creo que el material actual no es bueno para lasa rodillas de los mortales

Vaquero, no cierres el hilo, pleaserisaspulgar arriba

Xamoma fíjate otra vez en las fotos de Nes, y que línea marcan el tobillo rodilla cadera, hay un ejercicio parecido que consiste en seguir una línea recta, pasar las espátulas a cada lado de la línea (imaginaria o no)y mantener las colas en la línea, el objetivo en alterar lo menos posible el tronco, jugando los las articulaciones de rodilla, cadera, y tobillo, es una progresión para esquiar bañeras. La primera vez que lo hice me desgracie, hasta que le pille el truco, por qué?, porque tiraba de la espalda hacia atrás, lo mismo me pasó con el delfin, hay que moverse el momento justo. Es como el bunny hop en bici, el que no sabe se deja la espalda y algo más, y los que lo saben hacer de verdad ni se despeinan y casi vuela.
De la misma manera, esquiar en bañeras fuerzas las articulaciones, bueno si sabes bajarlas quizás no.
Estoy de acuerdo que si se hace sin técnica te rompes, si dejas atrás la línea cadera pies, la articulación se desplaza.
La información bien gestionada, pero un lesionado generalmente lo lleva a puntos extremos, y el morbo más. Para ciertas cosas, viva la ignorancia, repito desde mi experiencia.
Y en el último apartado, las lesiones fuera del WC, cuántos de esos lesionados no llegan al mínimo técnicamente (bueno exagerando un poco), cuantos por malas condiciones de la pista, cuantos por culpa del trazado, por qué no se modifican los SL, en fin ¿por qué?
No intento convencerte de nada, es más contigo da gusto estar en desacuerdo, por cierto por la red hay unas cuantas demostraciones del delfin que demuestran que lo interesante es una buena coordinación, más que colgarse atrás.

PD: tener compasión de los moderadores, dejarlos que disfruten de un día en la playa, y no les demos el coñazo con tonterías.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 14:12
Cita
xaoma
Vaquero, no cierres el hilo, pleaserisaspulgar arriba

No pasa nada Xao. Abrid uno que ponga "Delfín sí, delfín no", o "Delfín y el LCA" o algo parecido y yatá.

Lo que no voy a hacer es estar en el bucle una vez y otra, explicando, rexplicando, y volviéndole a dar la vuelta a algo que NO la tiene.

Como por lo visto hay cosas que NO se pueden decir y otras las tiene que decir según quién, sinó rebienta, pues a tomarpolculo.

Si uno no es capaz de ver ciertas cosas, no quiero ni que se me acerque. La peste mental, lejos de mí.

Aclaro que he explicado cosas del LCA, porque al comentar Urzaiz el tema del delfín y el comment de Xao, me he acordado de que la FIS insiste en el tema de roturas de LCA. No por el delfín en sí mismo. Aunque sí, así se matan varios pájaros de un tiro.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 27-08-2011 14:15
video: [www.epicski.com]

sin comentarios
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 14:19
Cita
carvingisback
video: [www.epicski.com]

sin comentarios

Gracias. pulgar arriba

Candado, por favor. chino amable
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 27-08-2011 14:20
Cita
The Cowboy
Cita
xaoma
Vaquero, no cierres el hilo, pleaserisaspulgar arriba

No pasa nada Xao. Abrid uno que ponga "Delfín sí, delfín no", o "Delfín y el LCA" o algo parecido y yatá.

Lo que no voy a hacer es estar en el bucle una vez y otra, explicando, rexplicando, y volviéndole a dar la vuelta a algo que NO la tiene.

Como por lo visto hay cosas que NO se pueden decir y otras las tiene que decir según quién, sinó rebienta, pues a tomarpolculo.

Si uno no es capaz de ver ciertas cosas, no quiero ni que se me acerque. La peste mental, lejos de mí.

Aclaro que he explicado cosas del LCA, porque al comentar Urzaiz el tema del delfín y el comment de Xao, me he acordado de que la FIS insiste en el tema de roturas de LCA. No por el delfín en sí mismo. Aunque sí, así se matan varios pájaros de un tiro.

Estoy contigopulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 27-08-2011 14:30
Creo que lo mejor es que se borren mis comentarios, y sigáis con el hilo, mejor que sea un grupo cerrado, crearé mi block, y así opinaré de lo que quiera, y si alguien no está de acuerdo mejor, dinero que me ahorro en el psiquiatra.
Pues eso que lamento las incomodidades, y mis estupideces, ya me pasaba en el cole como apestaba me rechazaban, no os preocupéis, he aprendido a vivir con ello.

Sed felices.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 16:20
No si a mí el matiz que comentas del Delfín me parece muy interesante, aunque poco trascendental al fin y al cabo. Si no quieres ver la tensión en la rodilla, no la veas. Además nadie ha dicho que el delfín sea inapropiado. Se ha dicho que hay que ejecutarlo bien.

Lo que no puede ser es que encima vayas de mártir por la vida. Por mi ya te puedes ir por dónde has venido. Si te esperabas que alguien estuviera esperándote con los brazos abiertos, después de decir que lo que se comenta son gilipolleces, movidas por el morbo, el masoquismo, etc, mal lo llevas, como has visto.

Lo que no tolero ni de ti, ni de absolutamente nadie ( y alguno de por aquí te lo puede decir) es el fomento de la burrología. Si a ti no te gusta saber, conocer, razonar, etc, etc es tu problema. Deja a los demás tranquilitos. Con esto tengo muy mala folla y tolerancia cero.

Por otro lado has sido incapaz, ni siquiera en tu ladrillo, de reflexionar acerca de la medida de la FIS. Eso no es una reflexión. Eso que has escrito es un balbuceo. Así que gracias por largarte. chino amable
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 27-08-2011 17:26
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
carvingisback
Cita
xaoma
A mi no me gustarìa que se cerrase este hilo, pero en fin, el creador tiene la patenterisas

No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

Por lo tanto, si creo que se aumente la tension del LCA

Tampoco estoy de acuerdo con que la informacion sea contraproducente, todo lo contrario, bien gestionada es una herramienta fatastica

Y por ultimo, no estoy de acuerdo con las estadisticas de accidentes dadas por Ted, puesto que se reducen a WC y las compes con material FIS son infinitamente superiores en numero, y creo que el material actual no es bueno para lasa rodillas de los mortales

Vaquero, no cierres el hilo, pleaserisaspulgar arriba

Xamoma fíjate otra vez en las fotos de Nes, y que línea marcan el tobillo rodilla cadera, hay un ejercicio parecido que consiste en seguir una línea recta, pasar las espátulas a cada lado de la línea (imaginaria o no)y mantener las colas en la línea, el objetivo en alterar lo menos posible el tronco, jugando los las articulaciones de rodilla, cadera, y tobillo, es una progresión para esquiar bañeras. La primera vez que lo hice me desgracie, hasta que le pille el truco, por qué?, porque tiraba de la espalda hacia atrás, lo mismo me pasó con el delfin, hay que moverse el momento justo. Es como el bunny hop en bici, el que no sabe se deja la espalda y algo más, y los que lo saben hacer de verdad ni se despeinan y casi vuela.
De la misma manera, esquiar en bañeras fuerzas las articulaciones, bueno si sabes bajarlas quizás no.
Estoy de acuerdo que si se hace sin técnica te rompes, si dejas atrás la línea cadera pies, la articulación se desplaza.
La información bien gestionada, pero un lesionado generalmente lo lleva a puntos extremos, y el morbo más. Para ciertas cosas, viva la ignorancia, repito desde mi experiencia.
Y en el último apartado, las lesiones fuera del WC, cuántos de esos lesionados no llegan al mínimo técnicamente (bueno exagerando un poco), cuantos por malas condiciones de la pista, cuantos por culpa del trazado, por qué no se modifican los SL, en fin ¿por qué?
No intento convencerte de nada, es más contigo da gusto estar en desacuerdo, por cierto por la red hay unas cuantas demostraciones del delfin que demuestran que lo interesante es una buena coordinación, más que colgarse atrás.

