El Branillín dejó de funcionar ese día. Los técnicos pudieron arreglarlo para ponerlo de nuevo en marcha el domingo. Ya el lunes se paró de nuevo y se aprovechó para hacer una revision más exhaustiva que se prolongó hasta el martes. No fue hasta el miércoles que se volvió a la normalidad.
Desde la dirección de Valgrande-Pajares se afirma que la edad del remonte no fue la causa de la avería, sino un fallo en el sistema secundario del telesilla que provocó un cortocircuito.
Pero los usuarios de la estación aseguran que el remonte tiene ya muchos años y necesita un cambio. Además esta avería daña la imagen de la estación de esquí. Ya en 2016, cuando se desmanteló el Cuitu Negru, se pidió reemplazar el Branillín por un desembragable, ya que el aparado desmontado no se sustituyo por otro, por lo que el que se estropeó el fin de semana tiene una mayor carga de trabajo, además de más responsabilidad, al ser el que permite acceder a prácticamente todo el area esquiable.