Cuando uno entrena a deportistas muy jóvenes tiene que ser creativo y encontrar las palabras adecuadas para transmitir éste o aquél concepto. Luego, ja, ja, resulta que el truquillo que utiliza con chavales de nueve años lo aplica a los adultos y funciona igual de bien, aún tratándose de imágenes concebidas para ser comprendidas por los niños. Éste es el caso de lo que muchos compañeros llaman “la posición del gorila”.
Los gorilas van encorvados y con las piernas muy separadas, y esta imagen mental es muy efectiva para describir la posición que podemos llevar esquiando. Al imaginar un gorila todo el mundo abre más los pies, echa las manos hacia delante y relaja la columna vertebral junto con todas las articulaciones de las piernas; pero lo bueno es que hace esto no sólo al comenzar a esquiar, sino a lo largo de toda la curva. Se suele decir que esta posición es buena porque aumenta la base de sustentación y adelanta y baja las manos relajando los hombros, pero los beneficios que nos reporta son algunos más:
1. Al iniciar una curva con las piernas muy separadas (a la anchura de los hombros) por poco que inclinemos, automáticamente la exterior quedará muy distendida y la interior muy flexionada. Solo con esto tomaremos más ángulos de manera natural y con mayor sensación de seguridad. El defecto de muchísimos esquiadores modernos (incluso profesores) es que no llegan a distender bien la pierna exterior, con lo que no pueden soportar grandes fuerzas ni hacer mucha presión al inicio de la curva... como vemos, con las piernas muy separadas esto se hace natural y fácilmente.
2. Con las piernas muy separadas ya se tiene algo de angulación en la cadera desde el desencadenamiento del viraje (la cabeza del fémur queda angulada por la separación de los pies) con lo que se empieza la curva dirigiendo mejor las fuerzas hacia su punto de aplicación, el canto.
3. Finalmente, y creo que esto es lo mejor, al imaginar que vamos como un gorila también flexionamos mejor los tobillos y las dos rodillas simultáneamente para absorber la compresión del final de la curva. Esto es importante porque muchos esquiadores, al absorber, tienden a juntar las rodillas estropeando la simetría de la pierna interior. Como tenemos clavada en la mente la imagen del simio, subimos ambas rodillas, no hacia el pecho, sino hacia los hombros, de modo que la flexión se lleva a cabo de manera más relajada y funcional.
En fin, este es el truquillo que quería compartir hoy con ustedes. Con los chavales funciona ¡y con los adultos igual! Ja, ja…
¡Buenas huellas!
Carolo © 2006