En la Cerdanya no han sido ajenos a esta situación, ni tampoco se han quedado de brazos cruzados. Los maquinistas y el personal de pistas trabaja duro cada noche para dejar las instalaciones inmaculadas. Aquellos que llegan pronto tienen premio y pueden disfrutar de unos trazados y una nieve en buenas condiciones. Luego el paso de las horas y la masa de esquiadores va empeorando la situación, hasta que los maquinistas empiezan de nuevo a reiniciar el proceso una vez se cierran los últimos remontes.
Las dos estaciones unidas comercialmente, por pista y por remontes, mantienen estos días 94 kilómetros esquiables. Una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta el insistente anticiclón que se plantó a finales del mes de diciembre. Eso si, el ambiente es muy seco y apenas sopla el viento, lo que está favoreciendo que se mantenga la nieve en buen estado, sobre todo a partir de cotas medias hacia arriba. De ahí para abajo parece que haya un mundo distinto. Desde Masella, sus reponsables afirman que
En Masella están abriendo cada día el desnivel entero, es decir, desde los 2535 metros de la Tosa, hasta el mismo Pla de Masella 1600. Así que son días para llegar temprano a esquiar, y aprovechar las primeras horas para llegar hasta abajo. Luego en las horas centrales del día lo aconsejable es quedarse por las cotas medias a altas. Las conexiones entre las dos estaciones están abiertas. El forfait de Masella cuesta 45 euros, pero por 3 euros más tienes el de Alp 2500, que te permite pasar también a La Molina. Entre ambos complejos invernales tendremos 94 km de pistas para el fin de semana de Reyes.
Para el que quiera esquiar sin colas, con temperaturas más frías y acordes al invierno, también está la posibilidad de esquiar por la noche los jueves (16 euros) y sábados (22 euros) en Masella. Actualmente tienen disponibles los 10 km de pistas iluminadas, siendo una de las opciones más económicas para esquiar en el Pirineo.