PD: tener compasión de los moderadores, dejarlos que disfruten de un día en la playa, y no les demos el coñazo con tonterías.

bueno, aprovecho que los moderadores están panza al sol y me aprovecho de la paciencia del vaquero

el viraje delfin, fotos:

1 - retraso de peso por apertura de la articulación del tobillo



y 2 - el tobillo vuelve poco a poco a su lugar, adelantando con él al resto del cuerpo



por supuesto que las tres articulaciones están bastante alineadas, pero al variar la posición de los esquís hacia arriba, la posición del esquiador también se encuentra "echada hacia atrás", siendo este movimiento de "retraso" el que hace que los esquís suban y no al revés

igual me explico fatal, pero es que es veranorisas

respecto a las lesiones con material actual FIS, por supuesto que si eres absolutamente fino baja exponencialmente la posibilidad de lesión

pero es que hablamos de mortales, no de ángeles de la élite

y también vale para la tensión provocada en el LCA durante el ejercicio "delfinero": si lo haces bien habrá pocos problemas, pero seguro que por cada esquiador que lo hace bien habrá mínimo 100 que lo hagan mal, es decir......................realidad, no condiciones de laboratorio

a mí me da que el material actual FIS acelera la velocidad en curva, con el incremento de fuerzas laterales sobre una articulación que no está diseñada para ello

y más si no se va fino, como el 80 o 90% de los corredores FIS

aumentar el radio de giro (a 35 puede estar bien) es primar el pisar el esquí (fuerzas verticales) sobre el tumbar (fuerza laterales)

y paro porque me parece que estoy diciendo más de una tontería

es lo que tiene ponerse a escribir sin pensarrisasrisaspulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
Enviado: 27-08-2011 17:49
Registrado: 18 años antes
Mensajes: 5.800
Xao, el delfin no le he entendido muy bien, sera que soy mas de nieve que de agua,

pero sobre el tema del material creo que tienes bastante razonsmiling smiley
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 27-08-2011 20:46
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
zanna bianca
Xao, el delfin no le he entendido muy bien, sera que soy mas de nieve que de agua,

pero sobre el tema del material creo que tienes bastante razonsmiling smiley

el autor de las fotos te lo explica mejor que yo


yo sólo he tomado prestadas las 2 primeras fotos para comentar sobre el retraso de la carga sobre las colas

claro que también puede haber un desplazamiento de los pies hacia adelante que haga la misma función

los pies se adelantan, luego el resto queda algo atrás y se desplaza la carga a colas para buscar reacción

seguramente es un movimiento combinado, en el que se juega con los pies hacia adelante y el cuerpo ligeramente hacia atrás en la primera fase, lo que vendría a corroborarme que en las rodillas, lugar sensible por excelencia, se producen dos fuerzas opuestas que tensan los LCA

por supuesto que bien ejecutado, con fluidez y sin tiempos muertos, las rodillas apenas sufren

yo no tengo LCA en la rodilla izquierda y hago un delfin chapurreau

¿o será sardina?risasrisas



en fin, que el vaquero me va a caparrisaspulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
Enviado: 27-08-2011 21:21
Registrado: 18 años antes
Mensajes: 5.800
graziepulgar arriba

corto y cierrocara de listillo
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 21:34
Cita
xaoma
en fin, que el vaquero me va a caparrisaspulgar arriba

sorprendidosorprendidosorprendidosorprendidosorprendidosorprendido

YOOOOOOO¿? No entiendo

risas


Hablando de fluidez... aunque fluya, y añadas todos los matices que se quieran, hay un momento que se le puede llamar carga y otro de descarga. Además de lo que dice Nes.

Como bien dices en la carga hay una apertura de ángulos. Para redondearlo (la idea que no el giro) le añadiría la flexión previa como pre-carga. Esa parte en conjunto (pre-carga y carga) la llamaría fase dinámica.

Pero luego viene la descarga con el consiguiente despegue. Y ese es un momento relatívamente estático y de "bloqueo postural". Fase estática. Es en ese momento dónde más tensión se acumula en la rodilla (además de toda la musculatura) y dónde el LCA recibe más tensión momentáneamente. Que es justamente cuando más energía hay, y más hay que aguantar todo en su sitio, inclusive esas tíbias.

El vídeo de marras, que no sé si es de Tim LaVallee o de Tom Reynolds. (Ya que ponemos cosas, las ponemos bien y tal).





Web:[www.ski-race-coach.com]

Blog: [skiracecoach.blogspot.com]

No hace falta ni hacer un delfín. Simplemente una flexión atrasada te puede llevar a notar esa tensión, sobretodo en el momento dónde uno deja de moverse y asume una postura estática. Es justo en ese momento dónde hay más "problema".

Otro "problema" añadido al delfín y a colación del tema de precarga, carga y descarga, es que sobretodo en la fase de carga estamos asumiendo una apertura de ángulos. Y encima queremos rotar. Si todo sale bien y está todo coordinado, las piernas irán en bloque y no problemo. El problema es si nos enganchamos, que por eso dice Nes de empezar en terreno casi llano (como debería hacerse con casi todo). Si nos enganchamos, esa apertura de ángulo irá restando cada vez más esa posibilidad mecánica de rotación (ya de por sí minúscula). Y si todo va mal pues CLONK!! (Sonido de chasquido sangriento...mmm! )

¿Qué relación puede guardar esto con cualquier curva, sea de Welt Cup o de TontoCup?

Contra más fluido y dinámico sea nuestro esquí mejor. No sólo por nuestra desenvoltura por la pendiente y lo blanco, sinó además para nuestra musculatura, tendones, huesos y mente.
Aunque, como en todo hay momentos, más dinámicos y otros estáticos. Cargas y descargas. Es en los topes dónde hay que "vigilar", sobretodo en el tope de carga, al que le sigue la descarga. Pues, aunque mal expresado (ahora vendrá Javi Tron con una matriz de bloqueo mental ), es en ese momento cuando el cuerpo "recibe esa energía" para transformarla a voluntad en otro sentido y dirección.

Los esquís modernos y sobretodo los que tienen mucha cota tienen la virtud-defecto de entrar con más facilidad el canto. Hasta hay personas que su virtud es a la vez su defecto!! risas
Ese mismo mordiente, puede ayudarnos a dar una curva, pero también a tener una rotación no deseada. O a un simple enganche más fuerte de lo habitual. Además de poder catapultarnos literalmente si no absorvemos bien la energía que hemos generado a 90km/h en una pendiente fuerte y helada.

La pregunta es ¿son los esquís modernos menos seguros que los anteriores con menos "marcaje" de cota? ¿Es eso cuantificable?

En el esquí civil, que es el nuestro, las cosas andan tal que así:

[www.ski-injury.com]

a resaltar:

The incidence of severe knee sprains (ACL injuries primarily) more than tripled up to the 1990's and then plateued. In recent years, there has been a improvement in the ACL injury rate with a decline of about 30%. These observations can all be related to changing factors on the slopes such as improvements in equipment (releaseable binding in particular) and the advent of stiffer ski boots and more latterly shorter tailed carving skis.

