
Tomamos rumbo una vez más a La Molina aprovechando el abono de temporada que le había tocado a mi mujer para las estaciones del grupo FGC, cortesía de Solo Nieve, ya que la anterior visita a dicha estación nos había dejado muy buen sabor de boca.
La Molina
La idea inicial era conocer Vall de Nuria y Valter 2.000, y así decidimos alargar el finde cogiendo un día de fiesta para poder hacer el tour sumando La Molina. En esta ocasión la estación tampoco defraudó y no hizo más que confirmar las buenas impresiones de la primera vez que la esquiamos, una estación muy variada. Esta vez el protagonista era el fuerte calor reinante en la zona, ya que para ser marzo hacía una ola de calor inusual.
Tras la esquiada en La Molina, partimos hacía Ribes de Freser, donde pasaríamos las dos noches de hotel que teníamos contratadas para este viaje.
Ribes de Freser Cabaña
Nos alojamos en una cabaña 100% recomendable, a la salida del pueblo, con una zona ajardinada privada. La casita estaba muy cuidada y muy limpia, ya que los dueños también tienen un hotel en el centro del pueblo.
Ribes de Freser Cabaña terraza
Tras instalarnos, decidimos visitar el pueblo, comprar víveres para el resto de los días, y sobre todo echar un vistazo para ver donde está la estación del tren cremallera de Vall De Nuria, ya que a esta estación de esquí sólo se puede acceder mediante este medio de transporte.
Vall de Nuria llegada tren cremallera
Una vez arriba, lo primero que te llama la atención es el Santuario, que tras la esquiada le echamos un ojito.
Vall de Nuria Santuario
La estación no es grande, es más bien pequeña, pero llena de encanto. El simple echo de llegar en tren ya la hace especial, pero para el tamaño que tiene, la orientación norte y las fuertes palas hacen de ella un lugar a visitar, sobre todo para los que carecemos del “síndrome kilometritis”, tan presente en España. También tiene buenos fuera de pistas, es decir, posibilidades tiene.
Vall Nuria base estación
Tras echar un ojo al plano de pistas (no tiene pérdida), nos subimos en la telecabina.
Vall Nuria telecabina
Las pistas van entre un bonito bosque de pinos, y existen varias alternativas. Tras calentar en esta zona de la estación, decidimos subir en la silla a la zona más alta, donde allí se abren varias alternativas. La pista Mulleres es una roja muy bonita donde la nieve estaba durita.
Pista Mulleres
Tras varias bajadas por Mulleres, y es que la nieve primavera se empezaba a poner en su justa medida de disfrute, decidimos ir a la famosa Pala Bestia, y nos es más que una negra pisada, donde en la primera parte presenta una fuerte pendiente mantenida, que no hace más que seleccionar a los esquiadores más avanzados. Ya en la subida vimos como un esquiador caía en la parte alta y descendía a gran velocidad perdiendo los esquís, como si de un trineo fuera de control se tratase.
Zona alta Cartel
Como veis, la zona tiene pistas para todos los gustos, desde azules hasta negras, pasando por rojas. Las pistas verdes se encuentran en la base de la estación.
Ester pala Bestia
Tras varios descensos por la pala Bestia, decidimos tomar un respiro y parar en la cafetería de la zona del Telecabina, para repostar. Tras la parada técnica seguimos esquiando hasta que la nieve y el cansancio hizo retirarnos.
Pista Mulleres
Pasamos la noche en Ribes de Freser, y el viaje llegaba a su fin, no sin antes conocer la estación más oriental de los Pirineos, Valter 2.000. La estación es de reducidas dimensiones en cuanto a Kms esquiables, pero las posibilidades que atesora esta estación son mucho mayores, abriendo un abanico importante de posibilidades al Freeride-Skimo.
Valter 2.000
En nuestra visita no tuvimos demasiada suerte, ya que el tiempo no dio para mucho con llovizna a ratos, donde había dejado la nieve muy acuosa. No obstante, esquiamos por toda la estación a excepción de la zona más occidental, donde no teníamos claro si estaba abierto, dado que en la zona alta no había demasiada visibilidad.
Valter 2.000 base estación
En la zona baja, la visibilidad era mayor, y pudimos disfrutar de sus pistas. Las piernas ya las teníamos bastante tocadas tras la esquiada de los tres días, y el regreso a casa era largo, por lo que al mediodía dimos por finalizada la jornada. Con pena de no haber podido conocer la parte trasera y no haber podido divisar la Bahía de Roses desde su cota más alta 2.535m, son dos razones de peso para visitarla en el futuro.
Agradecer la colaboración de Sport Bittl en estos reportajes. https://www.sport-bittl.com/de/