Abrir una estación de esquí en mitad de una pandemia llena de restricción de movimiento de personas, no garantiza ni por asomo que se haga negocio. Así lo hemos visto en nuestro país, donde las estaciones que han abierto apenas tienen clientes y los comercios solo han sufrido pérdidas estos meses, y lo mismo les ha pasado en otras regiones como en Austria, donde se autorizó la apertura de pistas solo para los residentes nacionales y en algunos casos, de algún estado. Dependiendo del grado de limitación de movilidad que imperaba en cada momento.
Durante estos meses las estaciones de esquí de Austria han ido abriendo solo para esquiadores del país. La gran mayoría de hoteles han estado cerrados, así como los locales de restauración y pubs. La imagen que proyectó Ischgl en primavera como foco de contagio de COVID en Europa, es algo que no quería que se volviese a repetir.
Pero ahora uno de los estados con más turismo se ha cerrado de nuevo. El Tirol ha decreato un cierre perimetral, de manera que nadie puede entrar o salir de este territorio, salvo personal esencial. Los pocos turistas que podían llegar se han quedado fuera. Así que ante esta situación estaciones como St. Anton am Arlberg ha aunciado que cierra todas sus instalaciones. De momento no ha dicho si es definitivo o no, pero los empresarios y comercianes temen que sea ya hasta otoño.
Para combatir una mayor propagación de la cepa sudafricana del COVID, el estado de Tirol anunció un paquete de medidas el 8 de febrero. Aunque no se sabía si iban a afectar a las estaciones de esquí, el domingo por la noche 14 de febrero se publicaron las nuevas directrices en la que se detallaba que a partir del lunes 15 de febrero para poder subirse a un remonte se tendría que presentar una prueba de PCR negativa realizada 48 horas antes como máximo. Se excluia de esta regla a lo que habían pasado el COVID en los últimos seis meses si llevaban un certificado médico correspondiente.
Esta semana agente del orden junto a personal sanitario ha ido haciendo controles aleatorios a los esquiadores para comprobar que llevaban esta documentación en regla.
Ante esta situación algunas estaciones empezaron a anunciar el cierre de las instalaciones, que dadas las fechas, muchos temen que sea ya definitivo para la temporada. Es el caso de Sölden y Steinplatte el lunes y de St. Anton am Arlberg y Serfaus entre ayer y hoy:
Esto significa que el esquí en St. Anton, St. Christoph y Stuben estará cerrado. Sin embargo, en el lado de Vorarlberg de la región de Arlberg en Lech, Zürs y Warth-Schröcken, así como en Sonnenkopf en Klösterle, se sigue abriendo pero muy limitado. Serfaus también avisó que cerraba. Otros complejos invernales han optado por abrir solamente los fines de semana hasta nuevo aviso.
Las reglas para esquiar en Austria son muy estrictas y los turistas no son bienvenidos. Esto hace que las áreas de esquí hayan estado prácticamente vacías estos meses. Hay muy pocas ganas entre las empresas para mantener sus remontes en funcionamioento ya que pierden dinero cada día que abren. Los responsables de la estación de esquí de Kreischberg han asegurado que han perdido un 80% de su mercado habitual. Como las perspectivas de mejora no son positivas, la dirección ha decidido cerrar el 28 de febrero. Aproecharán para comenzar antes la construcción de un nuevo telecabina para 10 personas.