Quedan pocas horas para terminar el año 2023. A nivel mundial pasará a la historia, entre otras cuestiones, por la sequía y las altas temperaturas. En el caso de La Molina, lo recordaremos por el reacondicionamiento y reinauguración de la pista Barcelona. Pero antes de despedir este año, y haciendo un repaso con más detalle de la historia de la cronología de La Molina, es fácil constatar cómo, casualidad o no, los años terminados en tres han coincidido por inversiones importantes.
En algunos casos, la mayoría, destacan por las repercusiones que se han derivado años más tarde, y en otros por cuestiones no tan económicas pero de igual o mayor repercusión en el futuro de la estación. Y eso es lo que quisiera mostrar en este recordatorio de los años terminados en 3. ¡Vamos!
De 1943 a 2023, una curiosa relación de inversiones y eventos
El año más importante para que La Molina se desarrollara definitivamente como estación de esquí fue en 1943, con la instalación del primer remonte, el telesquí de Font Canaleta. Fue el 28 de febrero de ese año cuando se ponía en marcha el remonte. Era una instalación pensada y proyectada para dar servicio a los primeros esquiadores que ya habían empezado a pisar la zona en 1908 y que, a partir de 1922 con la llegada del tren, empezarían a popularizarla como espacio idóneo para la práctica de los deportes de invierno. El caso es que a partir de ese año 43, La Molina empezaría un proceso de crecimiento casi imparable. Nuevas pistas, remontes, servicios o alojamientos, que a menudo se encadenaban de un año para otro.
En 1953 se construía el primer telesquí en Pista Llarga. Sería la primera instalación de una zona que con los años se convertiría en uno de los lugares donde posiblemente más catalanes habrán aprendido a esquiar. Desde entonces, Pista Llarga es un espacio histórico y una de las señas de identidad de La Molina.
Diez años más tarde, en 1963, se instalaba el primer telesquí en el sector de Roc Blanc, que entonces era accesible por la misma carretera que hay actualmente, pero también por su parte alta por los tres telesillas enlazados: el de la estación, el Turó de la perdiu y el de Costa Rasa. Fue construido en Bilbao por "Aceros Vizcainos" bajo el estudio de la empresa francesa Jean Pomagalski SA.
Al llegar a 1973, en el espacio histórico de Font Canaleta, se construye el primer trampolín de saltos de esquí, de 30 metros, y que unos años más tarde se amplió hasta los 35 m. Aún hoy es visible, situado cerca de los trampolines de 50 y 70, que se construirían pocos años después.
Pero mientras que hasta ahora la mayoría de años que podemos calificar de históricos lo eran por inversiones en instalaciones, en 1983 destaca por ser el de la creación del Club Esquí La Molina. Este mismo club, en el año 2000, se fusiona con el "Club Alpino La Molina", y de la fusión de los dos nace el "La Molina Club d'Esports", un club en el que se han formado esquiadores olímpicos como Ferran Terra, Quim Salarich o Núria Pau.
En 1993 llega un cambio histórico al sector de Torrent Negre. Se instala el telesilla de 4 plazas del mismo nombre, en sustitución de los dos telesquís que estaban presentes desde 1960 y 1964.
El 2003 no será un año de grandes inversiones, pero se hace una apuesta decidida para convertirse en una estación cada más sostenible. Se consigue el certificado ISO 14001, un aval a la gestión medioambiental que determinará cómo se deben dar los pasos a seguir en el futuro.
En 2013 vuelve la competición de alto nivel a La Molina. Tras los éxitos de la Copa del Mundo de esquí alpino femenino en 2008 y los Campeonatos del Mundo de Snowboard en 2011, ese año La Molina acoge los Campeonatos del Mundo IPC para esquiadores con alguna discapacidad, uno de los eventos más importantes junto con los Juegos Paralímpicos y la Copa del Mundo.
Y al llegar a 2023, La Molina vuelve a hacer una apuesta estratégica relevante en lo que se refiere a su futuro. Se recupera y vuelve a acondicionar la pista Barcelona, como pista comercial y como estadio de carreras homologadas. Una inversión pensada en clave de futuro para albergar pruebas de copa del mundo y olímpicas. Esta histórica pista, terminada en noviembre de 2022, fue inaugurada el 2 de febrero de ese año por el exolímpico Ferran Terra.
Y hasta aquí este recordatorio de los hechos históricos destacados en los años terminados con 3. Casualidad o no, parece que son años positivos en cuanto a inversiones y eventos. Desgraciadamente, también hay otras noticias que, a pesar de no tener nada que ver con el hilo conductor del reportaje, a veces hay que tenerlas presentes porque también tienen una vinculación emotiva.
En ese sentido, y antes de cerrar el artículo y despedir el año, me gustaría mencionar a Lluís Breitfuss, que desgraciadamente nos dejó el pasado 8 de mayo. Recordar que su papel ha sido vital en los últimos 30 años en La Molina, sobre todo en cuanto a su posicionamiento en el mundo de la competición. La pista Barcelona, que ha sido homologada precisamente en este 2023 por la FIS, para pruebas de descenso, recibe el nombre de Estadi Lluís Breitfuss.
A todos los lectores, disfrutad de las horas que le quedan a este año y desearos un feliz 2024, con salud y nieve. ¡Nos vemos en pistas!