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[b]El proyecto catalán de Martinsa[/b]
Publicado el 16-08-2008 , por Pilar Riaño| Espui (Lleida)
La promotora, que ha protagonizado la mayor suspensión de pagos de la historia de España, planeaba levantar un complejo invernal con mil viviendas en el Pirineo, en la Vall Fosca. Las obras se han convertido ahora en un atractivo turístico más.
Cuatro ancianos se resguardan del sol bajo la sombra de un árbol en la plaza de Espui, un pueblo del Pirineo de Lleida que forma parte de la Vall Fosca (valle oscuro, en castellano). Mantienen una tranquila conversación sobre “las últimas noticias de Fernando”.
Se refieren a Fernando Martín, presidente de la promotora Martinsa Fadesa. El concurso de acreedores de la compañía, que se ha convertido en el mayor de la historia de España (con un pasivo de 5.200 millones de euros), está en boca de todos los habitantes del pueblo porque representa el fin, de momento, de Vallfosca Mountain Resort.
Novecientas viviendas, ocho hoteles, un spa de 2.400 metros cuadrados, 2.200 plazas de aparcamiento subterráneas y un centro de convenciones alrededor de un campo de golf y treinta kilómetros de pistas de esquí. Éstas son las magnitudes del proyecto de Martinsa, en el que tenía previsto invertir 500 millones de euros.
Las vallas de alambre que rodean las casetas de obras de la promotora se han convertido en un nuevo atractivo de la zona, con turistas haciendo fotos incluidos. Muchos de los 792 vecinos de Torre de Cabdella (el municipio del que forma parte Espui, junto a dieciocho pueblos más) veían en el complejo de Martinsa la posibilidad de revitalizar el área.
Orígenes
Fadesa comenzó a desarrollar este proyecto hace tres años, cuando aún no había sido adquirida por Martinsa. La compañía gallega lo compró a la promotora catalana Interllacs 2000, que ya había conseguido una aprobación inicial del plan urbanístico por parte del Ayuntamiento de la Torre de Cabdella.
El consistorio recalificó los terrenos de rústicos a urbanizables a cambio de la construcción de la pista de esquí y el campo de golf, una decisión que provocó una fuerte oposición ecologista. El proyecto fue dividido en tres partes: un plan especial que regulaba la actividad en las montañas (las pistas de esquí) y dos planes parciales para las construcciones residenciales y hoteleras.
Hace cinco años, cuando el proyecto de Fadesa ya estaba aprobado, el Ayuntamiento cambió de color y el PSC relevó a CiU. Los socialistas (aunque cuatro de los cinco concejales del grupo son independientes) debieron enfrentarse a la presión ecologista, contraria a la construcción en el valle pirenaico. Para tratar de acallar las críticas, en agosto de 2006, el consistorio hizo firmar un novedoso convenio a la entonces Fadesa.
[b]El convenio de los avales
“Se nos ocurrió por casualidad en un pleno del Ayuntamiento ?explica Lluís Peroy, regidor de urbanismo de Torre de Cabdella?; nos quedamos sorprendidos de que accediesen”. El llamado convenio de los avales condicionaba la concesión de las licencias residenciales a la construcción de las pistas de esquí y el campo de golf. De este modo, la inmobiliaria no podía empezar a levantar pisos sin haber terminado antes las instalaciones deportivas.
Si la promotora quería alterar el orden de actuación, debía entregar al ayuntamiento un aval bancario por 58,27 millones de euros. “Imagina que Martinsa levanta todos los pisos y no hace las pistas de esquí, ¿qué hubiese hecho el pueblo? ?dice Peroy?; con los 58 millones, nos asegurábamos tener dinero para construirlas nosotros”.[/b]
Fadesa aceptó el convenio en un momento en que pocos presagiaban que el frenazo del sector pudiese ser tan drástico. Cuando la compañía puso un pie en los terrenos para comenzar su gran proyecto (cuyo diseño debía correr a cargo del despacho de arquitectos Alonso Balaguer), el mercado ya mostraba signos de debilidad. La empresa prefirió acelerar las obras de las pistas de esquí y del golf a entregar los avales bancarios. Los cajones del Ayuntamiento acumulan las licencias de 144 viviendas que Martinsa no ha recogido.
Los alrededores de Espui están hoy desangelados. La hierba del golf está ya lista para ser estrenada, a falta sólo de que se coloquen las redes de protección. La pista de esquí acumula una inversión de 13 millones de euros y, según los cálculos del consistorio, está construida al 60%. En la montaña ?donde el trazado de las pistas ya está realizado? se alzan dos de las torres del telecabina, mientras en el valle un grupo de obreros sigue trabajando en el edificio de llegada de los remontes.
La empresa anuncia en su página web que existen 99 viviendas en curso, pero Martinsa no ha puesto ni una sola piedra de los pisos del complejo. Sin embargo, durante los últimos años, la compañía ha comprado terrenos y casas a los habitantes de Espui, unos activos que se han convertido en 96 viviendas prácticamente terminadas y vendidas.
“Antes, treinta familias tenían terrenos y vivían del ganado, hoy ya sólo somos tres ?explica un anciano de Espui?; muchos vendieron para comprarse una casa nueva”. Según el ayuntamiento, una decena de vecinos del valle se encuentra entre los damnificados por el concurso de la empresa. Los que no compraron rehabilitan ahora sus casas con la esperanza de poder alquilarlas cuando el complejo invernal esté terminado.
Consecuencias
El Ayuntamiento de Torre de Cabdella ha anunciado que estudia presentarse como acreedor de Martinsa por los gastos que deben hacerse en el cuidado del entorno. Fuentes del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña han explicado que “hay intención de iniciar acciones jurídicas por los trabajos no terminados de corrección ambiental”.
Para la Vall Fosca, el impacto del concurso de Martinsa va más allá de las obras en las montañas. “El complejo iba a ser un revulsivo para el valle; mucha gente joven había vuelto confiando en él”, explica una vecina. La previsión pasaba por que las pistas de esquí recibiesen entre 3.000 y 4.000 personas al día, y que cada hotel generase 67 puestos de trabajo.
Además, las grúas de Martinsa no son las únicas que están paradas. A finales de julio, el grupo austríaco Doppelmayr, especializado en transportes de personas por cable, retiró el material que tenía en las futuras pistas de Martinsa, a la espera de conocer el futuro de la promoción.
Las finanzas municipales no se resentirán por el parón de la construcción (la principal fuente de ingresos del valle son las cuatro centrales hidroeléctricas que aloja, que le reportan un millón de euros al año), pero en el Ayuntamiento ansían que un nuevo inversor vuelva a apostar por Vallfosca Mountain Resort.
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¿Donde están los 58 millones de los avales que permitirían hacer la estación de esquí?
Claro, ahora que ponga dinero el Estado....