El Principado de Asturias y la Diputación de León mantendrán este mes una reunión clave para decidir el futuro de las dos estaciones invernales que compartirán en poco más de un año: la de San Isidro y el complejo de Fuentes de Invierno.
La convocatoria reunirá a la consejera de Turismo, Ana Rosa Migoya, y al presidente de la Diputación leonesa, Javier García Prieto, además de a los alcaldes de Aller, Gabriel Pérez Villalta, y de Lillo, Pedro Vicente Sánchez, para empezar a perfilar el proyecto de coordinación y gestión conjunta de los dos complejos con el objetivo de convertirlos en un gran referente en el norte de España.
El encuentro aún no tiene fecha por problemas de agenda. La reunión se había previsto inicialmente para el pasado día 13, pero tuvo que posponerse por otros actos oficiales. No obstante, el Principado está muy interesado en que ese encuentro se celebre a la mayor brevedad posible, ya que queda por delante un largo trabajo de planificación. Tanto Asturias como León están interesados en coordinar sus servicios e incluso compartir algunos como, por ejemplo, los pases de «forfait» para que los esquiadores puedan usarlos indistintamente en los remontes de las dos estaciones.
El resultado de esta negociación puede ser clave para impulsar el peso de Asturias en la oferta de esquí de todo el país. La estación de Pajares, que recientemente se ha sometido a una reforma, está también interesada en unirse a esta coordinación de servicios para que el complejo lenense no quede aparcado del proceso de modernización.
Según explicó el alcalde de Aller, Gabriel Pérez Villalta, esta promoción conjunta de las estaciones invernales facilitará la recuperación de un viejo proyecto para impulsar el eje formado entre las localidades de Boñar y Lillo, en León, y Cabañaquinta, en Aller, que hace años ya se planteó para coordinar actuaciones y potenciar el turismo en estos municipios. «En su momento no cuajó, pero ahora no hay que dejarlo pasar», matizó.
Fuentes de Invierno abre un importante abanico de expectativas. Pese a que no comenzaron las obras, ya se notan algunos efectos. Ocho nuevos alojamientos rurales ya funcionan en el alto Aller porque los hosteleros esperan un «boom turístico».
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