Por fin llegó el ansiado día de sacarse el mono arrastrado desde hace meses y volver a sentir la sensación de libertad sobre unos esquíes para quitarse el estrés acumulado de la semana. Al fin llegó el gran día para los amantes de la nieve y de la experiencia inigualable de sentir el manto blanco por debajo de unas tablas. Y nada mejor que hacerlo en una moderna instalación como la de Valdezcaray, en la que muy atrás en el tiempo quedaron las penurias de encontrarse con eternas colas en la subida desde Ezcaray y los problemas para aparcar. Es la hora de disfrutar, de sentir el frío viento en la cara, el tacto del fino polvo en los pies y dar rienda suelta a un deporte altamente estético que encarna emoción, aventura y, sobre todo, buenos momentos. Es que el esquí, sin lugar a dudas, crea adicción para quien lo practica.
Ayer fue el gran día para muchos de los amantes del deporte blanco que llegaron
hasta Valdezcaray desde toda La Rioja, País Vasco, Navarra, Soria, Madrid y Burgos, entre otras zonas, con mucha ilusión de comenzar una nueva temporada. En total, según explicó Gonzalo Morrás, director técnico de la estación, subieron ayer 1.960 personas.
Sin embargo, aunque la estación de esquí inauguraba diez pistas nuevas para los aficionados, el fuerte viento en la zona alta de la ladera impidió que fueran estrenadas. No obstante, los esquiadores afrontaron el inicio de la temporada con optimismo, ya que cuando la climatología lo permita, tendrán a su disposición nada menos que 22,160 kilómetros de pistas, una cifra que coloca a Valdezcaray entre las estaciones medianas de nuestro país.
Además, para los más experimentados, ocho de estos nuevos recorridos tienen un dificultad alta, mientras que las otras dos son media y muy alta. En este sentido, el aprovechamiento de posibilidades de la estación ha sido el máximo y podría considerarse como definitivo para el desarrollo del complejo invernal riojano.
Según los esquiadores reunidos en la zona intermedia, la calidad de la nieve en Valdezcaray es «muy buena», sobre todo en la zona más elevada. «Aunque en esta zona hay un poco de hielo a la mañana, porque no llega el sol, arriba hay nieve polvo (la ideal para la práctica de este deporte)», opinaba Laura, una joven de 34 años que esquía desde los 15. «Valdezcaray ha cambiado mucho en los últimos años. Recuerdo que unos años antes, para esquiar con tranquilidad te tenías que buscar un hueco un día de semana. Mira hoy, que es el inicio del puente, uno puede hacerlo con tranquilidad y muy poca cola».
Al mediodía, el sol comenzaba a mostrar su mejor cara y la ladera del San Lorenzo se convertía en una postal preciosa: cientos de esquiadores zigzagueando por las pistas con sus derrapes al viento formando una pincelada artística, junto a los cañones de nieve trabajando sin cesar, aprovechando las bajas temperaturas. Es la hora de comer y el restaurante es ahora el nuevo punto de reunión, en donde las experiencias de la mañana comienzan a narrarse de manera ininterrumpida.
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