Es por eso que no son pocas las estaciones que invierten mucho esfuerzo en tratar de abrir lo antes posible. Fue el caso de Ruka y Levi en Finlandia, primeros complejos invernales de Europa que abrieron temporada, ambas gracias a la nieve guardada del invierno anterior con la técnica bautizada como 'snowfarming'.
En los Alpes no han querido quedarse muy atrás. Si bien es cierto que un buen puñado de glaciares abren desde principios del otoño, hay otras estaciones que situadas en cotas más bajas logran también inaugurar su campaña de esquí. Y también con la técnica del snowfarming. La superficie esquiable es más reducida que lo que ponen a disposición de los esquiadores en los glaciares, pero la ventaja es que no hay que hacer tanta carretera para llegar a pistas.
De hecho para Kitzbuehel en Austria, que lleva tres años abriendo a mediados del mes de octubre, el corredor que quiere empezar a entrenar es su principal cliente. Incluso la selección austriaca de esquí alpino absoluto, hace algunos de sus entrenamientos en Kitzbuehel por esa ventaja de no tener que subir hasta los glaciares.
Aún así la oferta esquiable de Kitzbuehel es muy reducida en su primera fin de semana, a excepción de algún año que ha coincidido con alguna nevada tempranera. Y este año no ha sido la excepción. Este pasado sábado 19 de octubre inauguraron la campaña de esquí con una sola pista, cubierta toda con nieve almacenada de finales del invierno pasado.
Otro caso parecido es el de Livigno, en Italia, donde se ha abierto el primer circuito de esquí de fondo de la temporada en todo el hemisferio norte. Es el segundo año que lo hacen. El éxito de 2018 les ha llevado a probar de nuevo preparando un trazado de 3,5 kilómetros. Toda una alfombra que serpentea a través de prados verdes, con un manto blanco de nieve procedente del 'snowfarming'. El anillo, situado en una cota de tan solo 1.800 metros de altura, es usado principalmente por deportistas que preparan sus primeros entrenamientos en nieve.