Actualmente, existen dos sistemas en los telesillas. El más moderno, que es el que se demanda para Pajares, en el desembragable. En las estaciones de llegada y salida, la silla se desengancha del cable y se reduce la velocidad para que los usuarios puedan subir y bajar cómodamente, sea cual sea su nivel. El sistema antiguo, que es el que ahora mismo hay en los remontes de la estación lenense, es el de pinza fija. La sillas van enganchadas siempre al cable y por lo tanto mantienen la misma velocidad, algo que dificulta tanto la subida como la bajada a los más inexpertos.
Cierto es que en el caso del Brañillín, desde hace dos años, se instaló un sistema intermedio, un variador en el telesilla de pinza, que se coloca en el remonte. Con este sistema, los operarios manejan la velocidad de las sillas. Y en el caso de que alguien se caiga o vaya a tener dificultades para coger el remonte, adaptan la velocidad del mismo sin tener que llegar a pararlo.
Los esquiadores temen ahora que solamente vaya a haber un remonte que una la base y la cima, se formen largas colas. No sólo por acumular más usuarios en una única silla, sino porque también se ralentice la dinámica de uso al tener que adaptar la velocidad cada vez que haya usuarios que requieran de ayuda. Además, según explican algunos usuarios, cuando la gente más inexperta vaya a coger el telesilla cuatriplaza del Brañillín, se pierden dos asientos en cada viaje. Por seguridad, solamente suben dos personas, una en cada extremo de la silla.
Actualmente, el viaje entre la base de la estación de Pajares y la zona alta supone más de quince minutos. Entienden los usuarios habituales de la estación que en el caso de que haya que adaptar la velocidad, o en algún momento para las sillas, el remonte perderá agilidad y el volumen de gente transportada será menor, lo que originará una mayor espera.
La estación de Valgrande- Pajares ya tuvo que funcionar de esta forma hace dos temporadas, cuando el remonte del Cueto Negro, que se va a cerrar para la próxima campaña, sufrió una avería. Durante casi dos meses, el Brañillín fue el remonte que llevó casi todo el peso de la estación. Ahora volverá a serlo. Al menos, hasta la llegada, algún día, de la silla desembragable.
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