El la nieve primavera transformada encontramos mucha fricción y muchos cambios de densidad, incluso en una misma curva. Por ello, no nos cansamos de decir que lo mejor es centrarse en las sensaciones que percibimos bajo los pies. Parece tonto, pero no hay otra. Más que una cuestión de buena técnica, que por supuesto ayuda, es un asunto de atención y de estar acostumbrados a regular según lo que se siente.
En aquél artículo sobre bailar veníamos a decir que, igual que dejamos al cuerpo llevarse activamente por la música que nos llega a través del oído, podemos dejarlo también que reaccione ante los estímulos que percibe esquiando. Principalmente a través del sentido cinestésico, que nos informa de nuestro propio movimiento, y sobre todo del tacto en los pies.
Fotos Jan Vokaty, Mammoth Mountain 2011.
Así, al igual que en la danza no intentamos imponer el movimiento al ritmo de la música o a nuestra pareja de baile, sino que nos coordinamos con ella, en el esquí podemos adoptar esta actitud de atención, de retroalimentación, de “pasividad reactiva” (si se me permite la palabreja, juas) que nos permitirá relacionarnos mejor con los estímulos del entorno, integrándonos en él.
Lo mismo que no nacemos sabiendo bailar, ni falta que nos hace, no nacemos sabiendo esquiar. Más habilidades nos harán interactuar con mayor riqueza con la nieve, indudablemente, pero, al igual que no es necesaria una técnica depurada ni mucha experiencia para divertirse con la danza, podremos disfrutar de cualquier tipo de nieve desde el primer momento en que nos calcemos unos esquís. La falta de técnica no es excusa, pues, si nos centramos en las sensaciones bajo los pies, y tratamos de entablar una buena relación armónica, equilibrada, de juego y de diálogo con la nieve.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
Las fotos publicadas aquí no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluido, estamos inmersos; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.