Sin lugar a dudas, en Marruecos se dan las situaciones más caóticas del sector del turismo de esquí. Allí cuando nieva el gentío se abalanza en masa hasta las pistas sin importarle las horas de atasco que van a tener que aguantar. Y en la gran mayoría de casos no es para esquiar, sino para simplemente tirar bolas, bajar en plásticos o caminar por la nieve a cualquier cota.
La estación está gestionada, en teoría, por la ONEP (Oficina Nacional de la Electricidad y el Agua Potable), que lo único que hace es colocar a unos empleados que cada mañana le dan al botón del telesilla para que se ponga en marcha. A partir de ahí cada uno se tiene que apañar para montarse como buenamente pueda. El remonte, el más alto de Africa, sube a sus ocupantes hasta el pico Jebel Attar, a 3.258 metros, desde la base de la estación que está situada a 2.600 metros.
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Porque hasta las pistas puede subirse cualquiera. Por eso es normal ver personas cruzando los trazados marcados para esquiadores, con el consiguiente peligro. Un peligro que se acentúa al conocer que no hay ni centro médico, ni vallas de seguridad ni carriles para las motos de nieve.
Oukaïmeden cuenta con 20 kilómetros esquiables repartidos en 18 pistas situadas entre cotas de 2.600 y 3.270 metros (3 negras, 8 rojas, 4 azules y 3 verdes). Las instalaciones se completan con seis remontes (un telesilla y cinco telesquís) capaces de transportar unos 4.000 esquiadores cada hora. Cuenta con la ayuda y el asesoramiento de la estación española de Sierra Nevada, con quien firmó un contrato de colaboración hace siete temporadas, aunque ya colaboraban desde los '90. Por ejemplo ese telesilla es de la propia estación granadina, quien lo cedió en su momento y también han colaborado en temas de formación de técnicos de competición.
La prensa del país se hacía eco estos días del caos que significa esquiar en esas pistas un fin de semana de buen tiempo cuando hay nieve. Este pasado Domingo se registraron atascos de varias horas. Los automovilistas acuden con furgonetas sin cadenas, y los aparcamientos se llenan rápidamente. El telesilla se desbordó con grades colas de espera, y empujones tanto para subir como bajar.
Además nadie es capaz de llevarse sus deshechos a casa, y simplemente los tiran a la nieve. Algún profesor coge a final de jornada y limpia un poco la zona, pero los servicios de limpieza brillan, pero por su ausencia. Además en la base se forman zocos improvisados donde se vende todo tipo de mercancía y se alquila el material sobre una manta en el suelo.
Pese a que el país no tiene una gran tradición de esquí, en Marruecos se esquís desde los años '30, cuando el francés Malicet, antiguo alumno de la escuela de Mégène, crea en 1932 la primera escuela de Esquí del país y se funda la estación de Michiflen, llamada la Suiza de Marruecos por sus cedros y chalets, donde la incipiente clase media marroquí pasa sus vacaciones de invierno. En 1957 se funda la Real federación Marroquí de Esquí, y en 1959 se abre Oukaïmeden, que por su altura y situación, recoge mejor la nieve.