[www.ski-injury.com]

The Vermont group have argued for some time now that the tail of the ski is the culprit - acting as a "Phantom Foot" (much more on this later) to exert a force across the ACL. Again, the fact that ACLs don't seem to be a problem on skiboards goes along with this - because of the short length of a skiboard, there is not much of a ski tail there behind the boot to act as a lever on the ACL as there is on an alpine ski. It now seems that the wide-scale popularity of carving skis (which are shorter overall and hence have a shorter tail too) may be leading to a reduction in phantom foot forces across the ACL, hence the lower rates of ACL injury seen since about the year 2000.

Buceen e investiguen.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 22:10
Sigo.

Se me antoja, equivocadamente o no (lo desconozco, imagino), una solución que se le ha dado desde la industria a las roturas de LCA, además de la fijación que salta, es una cola de esquí más corta reduciendo el efecto del pie fantasma.

Pero eso en esquí turismo. ¿Y en esquí competición? Aquí empiezan los problemas, pues se busca velocidad. Y un esquí corto no es veloz. Aunque probablemente estaría mejor dicho, "no es estable en velocidad", por lo tanto, aunque se quiera recortar un poco la cola, para proteger ese LCA, no se puede. O corro, o no corro.

Si a esto le añadimos una catapultada a toda mecha, con un esquí que agarra "sólo de mirarlo", podemos tener algún problemilla.

En la misma web habla de la "nueva" forma de partirse el LCA. Por delante.

[[i]b]Forward twisting fall (‘‘valgus-external rotation"guiño mechanism[/b]

This mechanism is now thought by many ski injury researchers to be the number one mechanism of ACL injury amongst alpine skiers using modern carving skis. It is thought to occur when the skier moves forwards relative to the ski (such as when catching an edge whilst turning). As a result, a bending movement is applied as the affected leg twists and rotates outwards and the forces generated rupture the ACL. There is no video evidence of this mechanism of injury that I am able to post on this website currently. Although the vast majority of ski bindings are not primarily designed to protect against ACL injuries, in about 30% of cases the binding does release, albeit not in time to protect the ACL (ref Ruedl et al 2009 as above).

This has lead to a debate ......
[/i]

Extraído de: [www.ski-injury.com]

Traducción cutregoogle de la negrita:

"Mecanismo número uno en rotura de LCA.... cuando el esquiador se mueve hacia delante en relación con el esquí (por ejemplo, al coger una ventaja mientras gira) [/ b]. Como resultado, un movimiento de flexión se aplica como se tuerce la pierna afectada y gira hacia el exterior y las fuerzas de la ruptura generó la LCA"

Creo que puedo explicarlo mejor.

Si enlazamos una curva con otra en extensión-flexión todalavida, podemos decir:

- Movimiento en fase de carga: extensión.

- Postura en carga: inclinación- inicio flexión progresiva - proyeccion oblícua

- Fase de descarga: flexión "total" y progresiva pierna interior (extensión pierna exterior) - angulación, etc.

Pienso que se refieren concretamente a la proyección oblícua y a la inclinación, cuando "dejamos los pies atrás" y queremos empezar una nueva vuelta, dónde metemos el canto, "sacamos" la rodilla interior al giro hacia fuera (dirección al centro de la curva) para enganchar el canto. Y es ahí dónde agarra que puede provocarnos una rotación excesiva de la rodilla (además suele ser la pierna que va a recibir menos carga y la que va estar más "floja" sobretodo al inicio de curva no así al final de ésta). Es decir, si el esquí muerde mucho la curva es más fácil de dar, pero también tienes más números de engancharte. Por lo que hay que vigilar también, como el señor Pepe Peinado ha indicado en alguna ocasión en este foro, con los ejercicios de inclinación. Pues hay que tirarse muy adelante, el esquí coje y hay que ir andando haciendo equilibrios. Como todo hay que hacerlo bien, con mesura, coordinación, cabeza, etc.

En esquí turista no sé si la cosa (el mecanismo descrito) tiene mucho problema. Lo que sí sé, es que las inercias cuanto más rápido se va, mayores son. Todo un reto. ¿Vendrán por aquí los tiros en esquí de competi? Ni puta idea. No entiendo

Por mi parte a gente que esquía bien, rápido y les conozco les aconsejo que lleven esquís un poquito más largos y con menos cotas que la costumbre (más radio), teniendo en cuenta que la costumbre es llevarlos más cortos, y es habitual que sean 10cm más cortos y radio menor a 17. Y que ojito con los SL que los carga el diablo.


Por cierto Xao, ¿qué te parece mi discurso conspiranoico de la mañana, el de las risas? ¿Te cuadra? risas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 27-08-2011 23:41
Lecturas varias

- Del esquí de competición y el esquí turístico. Son distintos y como tales hay que tratarlos. Eso no quita que ambos se beneficien de la existencia del otro.

- En esquí de competición es posible que las medidas en SL no hayan variado por varios motivos. Entre ellos, me atrevo a pronosticar sin tener ni pajotera idea, y con los datos expuestos anteriormente, que la habilidad de esos esquiadores permite conservar esa relación de longitud, velocidad y radio.

a )Menor altura restaría velocidad a una disciplina de por sí "lenta", amén de parecerse más a una competi de snowblades (con el debido respeto) en lugar de una de esquí alpino.

b )Las colas ya son cortas, así que poco se puede hacer aquí, que seguramente ya habrán sufrido modificaciones en los pasados años. Algo de lo que desgraciadamente los "mortales" no nos enteramos fácilmente.

c )Y por último el radio, que debido a la habilidad de los esquiadores les permite sufrir menos percances. Además de que al tratarse de una disciplina de competición, se busca velocidad al sortear unos palos articulados. Debido a sus características (velocidad y sobretodo trazado), el esquiador frecuentemente queda retrasado por lo que es difícil que el mecanismo de rotura "por delante" se dé, y sea el otro el más probable, aunque con la corrección de longitud de colas, esa posibilidad se reduce.

En GS, la disciplina que combina velocidad y curva en un equilibrio eléctrico, la cosa del forward mechanism es posible que tenga más incidencia. Aunque lo desconozco por completo. Pero con la ayuda de los datos empíricos de los estudios de lesiones en esquí turístico, uno puede imaginar aunque sea dándo palos de ciego.

El SG se ha visto afectado pero creo que muy poco y en DH, prácticamente despreciable. Aunque seguramente un Skiman de verdad y con experiencia en competición y no un piltrafilla como yo tenga muchas cosas que decir respecto a estos ligeros cambios. En la notícia que colgué a la mañana en el hilo, salen las nuevas correcciones.

- En cuanto a esquí turístico. ¿Es el carving seguro?

Si durante los 70´s y los 80´s hubo un aumento significativo de lesiones por rotura de LCA y luego permanecieron estables durante los 90´s actualmente han bajado un poco, como indican los estudios de la web a la que hago referencia. Por lo visto una de las consecuencias de esa bajada es la reducción de altura de los esquís, la mejora en las fijaciones y en la última fase el acortamiento de la cola de los esquís.

Tenemos esquís más cortos, con mejores fijaciones, con la cola un poco más corta que nos ayuda a evitar ese phantom foot. Pero nos seguimos partiendo el LCA, aunque menos. Aparte de los trabajos en cuanto a fijaciones, de los que hace mención la web, parece ser que existe este "nuevo" mecanismo de rotura que ha traído el carving o que por lo menos ahora es el más común según ciertos estudios.

