Cuando yo era un bebé-dinosaurio, a la tierna edad de 4 meses, mi padre intentó subirme al Pico del Veleta en S. Nevada, cargado en una mochila, a su espalda.
Me dicen que el viento,a la altura de los lastrones del Veleta (ya casi llegando al mismo pico), me ahogaba, por lo que mi padre optó afortunadamente por darse la vuelta.
Desde entonces, ese viento, al igual que hace con los malayos, me volvió loco. Loco por la montaña, aunque no por la nieve.
Decía mi paisano Federico García Lorca, cuyos huesos quieren desenterrar ahora para echarlos en el cocido de la política, que los granadinos, además de catadores de aguas, éramos contempladores de la naturaleza, esa esplédida naturaleza de Granada que veíamos desde la ventana, pero que no íbamos a ella.
Por eso compuso aquella poesía suya que dice : cuando muera, dejad el balcón abierto. Por cierto, que seguramente S. Nevada es lo último que vió antes de caer fusilado por los antepasados de Aznar en Alfacar.
Pues bien, yo veía desde mi balcon esa S. Nevada tan inconfundible, tan blanca tan espléndida, como veía (y veo) a esas mujeres formidables que pasan por la calle ante mis ojos, y pensaba: :esa no es para mí....!.
Pero un día arreglando un desvan de mi casa descubrí unos artilugios de 2,5 metros, de madera, con una curiosa "perinola" en la punta y con unas complicadas correas para calzarselos. A su lado unos bastones de "caña de bambú".
Mi padre me dijo que eran sus esquis, que se los fabricó un amigo carpintero y que los utilizó mucho cuando era joven, los cargaba a cuestas y desde el tranvía de S. Nevada subian andando hasta que encontraban la primera capa de nieve. Tuvo un grave accidente que le inmovilizó más de 9 meses en la cama y abandonó el esquí.
Me subió a S. Nevada, en el Renault "cuatro-cuatro" de la familia y en la zona del Albergue Universitario, que ahora los bobos de los ecologistas dicen que se está "antropizando",hice mi primer descenso y no he parado hasta hoy.
A lo mejor me quedo tieso en un telesilla o como mi amigo Pepe Penche a los 80 y tantos, sobre la nieve de Baqueira.
Lugo la nieve me lo ha dado todo. Incluso una época de profesional de la que prefiero no acordarme.
Aprendí la técnica, de ver a los demás y sobre todo de dedicarme a la competición. Los recursos que te da el pasar palos, no te lo da el esqui libre.
Tampoco es que llegara a ser Paco Fdez Ochoa, pero en mi época de joven me recorría todos los años varias estaciones de invierno de España con el cuento del esquí. Así conocí Baqueira, Formigal, La Molina, La Masella, Andorra, atc.
Luego aprovechando eso que dicen los ingleses de que los años de universitario no son para dedicarlos a ir a la universidad, me fumaba las clases de Derecho para irme a esquiar a la sierra. Entonces no había medios mecánicos y sólo nos dedicábamos a bajar pruebas de slalom.
Ni buen esquiador, ni buen abogado, pero que me quiten lo esquiado...
Me casé y sigo casado con una esquiadora del pirineo y mis hijos todos aman el esquí. Uno es profesor-diplomado, magnífico esquiador, que a lo mejor cuando tenga mi edad esquía igual de bien que yo.Ahora es un punto com del esquí. Mi hija, que otrora amaba más el apres-ki que el propio esquí no creo que tenga la resistencia en pista que aún tiene su madre y en cuanto al pequeñín, creo que es el eslabón que nos une con el "hombre de los Alpes", ese fósil encontrado congelado en un glaciar. Polifacético sobre las tablas, ha elegido el telemark, tras pasar por el alpino y el esquí del fondo.
Y luego descubrí los Alpes. Como decía Falstaff el personaje de Shakespeare: si cien hijos tuviera un consejo les daría.....
Pues eso.
Os aconsejo que disfruteis de la montaña, de la nieve y de su entorno.
Cuando yo, una mañana, recien nevado en los Alpes, bajo los abetos, empiezo a bajar con nieve hasta la rodilla (o más arriba como el chiste de Jaimito), pienso : ¡Que joven soy!
Cuando ese mismo día, con un Calvados y un chocolate caliente, en la terraza de una cabaña veo ponerse el sol, y me duelen las rodillas, pienso: ¡Que viejo me siento!
De todas formas que corta es la vida cuando se va sobre dos tablas (y también sobre una)
Saludos.