El modelo de turismo activo de montaña, que nació en Estados Unidos, se implanta con fuerza en Catalunya.
MODELO DE MONTAÑA:El futuro plan director de las estaciones apuesta por cambiar el modelo turístico
PARA TODOS: El turismo activo del Pirineo catalán atrae tanto a extranjeros como nacionales
Los complejos invernales ofrecen actividades para disfrutar del estío en la montaña.
Senderistas de Marsella, ciclistas de Sevilla o piragüistas de Ciutadella.
La gente busca cada día más oxigenarse. Tomar contacto con la naturaleza con actividades deportivas, pero también lúdicas y culturales. Es obvio que una estación de esquí o un complejo de montaña ofrece el espacio ideal para desarrollar todo este tipo de actividades que cada vez tiene más demanda pues son ideales para familias y grupos organizados que encuentran en la bicicleta de montaña, el senderismo, las excursiones con quad, el trekking, la hípica o el tiro con arco una forma de aprovechar las vacaciones sin aglomeraciones y con un clima muy diferente.
Según Xavier Moncayo, director del Patronato de Turismo Terres de Lleida, la implantación de actividades turísticas de verano en los grandes complejos invernales obedece a la "tendencia de cambio en el modelo turístico convencional que apuesta por hacer útiles las estaciones durante todo el año".
Este es un turismo de sensaciones en el que lo más importante es el paisaje, la fauna, la flora, el patrimonio cultural y el conocimiento del territorio. La posibilidad de subir a una cota de más de dos mil metros de altitud para contemplar el paisaje que se divisa desde el Pic de l´Orri o desde el Niu de l´Àliga, por ejemplo, es una muestra del amplio catálogo de ofertas turísticas específicas "de montaña".
El modelo empezó a desarrollarse en Estados Unidos y se ha implantado con éxito en Suiza, Austria, Francia y Andorra. En Catalunya se está implantando con fuerza, como lo demuestra que las estaciones más importantes ofrecen servicios de este tipo. El complejo pionero es Boí-Taüll Resort, que en el Pla de l´Ermita tiene instalaciones pensadas para el desarrollo de actividades durante casi todo el año y que en agosto roza el completo.
Carles Hidalgo, responsable de actividades del Resort, explica: "Tenemos talleres, excursiones, competiciones, rutas y ofertas para todas las edades, desde los 2 años en adelante, que garantizan que durante la estancia no tendrá por qué tocar el coche y que siempre estará asistido por un guía o un monitor que le ayudará en la actividad". En Boí-Taüll se organizan gimkanas en las que participan familias enteras, excursiones por senderos recuperados hacia el vecino parque nacional de Aigüestortes o rutas a caballo y a pueblos abandonados de la comarca.
La implantación de este modelo es desigual. No hay datos exactos, pero en Vall de Núria es sintomático que sólo el 11% de los visitantes de todo el año acudan para practicar actividades de esquí, siendo las actividades deportivas, lúdicas y culturales el grueso de la oferta con más éxito.
Según el director general de Planificación Territorial, Oriol Nel·lo, ofrecer actividades todo el año es "una forma de ir cambiando el modelo de pistas de esquí y segunda residencia por otro para disfrutar de la naturaleza y el paisaje basado en una oferta más sostenible y ordenada". El futuro plan director de estaciones de montaña, hoy en trámite, apuesta por este turismo "porqué son clientes de calidad que buscan calidad". En este sentido "se propicia que el paisaje esté bien conservado para ofrecer un territorio de calidad, naturaleza en estado puro".
Que las estaciones de esquí del Pirineo catalán atraen una amplia y variada oferta lo demuestra el hecho que ayer lunes a media mañana, por las montañas de La Molina, mientras que un grupo de jóvenes sevillanos practicaban descensos en bicicleta de montaña, un matrimonio de Marsella con sus dos hijos subían hasta la Tossa d´Alp (2.537 metros) en el telecabina para bajar luego andando hasta la estación y una familia de Menorca practicaba el kayak en el lago.
José Luis, Gian, Ariadna y Antonio son cuatro jóvenes sevillanos de entre 23 y 31 años de edad que ayer mismo por la mañana habían llegado en furgoneta -"de un tirón"- desde la capital hispalense y con las bicicletas de montaña a cuestas. Habían conocido la oferta estival de la estación gerundense "por internet" y venían a pasar "tan sólo cuatro días pero dispuestos a probarlo todo". Tras salir del telecabina, tardaron bien poco en colocarse los cascos, protecciones y guantes y lanzarse ladera abajo tras las huellas que había dejado Gilbert Blasco, un muchacho de Barcelona de 16 años que había llegado en tren para pasar el día y probar de bajar la Tossa d´Alp en bici.
Mientras, en dirección contraria, hacia la cima, un matrimonio de marselleses con sus dos hijos de 6 y 7 años comenzaba una caminata que esperaban concluir "dentro de dos o tres horas en el hotel -donde estarán una semana-con una buena comida y una buena siesta", explicaban. Mas tranquilos, al menos en apariencia, estaban Moises y Julia, una pareja de Ciutadella que con sus tres hijos, Joan de 8 años, Núria de 10 y Josep de 11, probaban a dar las primeras paladas en un kayak, en un lago artificial a 1.600 metros de altitud, y rodeados de montañas un entorno "que no se parece en nada a lo que tenemos en casa".
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