Se da aquí en España el siguiente fenómeno. El esquí de SL top de gama es el esquí a tener, el esquí a domar, a lucir y a todo. ¿Está el esquiador de calle (profesor incluido) a un nivel aceptable (sobretodo los que de más nivel ) de equilibrio entre seguridad y dominio técnico combinado con velocidad, como parece ser que se da en esquí de competición? Cabe la posibilidad de que no tanto como nos gustaría. Amén de la obsesión por dar curvas contra más cerradas, canteadas, conducidas y rápidas mejor. Da que pensar.

Conozco a muchos esquiadores. Algunos de ellos más que formidables. Unos cuantos de ellos se han roto, y casualidades de la vida, con un SL carving de radio corto en los pies. Los que dominamos la técnica como para bajar a una velocidad alta a veces nos olvidamos que los esquís con mucho carving quieren curva y correr no tanto. Un descuido, un enganchón, un atraso inoportuno, una velocidad endiablada para una curva que ese esquí no va a querer... son momentos de sorteo del número del gordo.

No sé hasta qué punto es más saludable andar con esquís más largos y con menos carving en gente de nivel o profesores de esquí bajando a velocidad. Pero sí pienso que andar rápido con esquís de SL necesita de mucha técnica, buen físico y cabeza. Y no siempre tenemos de eso disponible.
Pregunta. ¿Por qué enseñamos primero la curva de GS, en lugar de la de SL? Pues eso. risas

No es la primera vez que lo digo, pero lo he dicho relativamente poco. Hice unas encuestas en material para confirmar qué altura de esquís es la más común. La gran mayoría van con esquís de menor altura que ellos. Y eso normalmente indica esquís con radios relativamente pequeños. Un radio de 15 metros es pequeño, por poner un ejemplo.

¿De verdad todos esos esquiadores necesitan esa altura de esquí?

¿De verdad todos esos esquiadores necesitan ese radio tan "pequeño"?

¿De verdad todos esos esquiadores deben ser tratados de la misma forma y concepto?

La mayoría supongo que sí. ¿Pero todos?

¿Cuántos quieren correr (y podrían por técnica) pero van con esquís de SL dándo tumbos tol rato, que un schuss es como una montaña rusa?

¿Cuántos de ellos han dado una curva de giro amplio de verdad, no de pie? ¿O quieren darla?

¿Sería seguro esquiar con estaciones llenas de esquiadores con progresión de forma 2 con esquís de 180 y radio de 19 metros a lo kamikace?

¿Por qué los mejores esquiadores del mundo necesitan aumentar el radio de sus esquís y nosotros, piltrafillas de la vida que somos mucho menos capaces no debemos hacerlo?

¿Es el carving tal y como lo conocemos hoy suficientemente seguro?

¿Seguro que el carving no está muerto? Perdido

risasrisasrisasrisasrisasrisasrisas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 00:00
Cita
The Cowboy
Fresquito fresquito:


Me encanta la alta política conspiranoica. risas

- La FIS y los fabricantes se sientan en la mesa. "Hay que hacer algo immediatamente" dicen los fabricantes.

- La FIS se acuerda de que existe un comité que hace años que trabaja en el tema de la seguridad.

- Fabricantes y FIS acuerdan un calendario dónde:

a ) Se acelera el tema de seguridad poniendo énfasis en el material de los pies.

b ) Será la FIS quién anuncie la adopción de las medidas más "extremas" posibles sin llegar a ser demasiado aberrantes.

c ) Todo el mundo pone el grito en el cielo. Nos lo hemos tragado.

d ) Acto seguido, los fabricantes anunciarán su descontento y su disposición a corregir semejante "disparate".

e) Al poco, se acuerdan las medidas "lógicas" que "ambos" (fabricantes) querían desde buen principio.

- Calendario cumplido.

risasrisasrisas

Qué fácil es ser conspirador! risas


Que nadie se asuste. Lo que digo es una broma. La realidad seguro que es más compleja y divertida.

risasrisasrisasrisasrisasrisas

No, si al final...

[www.skiracing.com]

¿Quién está apretando a quién?

risasrisasrisasrisasrisasrisasrisas

Traducción google. Ojo hardgoods se refiere a material duro.

Copa del mundo de los proveedores hardgoods hizo sonar una alarma ansiedad en la reunión de primavera del organismo rector internacional, diciendo que el FIS debe aumentar el valor de sus competencias de la Copa del Mundo o de la industria puede optar por no apoyar la competencia en el futuro. La asociación hardgoods, conocido como proveedores Ski Racing - o SRS - pasó 40 minutos explicando a los miembros del comité y miembros del FIS a las dificultades se enfrenta la industria.
Portavoz de la asociación, Gregorio Dietachmayr, el director general de Fischer GmbH, fabricante de botas de esquís Fischer y enlaces, entre muchos otros productos, dijo a la audiencia que "es necesario actuar sin más demora." Señaló que el SRS ha hecho las mismas quejas al Consejo de la FIS en 2005, pero se ha hecho poco para aliviar los costos de apoyo a la competencia Copa del Mundo.


Portoroz, Eslovenia - Copa del mundo de los proveedores hardgoods hizo sonar una alarma ansiedad en la reunión de primavera del organismo rector internacional, diciendo que el FIS debe aumentar el valor de sus competencias de la Copa del Mundo o de la industria puede optar por no apoyar la competencia en el futuro. La asociación hardgoods, conocido como proveedores Ski Racing - o SRS - pasó 40 minutos explicando a los miembros del comité y miembros del FIS a las dificultades se enfrenta la industria.
Portavoz de la asociación, Gregorio Dietachmayr, el director general de Fischer GmbH, fabricante de botas de esquís Fischer y enlaces, entre muchos otros productos, dijo a la audiencia que "es necesario actuar sin más demora." Señaló que el SRS ha hecho las mismas quejas al Consejo de la FIS en 2005, pero se ha hecho poco para aliviar los costos de apoyo a la competencia Copa del Mundo.
Dietachmayr estuvo acompañado por representantes de, Volkl, director, Salomon, Rossignol y Dynastar. En su presentación, los miembros de la asociación declaró SRS pasó entre € 80 y € 100 millones de dólares anuales de apoyo todas las Copas del Mundo FIS. Además, las empresas dedican un equipo de mil empleados para ayudar a los atletas en los distintos circuitos.
FIS Gian Franco Kasper Presidente reaccionó de manera positiva, diciendo que el invierno pasado "nos cuesta los niños porque los niños no podría entrenar la mayor parte del año el invierno." Les dijo a los miembros del grupo de SRS que iba a nombrar a un grupo de trabajo compuesto por miembros de la FIS, los miembros de las federaciones nacionales y miembros de los medios de comunicación.
La presentación, que fue hecho, pero no estridente, continuamente hincapié en que debe haber un mayor retorno sobre la inversión y los gastos se reducirán. "La industria ya no está dispuesto y capaz de financiar el sistema", dijo Dietachmayr. "Debemos aumentar el valor de la competencia de esquí."
En su discurso de clausura, Kasper hizo hincapié en el hecho de que las asociaciones nacionales deben tener una larga mirada a su postura sobre los eventos de la Copa Mundial. El FIS no tiene pruebas de la Copa Mundial. La propiedad pertenece a la asociación nacional de esquí, cuyo país sede del evento. Con el tiempo, esto ha llevado a una serie de decisiones muy estrecha y egoísta de parte de algunas federaciones de esquí nacionales, en detrimento del conjunto.
El SRS había una serie de sugerencias, incluyendo la comercialización centralizada de aumentar el número de espectadores en los eventos, la creación de páginas de "Copa Mundial" Web para los aficionados a ir, y las actividades de comunicación dirigidas específicamente a los jóvenes. El SRS también pidió la FIS para buscar formas de aumentar la exposición a los medios, en particular la televisión, y por la FIS para centralizar los derechos de televisión. Kasper respondió a la sugerencia diciendo que el FIS había mirado a los derechos de televisión y la centralización que era imposible en el corto plazo.
La asociación también pidió al FIS para reducir el número de competiciones y de gestionar mejor los calendarios de la disciplina diversos, como los viajes es uno de los más grandes hardgoods gastos de las compañías tienen que tratar.
Previo a la presentación de la industria, tanto Guenter Hujara y Atle Skaardal, los directores de la Copa Mundial de alpino, propuso un calendario de tres años que se limita específicamente el número de carreras y trató de reducir los costos de viaje. Dietachmayr dijo que la industria desea revisar todas las relaciones de grupo en la primavera de 2008. También dijo que la industria tenía un gran deseo de reducir los costes de sobrepeso, que fueron particularmente altas para el esquí alpino. Sin embargo, Wolfgang Meier, miembro del comité alemán, dijo que no creía que los técnicos de la industria necesaria para volar durante 30 a 40 pares de esquís al atleta a las sesiones de entrenamiento de verano en el hemisferio sur.
Había preocupación en muchos sectores. "La industria tiene motivos para estar preocupados", dijo Bill Marolt, presidente de la USSA. "El sistema tal como está hoy no está funcionando". Por ejemplo, el alpino Copa del Mundo tiene poca exposición a la televisión en los Estados Unidos. Más allá de los dos eventos de los controles de USSA, no hubo Copa del Mundo de esquí de difusión en los Estados Unidos. Hace dos años, Versus, a continuación, OLN, emisión de más de 25 razas retraso en cinta.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 28-08-2011 08:53
Cita
xaoma
Cita
carvingisback
Cita
xaoma


