En 1991 caía la URSS y también el Apartheid de Sudáfrica. Los soviéticos pudieron votar y en el sur de Africa los negros también. Lo hicieron en 1994 a favor de Nelson Mandela. Ahora tenían los mismos derechos que los blancos. Al menos sobre el papel, aunque eso es otro cantar. Lo que sí pasó es que muchos trabajos esclavizados se eliminaron, entre ellos los de las minas o campos de cultivo donde no se respetaba ningún derecho laboral. Aquellas empresas que no pudieron ponerse al día tuvieron que cerrar. El paro creció, no solo en el propio país, sino en otros satélite como Esuatini o Lesotho. Muchos de sus habitantes pasaban la frontera cada día para trabajar en Sudáfrica o directamente vivían en el país vecino y enviaban el dinero a sus familias.
Cerradas las minas y con un campo cada vez más mecanizado ahora que no tenían esclavos, muchos de los trabajadores extranjeros se volvieron a casa. Entre ellos los habitantes de Lesotho. Un país ya de por si muy pobre y con una tasa de desempleo alta, que al recibir a estos nuevos recién llegados hizo incrementar el paro hasta el 45%, uno de los porcentajes más altos del mundo.
El Gobierno empezó entonces un programa para hacer crecer su economía con la ayuda de algunos países europeos. Aprovechando que es un país muy montañoso, se construyeron presas hidroeléctricas para vender electricidad a Sudáfrica o agua en época de sequía. Se han creado polos textiles, casi todos de empresas asiáticas y finalmente se ha desarrollado una industria turística.
Y es ahí donde apareció Afri-Ski en el año 2000. Impulsada por una empresa pública, se preparó una larga pista para poder esquiar en invierno. Situada en las montañas Maloti, al noreste de Lesotho, sus cotas alcanzan los 3.030 metros. Una altura que en Europa sería más que suficiente para recibir abundantes nevadas, pero allí abajo al sur África en cambio a la nieve le cuesta caer. En invierno las temperaturas bajan mucho. Se pasan muchos días con el termómetro bajo cero, pero las precipitaciones apenas aparecen tres o cuatro veces por temporada, y en abundancia una y gracias. Así que la pista está flanqueada por toda una batería de cañones de nieve artificial.
Son ya 22 años de Afriski y a lo largo de este tiempo ha ido desarrollándose. No ha podido crecer en pistas porque no hay más donde sacar, pero si que las cosas han cambiado desde aquel primer día. Ahora tienen electricidad, una carretera asfaltada y no hay que ir a buscar cobertura de telefonía móvil a un pico cercano.
Además cada vez más el esquí se está convirtiendo en un porcentaje más pequeño de su oferta de actividades. Es cierto que en invierno sigue siendo la atracción principal, sobre todo porque desde el año pasado tienen el único snowpark de toda Africa. Pero en verano ofrecen rutas guiadas en bici, quads o tirolinas.
A Afriski apenas le quedan unos días de temporada. Suele ser de las primera en abrir su pista de esquí en el hemisferio sur, a veces incluso antes que nadie. Pero su cierre suele ser a finales del mes de agosto. Se calcula que pasan unas 15.000 personas cada invierno. Todas de Sudáfrica porque en Lesotho la pobreza en tan alta que apenas nadie puede soñar con viajar hasta estas montañas y quién tiene dinero, en general alguien de la élite de la realeza o política, se va a Nueva Zelanda a esquiar.
La única estación de esquí del sur de Africa
El sur del continente africano llegó a tener cuatro instalaciones para poder esquiar:
- Matroosberg Ski: Un pequeño remonte mantenido por el The Ski Club South Africa en una cima de 2.132 metros situada al sur del país, a las afueras de Ciudad del Cabo.
- Tiffindell: complejo invernal que incluso tenía telesilla y unas instalaciones propias de una estación de reducido tamaño. Estaba situada casi tocando la frontera de Lesotho. Cerró hace tres años.
- Sani Pass: Allí un Club de Montaña tiene un chalet donde se ofrecía esquí
- Afriski: La mejor estación de esquí de Africa.
En Marruecos hay dos o tres estaciones de esqui más, como OukaÍmeden o Ifrane, pero con instalaciones muy obsoletas y muy anárquicas.