Las cifras son elocuentes. Aunque se trata de una estimación basada en modelos numéricos, los cálculos de la Confederación Hidrográfica del Ebro indican que, a día de hoy, las reservas nivales de la cuenca se sitúan apenas a la mitad de las del año pasado con sólo 388 hectómetros cúbicos. El registro es aún más preocupante si se compara con la media de los cuatro últimos ejercicios, que casi triplica el volumen actual.
Fuentes del Centro Meteorológico Territorial (CMT) de Aragón, La Rioja y Navarra señalaron que no disponen de estudios sobre la evolución de la nieve. Sin embargo, sí dieron otro dato muy revelador: de los ocho refugios de montaña que disponen de estación meteorológica, a día de ayer sólo uno estaba nevado.
Se trataba del de Linza, que tenía apenas dos centímetros de nieve. Los demás -Lizara, Pineta, Panticosa, Respomuso, Estós, Góriz y el de Ángel Orús- seguían casi como en pleno verano.
Una situación atípica
En cuanto a las estaciones de esquí, y aunque todas están abiertas, ninguno de los centros invernales del Pirineo supera los 70 centímetros -marca que ostentan Cerler y Boí Taüll y que se queda muy lejos de los 110 centímetros de las Navidades del año pasado-. En la vertiente Francesa, el espesor máximo se sitúa en sólo 40 centímetros, y en Andorra apenas se llega a los 20. En todos los casos hay que tener en cuenta que una parte se debe a la producción de nieve mediante cañones.
El geógrafo aragonés Juan Ignacio López Moreno, experto en clima e hidrología que trabaja para el Instituto Pirenaico de Ecología, explica que esta escasez nival puede compararse a la que se produjo a finales de los ochenta. "Está siendo un año muy seco, de poca nieve -afirma-. Aún no hay datos definitivos, pero si se compara la situación con la de las décadas anteriores seguro que se trata de uno de los cinco inviernos con menos nieve del último medio siglo".
López Moreno está estudiando desde la Universidad de Ginebra los efectos que el cambio climático tendrá en el clima del Pirineo. Aunque insiste en que la situación puede cambiar en unos pocos días que arreglen la temporada, también recuerda que en otros países tampoco hay nieve.
"El anticiclón de las Azores se ha asentado con mucha fuerza y no deja que las borrascas lleguen a las cordilleras europeas -dice-. En los Alpes sólo han abierto las estaciones más altas. Las demás están cerradas porque allí la producción de nieve artificial está menos desarrollada".
Las causas de la escasez
El meteorólogo Alberto Desentre, miembro del equipo técnico del grupo de Predicción y Vigilancia del CMT, confirma ese análisis. "El mes de noviembre fue extraordinariamente cálido, y aunque hubo precipitaciones, las altas temperaturas impidieron que fueran en forma de nieve -explica-. A partir del 6 de diciembre entró un frente frío, pero la situación anticiclónica ha hecho que sólo nos hayan llegado algunos frentes residuales arrastrados por el viento norte".
De esta forma, primero el exceso de calor y luego la falta de borrascas han dejado al Pirineo en una delicada situación que no va a cambiar a corto plazo. Según las previsiones del Instituto Nacional de Meteorología para los últimos días de Navidad, esta semana seguirá predominando la situación anticiclónica, que tendrá un paréntesis mañana jueves con la entrada de un frente frío por el noroeste peninsular. La borrasca afectará al extremo norte del país con precipitaciones débiles en Galicia, Cantábrico oriental y Pirineo navarro. En Aragón podría haber algún chubasco, pero todavía de menor intensidad.
Previsión del calendario zaragozano
Los científicos acaban de prever que 2007 será el año más caluroso que se haya registrado jamás, lo que tendrá consecuencias para todo el planeta. De cumplirse estos pronósticos, no parece que la cantidad de nieve caída en Aragón vaya a mejorar mucho en los próximos meses. Sin embargo, la predicción del popular almanaque El Firmamento, más conocido como el calendario zaragozano, dice que sí va a nevar.
Según esta publicación centenaria, el inicio del año llega con un descenso de las temperaturas. En enero el ambiente será húmedo y extremadamente frío durante los primeros días. Después, el cielo estará despejado, hasta la mitad de mes, cuando llegará un temporal duro y borrascoso que sí descargará lluvia y nieve.
En la primera mitad de febrero se repetirán los temporales con chubascos y nevadas, acompañados de vientos secos. A final de mes, las temperaturas se tornarán más suaves y los cielos estarán nublados.
El tiempo variable durará hasta mediados de marzo. Pasado el 15, las temperaturas serán más agradables, pero sólo durante unos días, ya que a final de mes los vientos arreciarán del noreste y volverán los temporales de invierno. El calendario también dice que abril será bastante húmedo.
Fuente: