Txiki nos cuenta que la carrera Vasaloppet, que va desde Sälen hasta Mora, es una tradición anual con raíces históricas. Al parecer, conmemora la senda del renegado sueco Gustav Eriksson Vasa, que llegó a Mora en 1.521 para convencer a sus habitantes de que debían incorporarse a su campaña contra el rey danés Cristián el Tirano, que gobernaba Suecia por aquel entonces. Vasa no tuvo éxito en su misión y se vio obligado a huir sobre sus esquís, con los daneses pisándole los talones.
Los habitantes de la zona cambiaron de opinión y enviaron a dos de los esquiadores más rápidos de Mora para darle alcance. Lo encontraron en Sälen y le persuadieron para que volviera de nuevo a Mora. Al cabo de dos años y medio de guerra, Gustavo Vasa llevó a su país a la victoria y a la libertad, y, en 1523, fue proclamado rey de Suecia.
Txiki Plazas dice que la Vasaloppet es es la referencia para todos los esquiadores de fondo. «Técnicamente no es de las más complicadas pero sí la más popular». Este tolosarra, de hecho, comenta que uno de los aspectos más dificultosos es no tropezarse en los kilómetros iniciales, donde la aglomeración de esquiadores dificulta el avance y puede incluso echar al traste con todas las ilusiones.
Las bajas temperaturas -entre -15 y -27 grados hizo este año-, son otros elementos a tener en cuenta. Los tolosarras invirtieron entre seis y nueve horas en completar un recorrido que atraviesa un territorio fascinante. «Creemos que hay que desmitificar lo que es la prueba en cuanto a su dureza. Merece la pena por todo lo que conlleva, por su espectacularidad, popularidad y grandeza, pero en Tolosaldea hay muchísimos esquiadores que, preparándose un poco, podrían completarla sin problemas», opina Txiki Plazas. «Es lo mismo que preparar la Behobia. Las semanas antes ves a mucha gente corriendo».
Josu Iztueta, que nos ha facilitado las fotos de este reportaje y que ya sabe lo que es participar en la Vasaloppet, acudió este año de testigo a la prueba. Nos dice que de 16.000 participantes, 12.000 eran suecos, 3.000 de Noruega, Finlandia y Alemania, y los mil restantes de treinta partes diferentes del mundo, entre ellos doce vascos, una cifra proporcionalmente muy significativa. También llama la atención la edad media de los participantes (43-44 años), aunque a lo largo de la semana también se celebran 'Vasaloppets' para niños y otras con recorridos más cortos.La infraestuctura para organizar una prueba de estas características es enorme, en cuanto a avituallamento, servicios médicos ,servicios de transporte, lectura electrónica de los tiempos a medida que pasan por los distintos controles, etc etc
Txiki y los suyos apenas durmieron la víspera de la prueba. Estaban alojados a treinta kilómetros de Mora. Tuvieron que ir al punto de salida, desde donde un autobús les transportó a Salen (a más de 90 kilómetros por carretera), para poder empezar la carrera a las ocho de la mañana.
Josu nos cuenta que la organización pone un tope máximo de doce horas para completar el recorrido y que, sorprendentemente, «nadie se retira». De hecho, son menos de mil los que necesitan más de ese tiempo y que van llegando, ya a oscuras, a la meta de Mora. El récord actual de la carrera está en 3 horas, 38 minutos y 57 segundos. Este año, los profesionales que llegaron en cabeza invirtieron mucho más tiempo porque las condiciones de la nieve no eran las más propicias.Txiki concluye constatando la satisfacción de haber tomado parte en una prueba mítica del esquí de fondo. «Llevábamos tiempo queriendo participar y sí, claro que merece la pena», concluye.
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