Tras el fin de semana de la KDD, vuelta a la normalidad. Había nevado en la Cerdanya y había ganas de ver cómo estaba la cosa, porque abril ya lo tiene, que un día hace calor, otro frio, y las condiciones son muy cambiantes.
El primer síntoma de que va a ser un buen fin de semana es que subiendo en coche no ves a nadie con esquís.
Esta es la imagen de la Cerdanya, con La Tosa y la zona de Masella y La Molina al fondo, que presentan un aspecto espectacular, casi el mejor de la temporada.
El sábado teníamos a gente esquiando en Masella y también era la carrera del forfait de temporada de La Molina. Se intentaría estar en todas partes. A primera hora, Soto nos avisa que el trazado de la carrera es muy de slalom, así que cambio de planes y cojo unos SL para ver qué pasa.
Estos eran los candidatos al principio, pero el Blizzard es es que salió al ruedo.
Tras ver un poco cómo era el trazado, y en vista de que teníamos para un rato, cabina y rumbo a Masella
Coincimos con la que creo es la mayor hooligan que conozco, Marina, que como le han cerrado Baqueira y sigue con ganas, le hacemos un hueco en Masella y ella encantada.
Y con Marina iban otros compis que se están sacando el TD2. McRiver iba con ellos. Un placer conocerle. Mucho nivel en esta foto.
Si en algo coincidimos todos es que nos hemos encontrado una de las mejores condiciones para esquiar de toda la temporada. Una nieve genial, poca gente y muy buen tiempo. Lástima del viento, que soplaba más de la cuenta, pero ha ido yendo a menos. Realmente cuesta entender cómo tanta gente ha cerrado la temporada con la cantidad y calidad de nieve que tenemos a estas alturas.
Ya en La Molina, rumbo a Font Canaleta a hacer la carrera
Este es el aspecto de La Molina
Este año había un slalom paralelo. Había rumores que el trazado azul era más rápido, así que todos a correr por allí.
Esta vez no hay mono y toca embutirse el dorsal debajo de la chaqueta
Y... ¡sorpresa! Subida al cajón en la categoría veteranos. Parece que la elección de esquís no fue mal. Lo mejor es la alegría de los peques cuando ven a su papi allí arriba. Para lo demás, Mastercard.
Y final de fiesta con una paella con la familia, gentileza de la estación.
Con esta jornada de auténtico lujo nos despedimos de La Molina por esta temporada, que cierra sus puertas, pero por suerte nos queda Masella. Hay mucha nieve, la estación está de escándalo y nos esperan algunos cartuchos más que quemar en sus pistas. Vamos, que esperamos celebrar Sant Jordi esquiando. A ver qué pasa y cómo va el tiempo, pero "In Masella we trust". ¡Esto no se acaba!