Conoce al esquiador Jean Claude-Killy, el héroe del '68

Esquiador francés nacido en Saint-Cloud en 1943. En los Juego Olímpicos de Grenoble, en 1968, ganó tres medallas en descenso, eslalon y eslalon gigante.


Jean-Claude Killy consiguió su sueño. El dominio al que sometía a todos sus rivales le hizo lanzar un presuntuoso desafío: ganar en los Juegos Olímpicos de invierno del 68 en Grenoble (Francia) las tres pruebas de esquí alpino.

El descenso se desarrolló con una precisión increíble. Retrasados por culpa de una tempestad, los esquiadores corrían el riesgo de perder su concentración, pero gracias a su experiencia, Killy dominó la situación con una sangre fría extraordinaria, venciendo en el descenso con un resultado apretado. En cambio, se impuso con facilidad en el eslalon.

Los austriacos se juramentaron para que no ganase la última prueba, el eslalon gigante. Pero los dos esquiadores de Austria fueron descalificados, quedando Killy sin sus más temibles enemigos, lo que le facilitó la conquista de la tercera medalla de oro.

Aparte de su maestría sobre los esquís, el secreto del campeón francés fue el uso del más sofisticado equipo de la época. Junto a las botas, adaptadas a su medida, las tablas fueron decisivas. Construidas con diferentes capas de las más elásticas y resistentes maderas, recubrió la superficie con ceras específicas para cada tipo de nieve, acertando plenamente en la elección. Por último, el rudimentario casco utilizado en la prueba de descenso, se convirtió en uno de los amuletos del campeón francés.