-Su sueño siempre ha sido estar entre las mejores.
-Con siete años me consagré al esquí y empecé a prepararme duramente. Sabía cuál era mi objetivo. Desde pequeña he querido ser una gran esquiadora y encima he llegado a estar donde quería: entre las primeras del mundo.
-Una carrera deportiva que ha estado marcada por las lesiones...
-Han sido mi mayor sufrimiento. La lesión más dura la tuve en 1989; fue un accidente bastante grave, durante el entrenamiento en el glaciar francés de Tignes. Desde 1989 hasta 1992 estuve saliendo de un quirófano y entrando a otro (sufrió tres operaciones en la rodilla izquierda y otras dos intervenciones quirúrgicas más en la derecha). Fue un calvario tremendo. Los médicos me dijeron que me podía quedar coja, que lo dejase... .
-¿Qué papel juegan el técnico italiano Maurizio Marcacci y el español Andrés García?.
-Vital. En esos años nadie apoyaba a una chica con 17 años con las rodillas destrozadas. Además, me querían apartar del equipo nacional; me hicieron la vida imposible. Tuve la suerte de encontrarme a Maurizio y a Andrés que apostaron por mí y me dieron confianza y apoyo en todo momento.
-En febrero de 1996 vuelve a la competición y debuta en un Mundial, el de Sierra Nevada. Y poco después logra un cuarto puesto en la Copa del Mundo en Soelden (Austria). Ahí, ya entra en la elite.
-Siempre he sido una luchadora. Tuve una enorme fuerza de voluntad para recuperarme. El cuarto puesto de Soelden supuso un momento mágico porque me vi entre las diez mejores del esquí mundial. No me lo podía creer. .
-Otro de los momentos más puntuales de su carrera fue en los Juegos Olímpicos de Nagano 98.
-En la primera manga hice el mejor cuarto tiempo y en ese momento estaba entre las cinco mejores esquiadoras. Tenía muchas opciones para llevarme una medalla. Me encontraba en las mejores condiciones físicas y el trazado del gigante era perfecto. Todo se encontraba a mi favor. Y al final, me estrellé contra el suelo. Fue un golpe moral muy duro. Te lo juegas todo en un minuto... Se me escapó un tren, una medalla.
-Y llegó a Salt Lake City en 2002.
-Esa temporada fue muy irregular. Llegaba de una lesión de pie, de estar seis meses parada y había perdido la forma. Pero me presenté en los Juegos y me motivé mucho. Cuando bajaba en el gigante lo hacía con el mejor cuarto tiempo, pero arriesgué muchísimo y cometí un fallo en un muro. Ya fue el remate, porque tenía ganas de demostrar a todo el mundo que era una gran esquiadora.
-En febrero, la víspera de participar en el gigante en el Mundial de Saint Moritz afirmó: "Me gustaría llegar a un puesto que confirme si merece la pena seguir luchando". Finalizó en el puesto 32. ¿Hasta que punto le condicionó este resultado?.
-Tenía buenas sensaciones. Luego llegó la carrera y no me salió bien. Me hizo bastante daño, y probablemente si que pudo influir el resultado en mi decisión de retirarme. Pero levanté la cabeza para terminar la temporada dignamente. Llegaron los Campeonatos de España en Candanchú y gané el eslalon y el gigante, y quedé segunda en supergigante. Me fue genial. Y entonces me di cuenta de que era el momento de comenzar una etapa nueva. .
-¿Eduardo Roldán, como presidente de la Real Federación Española de Deportes de Invierno, le ha pedido que continúe? .
-Sí, quería que siguiera en la selección nacional y que me presentara en la siguientes Juegos Olímpicos (Turín 2006). Aún tengo las puertas abiertas; la Federación cuenta conmigo ciegamente, y esto es de agradecer.
-¿Y su futuro, a partir de ahora?.
-Tengo varios proyectos sobre la mesa, pero el que más me apetece es el de acceder como entrenadora al Centro de Tecnificación de Deportes de Invierno en Jaca, bajo las órdenes de Chechu Bretos, el nuevo director, y con Tito Terrén y Lucila Pascual. Creo que sería un error que no se tuviera en cuenta mi experiencia. Siento que tengo mucho que aportar, sobre todo a los niños.
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