Aquí en Europa las cosas tardaron más. Flaine en Francia fue la primera que decidió hacerse con alguno de aquellos aparatos, y a mediados de los '60 llegaban también al Pirineo cuando Pyrenees 2000 decidió también adquirir unos cuantos. Aunque el desarrollo fue siempre tímido hasta casi finales del siglo pasado, en los años '80 en Obereggen nos encontramos con Georg Eisath y Walter Rieder, encargados de las operaciones de esta estación italiana, que estaban buscando como fuera independizarse las condiciones climáticas.
En 1983 compraron un cañón de nieve artificial procedente de los Estados Unidos, pero los resultados fueron decepcionantes, no porque fuera un mal invento, sino por lo que consideraron una mala adaptación a sus condiciones climáticas en sus rangos de temperatura. Entonces ambos directivos optaron por construirse su propia máquina de nieve artificial con los componentes que encontraron en el mercado. Georg tuvo que convencer a su padre para que le edjara su secador de heno, y usaron boquillas de pulverización agrícola. Finalmente el chapista del pueblo les construyó el armazón de la máquina, hasta que finalmente tras varias pruebas, pudieron dar con la manera de fabricar nieve al menos, de la misma calidad que el innivador americano.
En 1984 Obereggen cree en ellos y les compra un par de aquellas máquinas, y los dos emprendedores continúan trabajando en la mejora de aquel cañón, incidiendo especialmente en las turbinas, su mayor quebradero de cabeza ya que la que tenía montada su modelo no le daba el flujo de aire necesario, por lo que decidieron contactar con un fabricante profesional, lo que sin duda representó un gran avance en el desarrollo de la empresa.
Al poco tiempo otras estaciones empezaron a interesarse por aquellos cañones de nieve, por lo que decidieron oficializar la empresa y crearon la 'Compañía WI.TE', comenzando entonces a fabricar innivadores en gran número. Las primeras plantas de fabricación fueron construidas en las localidades italianas de Cortina, Falcade y Valzoldana; y en 1988 instalaron una en pleno corazón de los Alpes, en Austria.
Los tres estaban de acuerdo en que para seguir creciendo necesitaban salir al exterior, y por eso ese mismo año, en 1990, fundan la 'TechnoAlpin GmbH', extendiendo una red mundial de filiales en los años siguientes. Hoy la empresa de los cañones amarillos, color caratcterístico de todas sus máquinas, cuenta con 250 empleados y vende unos 20.000 innivadores al año.