No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

:

En el delfín no hay que tirar del peso para atrás, todo lo contrario es un error, o estás como una mula o no hay manera.
La cuestión es tirar de las puntas de los pies e intentar llevar las rodillas hacia el pecho, el momento en que se despegan las espátulas del suelo. Sí que hay que mover ligeramente las caderas adelante y atrás, fíjate en el video que he colgado, el primero.
No quiero decir que la demostración de Nes esté mal, se cruza demasiado a la pendiente, lo cual lo hace más difícil y fuerza el tren superior, a poca velocidad, y encima levanta las espátulas un poco...
Otra forma de entenderlo, cuando se esquía bañeras, ¿debemos balancearnos adelante y atrás?, o más bien trabajar con el tren inferior para adaptarnos al terreno. Hay un poco de todo, pero el objetivo no es alterar el centro de masas si no todo lo contrario, se busca mantener al esquiador en todo momento centrado.
Aun así, repasando de nuevo las fotos de Nes, no se cuelga a tras, sus tobillos y caderas mantienen una posición más o menos centradas, podría parecer retrasado respecto al terreno, pero no a sus esquís, de la misma forma que cuando esquiamos polvo los esquís no mantienen paralelismo con el terreno, pero nuestro eje si es perpendicular a los esquís, nos mantenernos centrados (se entiende esto?).
En el momento que nos tiramos para atrás, a lo bruto, sufre la rodilla, y más una rodilla sin una buena sujeción, pero si levantamos las punteras y llevamos las rodillas al pecho, no sufren en absoluto.
Este ejercicio forma parte obligatoria de formación de algunos países, y como ejercicio de progresión en otros, si fuera perjudicial creéis que se mantendría. Es como todo, esquiar con buena técnica no afectará a nuestras articulaciones, incluso será beneficioso, y como me dijo un médico, a la pregunta de si podría seguir esquiando después de una lesión, "no te preocupes, esquiar le va a venir bien a tu rodilla, pero no te caigas"

Respecto a lo que comentas de los esquís, consideras que no es necesario apretar a los esquís ahora, por mucho que te tumbes como no aprietes, quizás los que se lesionan (FIS) es porque no aprietan lo suficiente ni cuando tienen que hacerlo, de la misma forma que los mortales de la calle nos lesionamos por acumular errores sobre los esquís. Y por qué no se cambian las cotas de SL, no hay el mismo o más riesgo de latigazo con estos, si menos velocidad, pero reacciones más perras, cuantos delfines son necesarios en un SL.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 09:23
Cita
carvingisback
Cita
xaoma
Cita
carvingisback
Cita
xaoma


No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

:

En el delfín no hay que tirar del peso para atrás, todo lo contrario es un error, o estás como una mula o no hay manera.
La cuestión es tirar de las puntas de los pies e intentar llevar las rodillas hacia el pecho, el momento en que se despegan las espátulas del suelo. Sí que hay que mover ligeramente las caderas adelante y atrás, fíjate en el video que he colgado, el primero.
No quiero decir que la demostración de Nes esté mal, se cruza demasiado a la pendiente, lo cual lo hace más difícil y fuerza el tren superior, a poca velocidad, y encima levanta las espátulas un poco...
Otra forma de entenderlo, cuando se esquía bañeras, ¿debemos balancearnos adelante y atrás?, o más bien trabajar con el tren inferior para adaptarnos al terreno. Hay un poco de todo, pero el objetivo no es alterar el centro de masas si no todo lo contrario, se busca mantener al esquiador en todo momento centrado.
Aun así, repasando de nuevo las fotos de Nes, no se cuelga a tras, sus tobillos y caderas mantienen una posición más o menos centradas, podría parecer retrasado respecto al terreno, pero no a sus esquís, de la misma forma que cuando esquiamos polvo los esquís no mantienen paralelismo con el terreno, pero nuestro eje si es perpendicular a los esquís, nos mantenernos centrados (se entiende esto?).
En el momento que nos tiramos para atrás, a lo bruto, sufre la rodilla, y más una rodilla sin una buena sujeción, pero si levantamos las punteras y llevamos las rodillas al pecho, no sufren en absoluto.
Este ejercicio forma parte obligatoria de formación de algunos países, y como ejercicio de progresión en otros, si fuera perjudicial creéis que se mantendría. Es como todo, esquiar con buena técnica no afectará a nuestras articulaciones, incluso será beneficioso, y como me dijo un médico, a la pregunta de si podría seguir esquiando después de una lesión, "no te preocupes, esquiar le va a venir bien a tu rodilla, pero no te caigas"

Respecto a lo que comentas de los esquís, consideras que no es necesario apretar a los esquís ahora, por mucho que te tumbes como no aprietes, quizás los que se lesionan (FIS) es porque no aprietan lo suficiente ni cuando tienen que hacerlo, de la misma forma que los mortales de la calle nos lesionamos por acumular errores sobre los esquís. Y por qué no se cambian las cotas de SL, no hay el mismo o más riesgo de latigazo con estos, si menos velocidad, pero reacciones más perras, cuantos delfines son necesarios en un SL.

