Y llegó el gran día, el último de la temporada. Bueno, lo de gran día es por llamarlo de alguna manera, porque suele ser un día donde se mezclan sentimientos encontrados, la alegría de una gran temporada y la tristeza de despedirte de esquiar por unos meses.
Para ser el último día, la temperatura era baja, la nieve estaba realmente bien y lo estábamos pasando en grande, pero faltaba algo, eso que marca la diferencia entre el último día y los demás, lo que hace que lo recuerdes durante mucho tiempo.
Y si algo me gusta de algunos de los socios con los que comparto bajadas cada fin de semana es que están como una regadera, pero en el buen sentido, todo muy positivo. Y claro, después de varios días apretando, no podía decir que no a despedir la temporada con ellos de una manera diferente.
¿Y cuál es la manera? Pues muy sencillo, te personas en la Tosa de Masella ataviado con un bañador y una camiseta, como si estuvieras en la playa, pero a 2500 m y, este era el caso, -5ºC de temperatura. Los socios no eran otros que Jordi y Soto, que ya sabemos cómo las gastan, así que la idea me daba cierto respeto, sobretodo en el momento de cambiarnos en Cap del Bosc. Pero también debo decir que una vez superado ese momento y ya ataviado con el disfraz playero, todo empezó a cambiar y ya me vine arriba. Era 1 de mayo, Masella había hecho el esfuerzo por mantener sus instalaciones abiertas, la nieve estaba de escándalo y se desató la euforia.
Y quedó así (para ser la primera y única vez que lo hacemos, no está mal, no?)
Y dejo para el final los agradecimientos. Además de a los dos locos que me metieron en esto, a Iván del Diari de la Neu, que nos grabó e hizo fotos del momento y a todos los que nos acompañasteis durante la bajada. Ah, y a Masella, que con el calendario que hace, se presta a este tipo de celebraciones. Gracias a todos!