La suya es una carrera espectacular y en progresión ascendente, que se cortó un martes 13, concretamente el del pasado mes de enero, cuando una terrible caída comenzó a suponer un calvario para él. Desde entonces, anda de quirófano en quirófano y a día de hoy aún tiene la duda de si podrá volver a competir con solo 27 años. Hasta ahora ha sido uno de los destacados esquiadores que la selección estatal ha llevado de aquí para allá durante once temporadas. Es un chaval simpático, al que ni este gran percance ha quitado su sonrisa. De la Cuesta lleva casi un año metido en un bucle de masajes y tratamientos, pero esta rutina no puede con su enorme ilusión.
- Viene con muletas...
- Ya ves. Me operaron por cuarta vez hace mes y medio y me he hecho otro tratamiento de células madre, para intentar recuperar el cartílago que perdí. En esas estoy, intentando recuperarme de nuevo, porque ya llevo casi un año desde el accidente y está siendo un 2015 para olvidar. Quiero que este año termine ya y a ver si cambian las cosas...
- ¿Cómo está de ánimo?
- Estoy bien, dentro de lo que cabe. Mi situación viene provocada por algo que pasó. Con la ayuda de los que me rodean intento llevarlo lo mejor posible. Ahora estoy mucho tiempo metido entre libros y estudios.
- Al menos puede dedicar más tiempo a la carrera universitaria...
- Así es. Por comentar algo bueno, eso es lo mejor. Ahora me puedo dedicar al cien por cien a sacar la carrera de Odontología.
- Y a seguir con la tradición familiar...
- Para decir la verdad no tenía prisa con los estudios. No necesitaba acelerarlos, pero ha tocado así y aprovecho cómo estoy para estudiar. Mi aita es odontólogo y es él quien me guía en el temario. En un futuro podré dedicarme a ello como alternativa a la competición. Tengo esa suerte de tener otra salida y además en un oficio que me gusta y que tenemos en casa.
- ¿Trabaja pensando en el regreso a la competición?
- Es una situación complicada la mía. Con cuatro operaciones de por medio te puedes imaginar que no está siendo nada fácil la recuperación. No consigo recuperar la movilidad de la pierna izquierda y así no podría ni esquiar a nivel de turista. Ahora solo pienso en recuperarme al cien por cien para mi vida personal. Además estoy valorando otras posibilidades como la de la competición.
- Mucho dolor, sobre todo anímico, ¿es así?
- Lo cierto es que no tengo movilidad en el tobillo izquierdo. Me rompí la tibia y el peroné a la altura del tobillo cuando se torció en el golpe con una valla del recorrido. El cuerpo rotó hacia el otro lado. Lo normal en esos casos es que salte la rodilla, pero saltó el tobillo y aunque no tengo dolor ahora la falta de movilidad es lo que me obliga a caminar ayudado de las muletas.
- Fue un martes 13, en esa ocasión del mes de enero. ¿Cómo recuerda ese día?
- Tuve mucho dolor. Intenté apoyarme después del choque, pero no pensaba que fuera importante porque no oí ningún 'crack', quizá eso ocurrió porque todo estaba muy comprimido dentro de la bota. Fue una caída aparatosa. Enseguida me quité la bota, porque noté que se empezaba a hinchar toda la zona. Tenía como dos pelotas de tenis en los dos lados del tobillo. Tenía rotos los maleolos.
- ¿Y cómo se recupera?
- Con el fisio que me trabaja mucho la zona y en equilibrio, con el gimnasio de Nerea Salinas. Ya empecé con ellos tres meses antes del accidente para trabajar aspectos de fluidez y de la espalda y ciertos ejercicios que me podían ayudar, sobre todo en la elasticidad y en el control de los movimientos y me estaban ayudando muchísimo. Ahora, en el momento de encarar la rehabilitación, estoy con ellos para intentar ejercitar todo menos el tren inferior que lo tuve que dejar descansar, claro.
- Vamos a hacer memoria de la vida de Paul en el esquí...
- Desde muy niño mis aitas nos llevaron a los tres hermanos -dos chicas y él- con la idea de divertirnos. Más que otra cosa era algo educacional, para no caer en el mundo de la noche y esas cosas. Con el esquí dedicábamos el fin de semana al deporte. Empecé a hacer alguna carrerilla y no me iba mal...
- Debía ser bueno desde el principio, porque ya disputó mundiales en categoría junior y debutó en la Copa del mundo absoluta en octubre de 2009...
- Así fue, en el gigante de Solden. Fue muy bonito estrenarme junto a los mejores del esquí. Es un recuerdo para no olvidar.
- Y un palmarés interesante, con participación en cuatro mundiales y dos Juegos Olímpicos...
- Ahí están, sin duda. En el último mundial en el que participé, el de Shladming, en 2013, hice mi mejor puesto, el decimoctavo. Es una modalidad que no esperaba porque estaba haciendo mejor el Super Gigante y en la Combinada había un descenso muy exigente. Lo hice medianamente bien y en el Slalon, que entreno muy poco, me salió una de las mejores mangas que he disputado.
- Muchas grandes citas...
- Fueron años que me vinieron muy bien para coger experiencia en la Copa del Mundo. En las disciplinas de velocidad es súper importante conocer las pistas y habituarse a ellas. No tiene nada que ver con la Copa de Europa. Hay mucha gente que destaca en Europa y luego les cuesta mucho sobresalir en la Copa del Mundo, porque el nivel de exigencia es mucho mayor. En mi caso, según avanzaban los años iba ganando en confianza en la forma de entrenar y obtenía mejores resultados.
- Pero se cruza aquel descenso de Wengen, el pasado enero...
- Pues sí. No soy supersticioso, pero fue un martes 13, es cierto. Te voy a ser sincero. Ya llevaba varias carreras que, no en el momento de salir porque ahí estás ya muy concentrado y sabiendo lo que tienes que hacer, pero durante el día o en los calentamientos me sentía muy convencido de todo, también del material. Tenía muy buenas sensaciones y fuerza para resistir determinadas presiones. Tenía también la sensación de que en cualquier momento podía llegar una gorda, porque cuanto más confianza tienes, y yo la tenía, corres más riesgos. Igual en vez de pasar a un metro de la valla te acercas a medio metro, intentas apurar un poco más el principio de la curva... Como el momento de la frenada en las motos, que lo retrasas para sacarle el mejor rendimiento, pues algo así. Empezar la curva lo más tarde para tener los esquís planos el mayor tiempo posible y ser más rápido... Y cuando apuras tanto se acercan más estas situaciones peligrosas. Ahí caí.
- ¿Se ha planteado que el esquí de competición ha quedado atrás?
- Claro que me lo he planteado. Vista la situación en la que estoy, hay un porcentaje muy alto de probabilidades de que no pueda volver a la competición. Trabajaré como cualquier persona normal. Sacaré la carrera que es en lo que estoy ahora y a ver...
- Pero siendo un torbellino como es, ¿por dónde va a descargar la adrenalina?
- Es verdad, soy muy nervioso y si no puedo recuperarme como para llevar una vida parecida a la que llevaba, a ver dónde voy a quemar mis energías. Soy muy movido y los de alrededor tendrán que tener paciencia conmigo. Intento ser optimista, porque lo necesito.
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