La dirección de la estación más amplia de las dos que gestiona la Diputación, junto con la de Leitariegos, cuantificó ayer en menos de 20.000 esquiadores los que acudieron desde el lunes 21 al domingo 27 a San Isidro, cifra por debajo de los 25.000 de la misma temporada del año anterior.
Y eso que las condiciones eran difíciles de mejorar. Nunca había habido tanta nieve acumulada en las pistas, con grosores incluso superiores a los tres metros. También es difícil acordarse del año que, como esta vez, la totalidad de las pistas y los remontes estuvieran disponibles para los amantes del deporte blanco, lo cual ocurrió en la mayor parte de las jornadas.
Sin embargo, la permanente amenaza de lluvia y ciertas rachas que sólo respetaron el último domingo rompieron las previsiones. Esto se notó también las reservas hoteleras, que partían al 100% desde el miércoles y que se cumplió, pero con pocos casos en los que un mismo aficionado se quedara durante todo el período festivo.
Por su parte, en Leitariegos una absurda orden de la Diputación impidió ayer conocer una vez más los datos de la Semana Santa, en la que se abrió con normalidad desde el miércoles pasado.
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