Tu tiu, no t´hi guipes de cap ull. N´hi ha per escanyar-te.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
setabril
Enviado: 28-08-2011 10:27
No te molestes carvingsback,este es un foro cerrado a Cowboy y xaoma,lo que dicen va a misa,el que no sabe es como el que no ve,xao y comboy,menos palabras,menos videos de otros y mas videos vuestros,sigo esperando ver en un video como esquiais los dos,al teclado sabeis darle,a los esquis.........
Ejemplo Nes,robert puente,ernesto romero,saben escribir,saben esquiar,ponen videos y fotos suyas,sin complejos.Vosotros 2,¿ porque?,no poneis ni una foto,no sera por escasa y reciente participacion,por este foro.No sabeis y punto,no los hay a poner foto o videos vuestros,hariais el mayor ridiculo.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 11:09
Cita
setabril
No te molestes carvingsback,este es un foro cerrado a Cowboy y xaoma,lo que dicen va a misa,el que no sabe es como el que no ve,xao y comboy,menos palabras,menos videos de otros y mas videos vuestros,sigo esperando ver en un video como esquiais los dos,al teclado sabeis darle,a los esquis.........
Ejemplo Nes,robert puente,ernesto romero,saben escribir,saben esquiar,ponen videos y fotos suyas,sin complejos.Vosotros 2,¿ porque?,no poneis ni una foto,no sera por escasa y reciente participacion,por este foro.No sabeis y punto,no los hay a poner foto o videos vuestros,hariais el mayor ridiculo.

Que sííííí! Ahora vamos a sacarnos las pichillas y el metro y nos las vamos a medir. risas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 28-08-2011 11:26
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
carvingisback
Cita
xaoma


No estoy de acuerdo con que el delfoin se puerda hacer de otra manera que no sea retrasando el peso, y eso se hace abriendo tobillo y cadera, no hay otra si queremos apoyarnos en colas, y en las fotos 1 y 2 del articulo de Nes se aprecia perfectamente

:

En el delfín no hay que tirar del peso para atrás, todo lo contrario es un error, o estás como una mula o no hay manera.
La cuestión es tirar de las puntas de los pies e intentar llevar las rodillas hacia el pecho, el momento en que se despegan las espátulas del suelo. Sí que hay que mover ligeramente las caderas adelante y atrás, fíjate en el video que he colgado, el primero.
No quiero decir que la demostración de Nes esté mal, se cruza demasiado a la pendiente, lo cual lo hace más difícil y fuerza el tren superior, a poca velocidad, y encima levanta las espátulas un poco...
Otra forma de entenderlo, cuando se esquía bañeras, ¿debemos balancearnos adelante y atrás?, o más bien trabajar con el tren inferior para adaptarnos al terreno. Hay un poco de todo, pero el objetivo no es alterar el centro de masas si no todo lo contrario, se busca mantener al esquiador en todo momento centrado.
Aun así, repasando de nuevo las fotos de Nes, no se cuelga a tras, sus tobillos y caderas mantienen una posición más o menos centradas, podría parecer retrasado respecto al terreno, pero no a sus esquís, de la misma forma que cuando esquiamos polvo los esquís no mantienen paralelismo con el terreno, pero nuestro eje si es perpendicular a los esquís, nos mantenernos centrados (se entiende esto?).
En el momento que nos tiramos para atrás, a lo bruto, sufre la rodilla, y más una rodilla sin una buena sujeción, pero si levantamos las punteras y llevamos las rodillas al pecho, no sufren en absoluto.
Este ejercicio forma parte obligatoria de formación de algunos países, y como ejercicio de progresión en otros, si fuera perjudicial creéis que se mantendría. Es como todo, esquiar con buena técnica no afectará a nuestras articulaciones, incluso será beneficioso, y como me dijo un médico, a la pregunta de si podría seguir esquiando después de una lesión, "no te preocupes, esquiar le va a venir bien a tu rodilla, pero no te caigas"

Respecto a lo que comentas de los esquís, consideras que no es necesario apretar a los esquís ahora, por mucho que te tumbes como no aprietes, quizás los que se lesionan (FIS) es porque no aprietan lo suficiente ni cuando tienen que hacerlo, de la misma forma que los mortales de la calle nos lesionamos por acumular errores sobre los esquís. Y por qué no se cambian las cotas de SL, no hay el mismo o más riesgo de latigazo con estos, si menos velocidad, pero reacciones más perras, cuantos delfines son necesarios en un SL.

puede que sea como dices, me fijaré mejor cuando lo haga, que hay cosas que automatizas y luego es difícil analizarlas

con respecto al material y tal, por supuesto que ahora se aprieta, y más debido a que la preparación de pistas también ha cambiado, y si no aprietas te vas

en SL los tempos se acortan, y la exposición a fuerzas laterales también

en SL ya se paró hace unos años la tendencia a acortar más y más los esquís, con el resultado de unas colas cada vez más cortas y reactivas, y bastantes accidentes con caidas de espaldas cuando esas colas escupían a los corredores

me alegra seguirte leyendopulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 11:33
Mira carvingback, ja he esmorzat i et faré un favor. T´ho explicaré. I perdona que t´ho faci en català però quan em poso de mala lluna no parlo més idiomes.

- Primer. Tornat a mirar el vídeo del Nes. Si només mires segons quines fotos perds tot el dinamisme, d´on vénen i on van les coses.

- Segon. Encara que no t´atreveixis a dir-ho, estàs dient que aquella (la del Nes) demostració no és bona. T´equivoques.

- Tercer. La centralitat no serveix per absolutament res més enllà de tocar els pebrots. És una idea molt complexa, dinàmica, i massa fugidissa. Més val tallar els girs en fases i veure què hi passa en cadascuna. Després mira el global si vols però no t´hi capfiquis!

- Quart. Detall que m´ha posat negre de la teva explicació. Anem a veure tiu. Tu has vist el pendent on fa la baixada en Nes? Tu has vist el pendent de l´altre vídeo? Tu t´hi guipes gaire? Com collons vols que no creui els esquís de la manera que ho fa amb el pendent que hi ha, borinot! Se´n aniria avall a la velocitat d´hiperespai, que no ho veus?

- Cinquè i molt important. Sobretot per tu. Ja hem entès des del primer moment el que vols dir. Si intentes fer el dofí només asseien-te et pots fotre una pinya o fer-te mal. Com que no et surt més enrera et tires, més fort i més et penges de la bota. L´únic que s´aconsegueix així és aixecar la punta dels esquís. Per tant necessites fer alguna cosa més per fer el dofí.

El que tu dius és que un ha de flexionar primer i llavors fer una extensió neta i alineada (tot el cos) per poder aixecar els esquís.

Però com que no t´hi guipes oblides que si ho féssim endavant aixecaríem les cues. Si ho féssim completament clavats al mig aixecaríem tot l´esquí. Si ho fem una xic enrera, et voilá, a volar. Però volar com? Doncs com ensenyen aquests senyors en les seves magnífiques demostracions.

Saps per què voles? Doncs perquè amb el gest de flexió (pre-càrrega) i extensió (càrrega), amb la orientació que se li dona (que és enrera i no cap a Andorra), un és capaç de deformar l´esquí de manera que s´aixeca. Però una part de l´esquí queda enganxada a terra. La cua. I què fa la cua? La cua fa de palanca-molla. I això és el que tira les tíbies endavant. L´esquí no vol doblegar-se d´aquesta manera. Ell és molt feliç amb el seu camber natural, i ara ve el filiprim de torn a fer un dofí. I així és com es carrega tensió a l´articulació.
Com si no es doblega l´esquí? Per la mateixa raó esotèrica per la que la gent, segons tu, es trenca els lligaments? Per por? Tenim els esquís acollonidets? Va home va!

