Facebokeando me encuentro con más experiencias, el testimonio de un chico y de una chica derivadas del turismo new age que está llegando al Valle de Tena. Lo que está claro es que por muy alta que esté la música, el problema está en la educación de estos energúmenos, que más parecen giris que Universitarios Españoles. Vendita globalización en el que todo lo malo se pega.
Si creces haciendo competencia desleal a las estaciones de al lado. Pones de moda la estación entre las familias de clase media alta, pero no las sabes fidelizar, ya que no ofreces el producto que ofertas. Y los que van a esquiar se cansan de tanto circo. Y además se habla mas de tu discoteca que de tus pistas, montañas y gastronomía.
Ya solo te queda llamar la atención de los grupos de universitarios low-cost que frecuentan Pas de la Casa y Sierra Nevada. Y de los rusos que van a salvar el turismo del valle.
Si lo mezclas con la mala educación de los niños que vienen tienes un coctel explosivo difícil de gestionar.
Solo os deseo que el Valle de Tena vuelva a estar donde se merece por paisaje, nieve, gastronomía y la calidez de sus gentes.
Os pego a partir de aqui entre comillado y cursava lo que se ve por Facebook, creo que es bueno compartirlo.
"Se está abriendo un debate sobre los hechos que vienen ocurriendo ultimamente en Formigal y me parece interesante compartirlo y saber vuestra opinión. ?
# ?recuperaformigal?
"A quien pueda interesar. Pero, sobre todo, a quien debe actuar.
Fui una de las miles de personas que subieron a Formigal el pasado puente de la Inmaculada. Los que me conocen saben bien lo que esta estación significa para mí. Las faldas de la Foratata guardan algunos de los mejores momentos de mi vida. Pero no quiero caer en la nostalgia y el sentimentalismo. Aquel Formigal, para bien y para mal, quedó atrás. Y no pretendo recuperarlo. Lo bueno para quienes lo vivimos es que su recuerdo ya nadie nos lo puede quitar.
Ahora estamos en otras. Las fuertes inversiones llegaron y comenzó un proceso de transformación que ha contribuido al crecimiento económico del valle: el progreso, si queremos ponernos ceremoniosos. Unos verán más luces, otros más sombras. Yo solo quiero hacer constar mi preocupación sobre a dónde puede llevarnos el fin del camino si se continúan fomentando una serie de cosas que, a mi entender, se están produciendo.
Durante el puente de La Inmaculada, viendo lo que vi, pensaba: “Luego nos llevaremos las manos a la cabeza cuando nos vendan por ahí como el Magaluf del Pirineo…”. Vamos a ver. Cada cuál es libre, solo faltaría, de subir a una estación de esquí en el plan que le plazca. Los más, entiendo, subirán a esquiar, a hacer travesías y excursiones. Habrá quién suba a cambiar de aires y desconectar. A disfrutar de la montaña y la gastronomía. A conocer los pueblos de la zona. Y quienes suban también a divertirse, claro que sí, de marcha por la noche.
El Après-ski es casi tan antiguo como el propio deporte. Yo soy el primero que disfruta en Marchica, rodeado de amigos, bailando y cantando el ‘Sweet Caroline’. Pero, sinceramente, durante aquel puente vi cosas que no me gustaron un pelo. Cosas que ya se venían apuntando tiempo atrás y que más de uno venía avisando.
Hablo de conductores borrachos, tomando rotondas en dirección contraria. Del famoso ‘¡Alcohol, alcohol, alcohol… Hemos venido a emborracharnos…’ resonando a las diez de la noche en la plaza del reloj. De orines y otros fluidos corporales en las esquinas o frente a las puertas de los comercios. De grupos de chicos y chicas bailando en plena calle, al son del ‘chumba chumba’ atronador que salía de sus coches abiertos de par en par, mientras arrancaban los pequeños pinos de las jardineras y los meneaban como si fueran los abanicos de Locomía… Así, como suena. De risa. De vergüenza.
Pero aún me faltaba vivir la traca final. De vuelta a casa con mi grupo de amigos vimos fuego en la carretera que conduce a los chalets, a la altura de los contenedores que hay junto a la rampa de los edificios Portalet. Había cartones prendiendo de un lado a otro de la calzada, cortando el tráfico. Al acercarnos, viendo que aquello era peligroso, salieron a nuestro paso un grupo de indeseables. Los autores de la ‘obra’, que continuaban sacando cartones y basura de los rebosantes contenedores para avivar la barricada.
