El propietario quería subir a las pistas con su flamante vehículo, pero el espacio interior lógicamente no permitía llevar el par de juegos de esquís, así que se le ha construido una caja a juego con la carrocería para llevar el material.
Eso sí, lo que no se ha podido modificar es que consuma menos, así que sigue llevando un depósito de 80 litros, capaz de dar de comer a un motor que consume 12,5 litros cada 100 kilómetros en vías urbanas, y 14,5 en ciclo combinado. Es de imaginar que el dinero no le es importante al dueño de este bólido, que pagará con gusto la subida de la gasolina de estos días para poder llegar antes que nadie a pistas. La pregunta es ¿aparcará en el aparcamiento con nosotros o le harán un hueco especial en alguna parte de la estación?