Los profesores de esquí de Andorra pierden horas, y dinero

que trabajan en las pistas de esquí, que se cifra en hasta una tercera parte de las horas que hacían otras temporadas. Al cobrar por horas trabajadas, supone que en momentos de menos trabajo ya sean puntuales o prolongados su nómina se vea reducida.

Además de los evidentes inconvenientes económicos que se desprenden de este hecho, el presidente de AAME, Víctor Iriarte, constató ayer otro problema, que afecta los profesionales que no llegan al sueldo mínimo interprofesional, situado cerca de los 840 euros mensuales. El actual salario de los monitores, que se paga según las horas trabajadas, hace que algunos de estos trabajadores no puedan cotizar en la CASS, por lo que si enferman fuera del trabajo no tienen cobertura sanitaria.

Esta situación, que otros años ya se había producido por otras circunstancias, se ha visto amplificada esta temporada tanto Grandvalira como Vallnord. Entre los trabajadores consultados, el presidente de AAME constató al menos dos casos en Arcalís que han visto su jornada reducida entre 40 y 50 horas durante el mes de diciembre, mientras que en Soldeu, dos trabajadores más pasaron de una jornada mensual de cien horas, a cerca de una veintena.

Los trabajadores más veteranos o con mayor titulación y condiciones más buenas también se han encontrado con una reducción de la jornada laboral, aunque en los mejores casos, el número de horas se redujeron aproximadamente a la mitad durante el último mes. Con todo, el máximo representante de los monitores de esquí aseguró que en enero se ha recuperado algo, pese a que las horas trabajadas oscilan según las semanas y el volumen de trabajo que haya en cada una de las estaciones de esquí.

Negociaciones con *ski *andorra
Ante esta situación, la AAME negocia desde la temporada pasada con Ski Andorra la posibilidad de cambiar el reglamento, así como el sistema salarial, para que el trabajador pueda cobrar un salario base que le asegure la cobertura de la CASS. Iriarte, representante de la AAME, tiene previsto reunirse con los responsables de la entidad en los meses próximos, y aspira a obtener un mínimo fijo y que el salario aumente según las horas realizadas cuando se supere un determinado número.

Las negociaciones deben servir también para cambiar un reglamento que consideran muy genérico. Volvemos a cambiarlo para adaptarlo a la profesión y que se tengan en cuenta las especificidades de un colectivo profesional que sólo trabaja entre cuatro y cinco meses al año en esta ocupación, explicó Iriarte.