- Ja ho hem dit però torne-m´ho a dir. Només que t´asseguis enrera ja estàs posant tensió al LCA. Si així pateix imagina´t el que arriba a tibar quan li afegeixes tota l´energia d´una extensió (per extendre´ns primer hem de flexionar recorda-ho), i la cua d´un esquí fent de molla.

- Un cop ha passat això i estem volant s´està alliberant energia. Volem i a més els talons ens vénen cap al cul. I vés que maco que això ens ajuda a tornar a posar les puntes a terra per no quedar-nos estabornits d´esquena.

- D´altra banda. Entenc que el més probable és que a tu no et tibi fer el dofí. A mi sí que em tiba. A mi em tiba si m´assec esquiant, si faig el dofí, si faig bumps a sac (i no tant a sac també), quan estic musculant a casa assegut al banc de quadríceps, fins i tot quan faig "sentadilles"!!! Em tiba poc, i és perfectament suportable. I no sempre em tiba. Però tinc que vigilar què faig, sobretot amb exercicis on s´acumula moooolta tensió en un moment molt curt, com en un dofí. O quan fas un exercici pliomètric. Et sona? Els exercicis pliomètrics estan contraindicats (directament) per gent amb problemes al genoll i a la retina. I un dofí amb esquís no és ben bé un pliomètric però s´hi assembla.

- Lligat amb el que t´acabo de dir. Ningú ha dit que no es pugui fer el dofí i que sigui dolent. S´ha dit i es diu que s´ha d´anar amb compte si tens els lligaments tocats. Si ets un obsès fonamentalista de la tècnica, un purista més papista que el Papa, i no t´hi guipes, noi, intenta mirar-t´ho d´una altra manera. Perquè pot ser trist tenir discrepàncies tècniques i no entendre´s. Però el que no té perdó és no voler entendre res del que et diuen els demés i estar entestat a contradir per collons el que et diuen. Com se t´ha d´explicar que ningú diu que el dofí sigui dolent? A pals electrònics com aquest? maruja cabreada Tiuuu! Triste

- Si després de tota aquesta totxana no ho entens, noi, fes-t´ho mirar. A més, m´importa tres pitus com collons es fa el dofí. No el faig gairebé mai, i em tiba de tal manera que com el faci unes quantes vegades seguides se´m fot el genoll calent calent. I com que se´m fot calent, m´estic treient minuts de poder estar esquiant tranquilament. De la mateixa manera que no em passo al banc de quadriceps i no el faig sovint perquè no se´m foti massa catxondo el genoll. És que ni al cinema tiu! Si m´estic dues hores a una butaca del cinema se´m fot el genoll a parir. Necessito moure´l i com que al cinema gairebé no es pot se´m fot tonto, tonto.

- Si el dofí és requisit d´examen a Kapurtala em sembla fantàstic per la gent de kapurtala. Sí és molt bon exerici. Sí, és una manera de veure el nivell, de coordinació, finura, execució, etc, etc, etc, d´un bon esquiador. Però compte, no deixa de ser una filigrana. Com la tirolesa és una filigrana, com la tisora és una altra filigrana, com esquiar amb les cames creuades és una filigrana, o com esquiar amb només una cama i derrapant estil wedeln. Són filigranes. Que a cert nivell són divertides, educatives, pedagògiques, etc, etc. Però no perdem de vista el que són i les virtuts i els defectes que els són inherents.

- Aquest fil ja no parlarà ni un segon més de dofins. Aquest fil parla dels canvis de la FIS, del carving i de com els esquiadors civils ens podem aprofitar o no dels canvis a la competició. I de com són aquests canvis en el material de competició i per què. I en el per què existeix el tema de les lesions, que hem explicat durant una bona estona. Si algú té a dir alguna cosa referent a això, encara que en sàpiga poquet, endavant. Però de dofins i de collonades fins aquí hem arribat. Ja n´hi ha prou.


Traducción google con ayuda mía que el pobre...

Mira carvingback, ya he desayunado y te haré un favor. Te explicaré. Y perdona que lo haga en catalán pero cuando me pongo de mal humor no hablo más idiomas.

- Primero. Vuelve a mirar el vídeo del Nes . Si sólo miras según qué fotos, pierdes todo el dinamismo, de dónde vienen y a dónde van las cosas.

- Segundo. Aunque no te atrevas a decirlo, estás diciendo que aquella demostración (la del Nes) no es buena. Te equivocas.

- Tercero. La centralidad no sirve para absolutamente nada más allá de tocar los pimientos . Es una idea muy compleja, dinámica, y demasiado huidiza. Más vale cortar los giros en fases y ver qué pasa en cada una. Después mira el global si quieres pero no te preocupes!

- Cuarto. Detalle que me ha puesto negro de tu explicación. Vamos a ver... ¿Tú has visto la pendiente donde hace la bajada Nes? ¿Tú has visto la pendiente del otro video? ¿Tú no ves mucho, no? ¿Cómo cojones quieres que no cruce los esquís de la manera que lo hace con la pendiente que hay! Se iría abajo a la velocidad del hiperespacio, ¿que no lo ves?

- Quinto y muy importante. Sobre todo para ti. Ya hemos entendido desde el primer momento lo que quieres decir. Si intentas hacer el delfín sólo sentándote te puedes dar una piña o hacerte daño. Como no te sale, más atrás te tiras, más fuerte y más te cuelgas de la bota. Lo único que se consigue así es levantar la punta de los esquís, como bien dices. Por lo tanto necesitas hacer algo más para hacer el delfín.

Lo que tú dices es que uno debe reflexionar primero y entonces hacer una extensión limpia y alineada (todo el cuerpo) para poder levantar los esquís.

Pero como no ves, te olvidas de que si lo hiciéramos adelante levantaríamos las colas. Si lo hiciéramos completamente clavados en medio levantaríamos todo el esquí. Si lo hacemos un tanto atrás, te voilá, a volar. Pero volar como? Pues como enseñan estos señores en sus magníficas demostraciones.

¿Sabes por qué vuelas? Pues porque con el gesto de flexión (pre-carga) y extensión (carga), con la orientación que se le da (que es atrás y no hacia Andorra), uno es capaz de deformar el esquí de forma que se levanta . Pero una parte del esquí queda pegada al suelo. La cola. ¿Y qué hace la cola? La cola hace de palanca-muelle. Y eso es lo que tira las tíbias adelante. El esquí no quiere doblegarse de esta manera. Él es muy feliz con su camber natural, y ahora viene el Filiprim de turno a hacer un delfín. Y así es como se carga la tensión en la articulación.
¿Cómo si no se dobla el esquí? Por la misma razón esotérica por la que la gente, según tú, se rompe los ligamentos? ¿Por miedo? ¿Tenemos los esquís acojonaillos? Venga hombre!

- Ya lo hemos dicho pero lo vuelvo a decir. Sólo que te sientes atrás ya estás poniendo tensión en el LCA. Si así sufre imagínate lo que llega a tensar momentáneamente cuando le añades toda la energía de una extensión (por extendernos primero debemos flexionar recuérdalo), y la cola de un esquí haciendo de muelle.

- Una vez ha pasado esto y estamos volando se está liberando energía. Volamos y además los talones nos vienen hacia el culo. Y mira qué bonito, que esto nos ayuda a volver a poner las puntas en el suelo para no quedarnos espachurraos de espalda.