Interpretando la jugada como una mala broma, una gracia sin gracia, les pedimos que pararan, entraran en razón y nos ayudaran a apagar aquello. En lugar de eso, se encapucharon y comenzaron a berrear consignas rancias y vítores de apoyo a una banda de asesinos. ¡Vale, está claro que estos no nos ayudan!, pensamos. Y cuando un servidor trato de ver si era posible retirar uno de los cartones en llamas… ¡Zas! Me cazaron con un puñetazo en la cara. El valiente vino por un lateral, mientras me estaba agachando. No hace falta ni decir que me dejó grogui.
Al verme sobre la acera, uno de mis amigos trató de ayudarme. Tres de estos miserables se pusieron frente a él impidiéndole avanzar. Y un cuarto, otro valiente, le golpeó por la espalda y lo tiró al asfalto. Durante unos segundos, lo tuvieron en el suelo, dándole patadas. Afortunadamente, el resto nuestros amigos consiguieron levantarlo rápido.
Con estos energúmenos volviendo a entonar piropos contra nosotros, sacamos el móvil de inmediato para dar aviso a la Guardia Civil. Naturalmente, nuestros agresores salieron a escape y, por fin, pudimos reponernos del susto. ¡Tiempo tuvimos! Hasta una hora y media debimos esperar en plena calle a que la única patrulla de guardia pudiera llegar a la urbanización.
Dos meses habían pasado desde aquello cuando este fin de semana, coincidiendo con San Valero, volví a subir a Formigal. Para los que no lo sepan, a lo largo de la semana se celebraba un festival de música dirigido a un público universitario. Aclaro que lo de universitario, visto lo visto, se debía referir a la edad que marca el D. N .I. De traca, por cierto, el vídeo oficial que promocionaba el tinglado. Se ve que en minuto y medio no hubo tiempo de meter un mal plano de un esquiador o un snowboarder dando un triste giro. No. Todo fiesta. Todo ‘buen rollo’. Declaración de intenciones. Repito. Era el vídeo oficial del sarao. ¿Qué estamos fomentando?
Resumiría lo que me encontré esta vez tras la mala experiencia de La Inmaculada, pero no veo mejor forma de hacerlo que compartiendo con vosotros el siguiente testimonio que ha circulado desde el sábado por las redes sociales y que ya muchos habréis leído:
“Gracias @Aramón Formigal-Panticosa por fomentar el turismo de calidad en el Valle de Tena. Cuando tu mayor reclamo es la fiesta, el alcohol y todo lo que genera, en lugar de tus pistas de esquí, algo no funciona. Desde que se apostó por este modelo de negocio, cada fin de semana se ven peleas de idiotas o coches a alta velocidad y derrapando por las calles de Formigal.
Es genial que se haya organizado un festival de música durante esta semana. Autobuses cargados de universitarios de todo el país han llenado Marchica y casi cada cama de Formigal. Los mismos que una noche robaron abrigos del bar para encender una hoguera después con ellos, que tiraron por la ventana muebles, comida y hasta alguna tele de sus apartamentos de alquiler, y que reventaron anoche la luna delantera de nuestro coche con una botella de ron (sabemos que no es el único coche con la misma suerte).
La apuesta por este tipo de turismo es peligrosa, que pregunten en algunas playas de España.
Quizás todavía se esté a tiempo”.
Todo lo narrado es desconcertante. Pero quiero detenerme en la última frase. Ese “quizás” que cierra el testimonio es, tristemente a día de hoy, más un deseo de los que se piden al frotar una lámpara que una esperanza real.
Para recuperar algo del espíritu de Formigal (y digo el espíritu, porque ya he dicho que el tiempo del Formigal de hace 20 años ya pasó) es necesario que quienes tienen la sartén por el mango se sienten juntos y se pongan de verdad a ello. Que trabajen conjuntamente y se pongan los medios y se aúnen voluntades para remar en una misma dirección.
Frenar el monstruo que se ha creado no es fácil. Pero el punto de partida, la cuestión en torno a la que deberían unirse todas las partes, debería nacer de una pregunta insultantemente sencilla: ¿Qué estación queremos? Que contesten Aramón, Sallent, el Valle de Tena y Aragón. Que contesten… Pero que lo hagan mirándose a la cara. Los unos a los otros. Esto no es cosa de uno.
# recuperaformigal"