Suecia es a freeride como España es sol. Cuando uno va a los principales destinos de fuera pista en Europa, lo primero que ves es un montón de suecos brincando por los mejores canales. De allí nos viene la mejor ropa para los que quieren salirse de los límites, y en ese país escandinavo se organiza cada año la competición de freeride más antigua, la Extrem-NM de Riksgränsen. Así que cuando te cuentan que en Europa se va a abrir una estación de esquí sin pistas ni remontes, lo primero que piensas es, en qué zona de Suecia será.
Pues hay que ir hasta la zona media del país para situarse en Tänndalen. Allí, a pocos kilómetros de la frontera con Noruega hay una estación de esquí con sus remontes, pistas y alojamientos. Es una de las más visitadas del país, cuenta con cerca de 60 kilómetros de pistas, y un montón de nieve cada invierno. Sus remontes llegan hasta el mismo pueblo, y su pie de pista está no muy lejos de la carretera que atraviesa el pueblo de Tandalen, que de paso le da nombre.
Pues bien, al otro lado de esa carretera hay otra montaña que es donde realmente empezó a desarrollarse el turismo de deportes de invierno en la población. Ya a principios del siglo XX los residentes del pueblo esquiaban allí previa subida con los esquís al hombro o en los pies si se tenía pies de foca. A la antigua usanza, como se empezó en todos lados.
A principios de los '50 se montó un telesilla y se creó la primera pista de esquí, pero por alguna razón cuando se apostó realmente por potenciar este sector, se creó la estación de esquí al otro lado del pueblo. Con el tiempo el remonte se paró, las pistas se llenaron de maleza, y de todo aquello solo queda algún recuerdo y unos pocos vídeos grabados en la época. El aparato se desmontó, aunque queda todavía su estación de salida.
Ahora Tänndalen quiere desarrollar toda una estación de esquí sin pistas ni remontes. Es un concepto novedoso cada vez más visto tanto en nuestro continente como al otro lado del 'charco'. Y aunque a muchos les vendrá a la memoria rápidamente estaciones como Ski Arpa en Chile, estos nuevos centros de montaña se diferencian en que el esquiador (o snowboarder) tiene que subir por sus propios medios la montaña, y no en catski o motos de nieve.
Un ejemplo claro de este nuevo concepto de estaciones de esquí de montaña lo encontramos en Bluebird Backcountry. Abrió el año pasado y el éxito ha sido enorme. Tanto es así, que para la temporada que viene han tenido que ampliar su área esquiable. Cuenta con alquiler de esquís (de montaña), clases de esquí, restauración y pisters. Hay que pagar un forfait por tener esos servicios y hay hasta un forfait de temporada.
Hamra Syd en Suecia, al otro lado de la carretera de Tänndalen, abrirá el próximo invierno con la misma idea, aunque con un aliciente más. Si habrá dos pistas, pero solo para la subida. Una será verde y la otra roja. Para hacer las cosas mejor a los esquiadores de montaña. Se pisará cada día, y tendrá un servicio de pisters, además de un control de avalanchas. Para acceder se deberá pagar un forfait, y habrá un horario, de 09h a 18h para evitar que algún usuario pueda colisionar con la máquina pisapistas o alguna moto de nieve.
Hamra Syd y Bluebird Blackcountry son dos casos únicos porque están totalmente separadas de una zona de esquí con remontes y no se puede subir más que 'a pata', además de que tienen itinerarios aconsejados para bajar haciendo fuerapista. Pero para quien quiera saborear algo parecido, en España tenemos la nueva zona de freeride Boi Taüll, a la que se puede acceder con telesilla para luego bajar a placer y ser recogido por un autobús en la carretera. Hay algunas otras, pero suelen ser trazados creados para subir haciendo esquí de montaña y no hay lineas para hacer freeride.