Por la mañana sin hacer casi ruido, 8 camiones de gran tonelaje bajaron desde las cimas del Pirineo catalán cargados con 300 metros cúbicos de nieve natural y una máquina pisanieves para repartir la nieve a lo largo de la calle Mayor de la ciudad francesa, la conocida calle de Paul Valéry. Así, esta calle estrecha que baja desde la iglesia hasta el canal, a nivel de mar, se convertió en una verdadera pista de esquí de dimensiones considerables. Durante las 24 horas anteriores 50 toneladas de hielo prepararon la tierra para recibir el blanco elemento.
Esta singular iniciativa hay que atribuirla al Ski Club de Seta, con el apoyo del Ayuntamiento y de numerosas entidades, como la estación de esquí de Font Romeu y Altiservice.
Uno de los máximos responsables del club de esquí, Thierry Gignoux, conocido con el sobrenombre de Boule, estaba muy contento del éxito de la operación, que se completó hacia las 04h. de la mañana. "Al principio, incluso yo creía que era una idea loca, pero es un sueño del que hoy nos despertamos", dijo. La nevada en camiones se había de hacer en diciembre pero la falta de nieve natural en les montañas de Font Romeu lo impedió.
Hay que decir que todos los esquiadores pasaron por caja para comprar el forfait, que será en beneficio de las víctimas del tsunami. Concretamente, el dinero se destinará a la fundación Green Hope para comprar redes de pescar para los pescadores tailandeses.
A las 10h. de la mañana todo estaba preparado para la gran esquiada. Incluso más de 1.000 metros de hilos de protección se instalaron en un grosor de 30 centímetros de nieve de buena calidad, ya que la temperatura de estos dias era ideal.
También había un jardín de nieve para los niños, a cargo de los servicios de juventud de Seta. Un servicio de alquiler de material, al precio simbólico de un euro, dió la oportunidad a todo el mundo de hacer unas cuantas bajadas en medio de una multitud de personas que no se podian creer lo que veian.
A les seis de la tarde se organizó una bajada de antorchas que, según los organizadores, constituyó el nuevo récord del mundo de bajada de antorchas ininterrumpida. "Creo que todos nos lo hemos pasado muy bien. El village que hemos instalado al lado de la pista de esquí nos ha dado mucha vida", destacó Gignoux.
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