Seguimos hablando del esquí interior, aunque no sin recordar que lo importante es el exterior, ja, ja… en fin, no se me enfaden, pero nunca lo repetiremos lo suficiente: sin una buen a técnica de base y, sobretodo, sin una buena posición, es inútil preocuparse de lo que pasa con el esquí del monte; es más, probablemente, cuando solucionemos nuestros problemas de base, lo más seguro es que el esquí interior también funcione bien, y de manera inconsciente y natural. Pero vayamos a lo nuestro:
En artículos anteriores comenté que había gestos que podían perjudicar el buen uso de ambos esquís o, simplemente, gestos que no son tan depurados como los que nos permiten los modernos esquís parabólicos. Sigamos viéndolos uno por uno: hoy le toca a los “Stem” al valle o al monte.
La convergencia de las espátulas de los esquís hace que las piernas adopten la forma de una “A”. El caso más gráfico es la postura de cuña. Cuando es uno solo de los esquís el que está convergente, se dice que está “en stem” o que estamos haciendo un “stem”. De este modo, como se puede imaginar, una de las dos tablas, o las dos, no se podrán conducir correctamente.
A veces el esquí del valle no tiene un apoyo suficientemente bueno y su cola desliza ladera abajo hasta agarrar lo suficiente con el canto. Esto es lo que llamamos un stem al valle. A los buenos esquiadores suele ocurrirle en las fuertes pendientes o en las nieves muy duras donde no encuentran un buen agarre. Esto puede ser debido a una mala posición o a alguna laguna técnica:
Si vamos retrasados y toda la presión recae sobre la cola del esquí, necesitaremos rotar la cadera o el talón para que el éste gire lo suficiente. Al imprimir este movimiento rotatorio de la cadera, las piernas o los pies, el esquí derrapa en exceso y se produce lo que venimos describiendo.
En otras ocasiones, aunque estemos en buena posición, simplemente confiamos demasiado en ese movimiento rotatorio y no hacemos la suficiente presión, que es lo que realmente comba el esquí y lo hace girar. En consecuencia, la cola aligerada sobrevira y el esquí derrapa igualmente hasta encontrar el apoyo sólo al final del viraje, en lugar de hacerlo desde el principio.
En ambos casos la solución pasa por sustituir los movimientos rotatorios por movimientos de presión y de toma de ángulos: flexión de rodillas y tobillos y angulación de la cadera. De todos ellos pueden encontrar infinidad de ejercicios en otros artículos de este weblog, por ejemplo, éste sobre el “Espibillo”
En cuanto al stem al monte, es muy corriente en esquiadores estereotipados en el viraje fundamental, que no han aprendido a confiar en los mecanismos de desencadenamiento de las curvas modernas. Les remito al excelente trabajo de Pepo Hanff, “Comprendamos el esquí”, que pueden consultar aquí
En ambas casos (stem al valle y al monte) debido a la postura en “A” de las piernas, tenemos diferentes canteos, no podemos desencadenar la siguiente vuelta con los dos pies simultáneamente y, por consiguiente, hemos de recurrir a un movimiento secuencial que es más lento y menos depurado. Por supuesto que los stem son un excelente recurso en muchas ocasiones, pero si recurrimos a ellos en exceso estaremos esquiando de manera mucho más tosca de lo que nos permiten nuestros esquís modernos y, sobretodo, puede que nos estén indicando algún error de base que estemos cometiendo.
Y ya esta bien por esta semana. Mañana más. Hasta entonces ¡Buenas huellas!
Carolo © 2006