Otras cuatro estaciones suizas han emprendido medidas similares, recordó ayer Phillips en el Congreso Mundial de Turismo de Nieve y Montaña, que se celebró este fin de semana en Encamp (Andorra). Uno de los beneficios es que las primeras precipitaciones sólidas del otoño tienen más facilidades para consolidarse. La colocación del poliuretano parece una idea peregrina, pero es una medida de supervivencia si se tiene en cuenta que 15 estaciones de esquí ya han cerrado en los últimos años en Suiza por falta de nieve. Aunque las pistas españolas no se asientan sobre glaciares, sino sobre nieves invernales a gran altura, el empleo de la lona es un buen ejemplo de los nuevos sistemas que se están poniendo a punto para mitigar los efectos del aumento de las temperaturas. Hay varios más.
La empresa austriaca Steinbach aplica desde hace un año un sistema de inyección de agua que modifica las condiciones físicas de la nieve para que permanezca más tiempo en el terreno. El agua se inyecta sin aditivos, sin nitratos de amonio, como se venía haciendo hasta ahora, y permite trabajar sobre nieve artificial. La aplicación de nitrato de amonio se utiliza en casos de alta competición, porque en esas circunstancias es necesario que la calidad de la nieve sea la misma en todo el trayecto y durante todo el tiempo que dura la prueba. "Desde el punto de vista ambiental es una gran idea, porque no tiene ningún aditivo", destaca el director de montaña de Sierra Nevada, Eduardo Valenzuela.
La inyección de agua a presión cambia las condiciones físicas, no las condiciones químicas. Steinbach ha desarrollado un modelo que determina en qué lugar debe inyectarse el agua, cuál es la cantidad adecuada y a qué profundidad debe hacerse. El coste de la operación es bajo, indica Valenzuela: "Solo hace falta que haya una instalación previa de nieve artificial y el programa informático que establece dónde deben hacerse las inyecciones".
Nieve sintética
Otro mecanismo para garantizar el esquí es la nieve sintética. En Inglaterra existen ya 150 pistas hechas con este sistema. "Es como una alfombra deslizante, pero tiene el inconveniente de que sobre ella no puede haber nieve natural, porque las máquinas de mantenimiento la estropean", dice el responsable de la estación granadina.
La fabricación de nieve con cañones sigue siendo la alternativa más consolidada, pero aquí también hay margen de mejora. Por ejemplo, los viejos cañones necesitaban una temperatura de -4°C para poder funcionar, mientras que ahora ya se ponen en marcha con -1°C. En los últimos tiempos ha habido incluso varios ensayos para producir nieve a temperaturas positivas. Las pruebas, realizadas en cámaras frigoríficas, consisten en la fabricación de bloques de hielo, que luego son laminados y extendidos sobre la superficie esquiable. Otra alternativa es la producción de hielo a partir de la evaporación de nitrógeno. Posteriormente, el material resultante se reparte por encima de las pistas.
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