Con la vuelta a la normalidad de las carreteras y los accesos a la estación de esquí, limpios de nieve y en perfecto estado para la circulación de vehículos, fueron miles los visitantes que de nuevo aprovecharon para utilizar las instalaciones de La Covatilla. Extremadura, la comunidad madrileña y Portugal siguen siendo los lugares de procedencia por excelencia, aunque los esquiadores llegan a Béjar desde sitios tan remotos como Andalucía, que optan por la tranquilidad del Sistema Central en vez de Sierra Nevada.
Jose Antonio White, director de La Covatilla, explicó que la situación meteorológica engaña y que las instalaciones han tenido que estar cerradas tres días por culpa del mal tiempo: la ventisca y la niebla. "Llevamos más de tres días sin ver el horizonte", asegura White, en referencia a la niebla, elemento que ayer no amedrentó a los esquiadores, que acudieron en masa. La niebla se levantó al mediodía y permitió la práctica deportiva.
Este elemento meteorológico es uno de los fenómenos más temidos por los que practican el esquí y los aficionados a la montaña: en unos pocos metros se pueden desorientar y la falta de relieves orográficos, a las velocidades a las que se esquía, "pueden hacer que te desvanezcas y provocar accidentes", tal y como declararon algunos esquiadores experimentados.
El personal de Gecobesa trabajó de día y de noche para la apertura del fin de semana. La tarea del personal de pistas permitió, a pesar de la escasez de nieve en cotas bajas, la apertura total de la estación y completar 5,5 kilómetros de longitud esquiable. White, responsable también de las pistas de la estación de esquí, aseguró que la distancia puede parecer corta frente a los datos que ofrecen otras estaciones de esquí, pero si se tiene en cuenta la superficie, con pistas que superan los 60 metros de ancho, el área de nieve esquiable de La Covatilla puede llegar a ser muy superior al de otras estaciones de este tipo.
Los planes de los gestores de la estación de esquí son los de comenzar a trabajar en las zonas de pistas vírgenes y adecuarlas para alcanzar los 9 ó 10 kilómetros esquiables. Los responsables de la estación confían en el anticiclón y las bajas temperaturas para poder trabajar y permitir los accesos.
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