- Por otro lado. Entiendo que lo más probable es que a ti no te tire hacer el delfín. A mí sí que me tira. A mí me tira si me siento esquiando, si hago el delfín, si hago bumps a saco (y no tan a saco también), cuando estoy musculando en mi casa sentado en el banco de cuadriceps, incluso cuando hago sentadillas!! Me tira poco, y es perfectamente soportable. Y no siempre me tira. Pero tengo que vigilar que hago, sobre todo con ejercicios donde se acumula muuuucha tensión en un momento muy corto, como en un delfín. O cuando haces un ejercicio pliométrico. Te suena? Los ejercicios pliométricos están contraindicados (directamente) para gente con problemas en la rodilla y en la retina. Y un delfín con esquís no es exactamente un pliométrico pero se le parece.

- Ligado con lo que te acabo de decir. Nadie ha dicho que no se pueda hacer el delfín y que sea malo. Se ha dicho y se dice que hay que tener cuidado si tienes los ligamentos tocados. Si eres un obseso fundamentalista de la técnica, un purista más papista que el Papa, y no ves, chico, intenta verlo de otra manera. Porque puede ser triste tener discrepancias técnicas y no entenderse. Pero lo que no tiene perdón es no querer entender nada de lo que te dicen los demás y estar empeñado en contradecir por cojones lo que te dicen. ¿Cómo se te ha de explicar que nadie dice que el delfín sea ​​malo? Con palos electrónicos como este? : Ptarte: Tííooo! : Frown:

- Si después de toda esta ladrillo no lo entiendes, chico, no sé. Además, me importa tres pitos cómo cojones se hace el delfín. No lo hago casi nunca, y me tira de tal forma que como lo haga varias veces seguidas me jode la rodilla y se pone caliente caliente. Y como me la pone caliente, me estoy quitando minutos de poder estar esquiando tranquilamente. Del mismo modo que no me paso en el banco de cuadriceps y no lo hago a menudo porque no me ponga demasiado cachonda la rodilla. Es que ni en el cine! Si me estoy dos horas en un sillón del cine se me pone la rodilla a parir. Necesito moverla pero como en el cine casi no se puede ...

- Si el delfín es requisito de examen a Kapurtala me parece fantástico para la gente de kapurtala. Sí es muy buen ejercicio. Sí, es una manera de ver el nivel, de coordinación, finura, ejecución, etc, etc, etc, de un buen esquiador. Pero cuidado, no deja de ser una filigrana. Como la tirolesa es una filigrana, como la tijera es otra filigrana, como esquiar con las piernas cruzadas es una filigrana, o como esquiar con sólo una pierna y derrapando estilo wedeln. Son filigranas. Que a cierto nivel son divertidas, educativas, pedagógicas, etc, etc. Pero no perdamos de vista lo que son y las virtudes y los defectos que les son inherentes.

- Este hilo ya no hablará ni un segundo más de delfines. Este hilo habla de los cambios de la FIS, del carving y de cómo los esquiadores civiles podemos aprovechar, o no, los cambios en la competición. Y de cómo son estos cambios en el material de competición y por qué. Y en el por qué, se relaciona con el tema de las lesiones, que hemos explicado durante un buen rato. Si alguien tiene que decir algo al respecto, aunque sepa poco, adelante, es bienvenido. Pero de delfines y de chuminadas visuales hasta aquí hemos llegado. Ya es suficiente.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 28-08-2011 11:41
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
The Cowboy



Por cierto Xao, ¿qué te parece mi discurso conspiranoico de la mañana, el de las risas? ¿Te cuadra? risas

¿este?


Cita
The Cowboy
Fresquito fresquito:


Me encanta la alta política conspiranoica. risas

- La FIS y los fabricantes se sientan en la mesa. "Hay que hacer algo immediatamente" dicen los fabricantes.

- La FIS se acuerda de que existe un comité que hace años que trabaja en el tema de la seguridad.

- Fabricantes y FIS acuerdan un calendario dónde:

a ) Se acelera el tema de seguridad poniendo énfasis en el material de los pies.

b ) Será la FIS quién anuncie la adopción de las medidas más "extremas" posibles sin llegar a ser demasiado aberrantes.

c ) Todo el mundo pone el grito en el cielo. Nos lo hemos tragado.

d ) Acto seguido, los fabricantes anunciarán su descontento y su disposición a corregir semejante "disparate".

e) Al poco, se acuerdan las medidas "lógicas" que "ambos" (fabricantes) querían desde buen principio.

- Calendario cumplido.

risasrisasrisas

Qué fácil es ser conspirador! risas


Que nadie se asuste. Lo que digo es una broma. La realidad seguro que es más compleja y divertida.

risasrisasrisasrisasrisasrisas

esta wairisaspulgar arriba
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 11:49
Sí Xao, ese.

Que por cierto, antes del último ladrillo, puse una traducción (mala) de una notícia de una revista yankee dónde se dice así a grosso modo que los fabricantes le están apretando los tornillos a la FIS porque pierden pasta.

¿Quién aprieta a quién? risas

Además como argumento la seguridad siempre te da un plus que otros no te suelen dar. risas

A ver si publican algo de ese famoso estudio y podemos ver en modo inteligible el por qué de los cambios.
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 28-08-2011 11:57
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
los fabricantes pierden pasta porque las cosas están como están

para los fabricantes de esquís y para los fabricantes de yo-yo's

la diferencia estriba en que los fabricantes de yo-yo's tienen que esperar a que su artilugio se vuelva a poner de moda, mientras que los de esquís tienen un escaparate, un altavoz lo suficientemente efectivo para reinventarse por enésima vez

aunque me da que esta vez lo van a tener algo más jodido

que no veo yo los tiempos como para relanzar actividades hedonistas precisamenterisasrisas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
carvingisback
Enviado: 28-08-2011 12:53
DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DEDELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!cagonDELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!LFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 28-08-2011 12:58
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
carvingisback
DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DEDELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!cagonDELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!LFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!

risas

en una carrera de peces ¿quién llega el último?risasrisas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
xao
xao
Enviado: 28-08-2011 13:04
Registrado: 17 años antes
Mensajes: 58.183
Cita
setabril
No te molestes carvingsback,este es un foro cerrado a Cowboy y xaoma,lo que dicen va a misa,el que no sabe es como el que no ve,xao y comboy,menos palabras,menos videos de otros y mas videos vuestros,sigo esperando ver en un video como esquiais los dos,al teclado sabeis darle,a los esquis.........
Ejemplo Nes,robert puente,ernesto romero,saben escribir,saben esquiar,ponen videos y fotos suyas,sin complejos.Vosotros 2,¿ porque?,no poneis ni una foto,no sera por escasa y reciente participacion,por este foro.No sabeis y punto,no los hay a poner foto o videos vuestros,hariais el mayor ridiculo.

vale setita, si te empeñas..............................





que sepas que ya estoy comprometido

en otra vida quizás........risas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
Enviado: 28-08-2011 13:14
Registrado: 18 años antes
Mensajes: 5.800
Cita
xaoma

risas

en una carrera de peces ¿quién llega el último?risasrisas

apuesto.....la sardinarisas
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
The Cowboy
Enviado: 28-08-2011 13:35
Cita
carvingisback
DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!DELFIN!...

Uno de los síntomas claros de la Peste Burrológica es la repetición, la reiteración y la desídia.

Por favor acude a un médico y deja de escribir, al menos en este hilo. Podrías contaminar a los demás.

Gracias por tu comprensión.

Salu2
Karma: 0 - Votos positivos: 0 - Votos negativos: 0
Lo sentimos, no puede responder a este tema. Ha sido cerrado.