Corría el año 1961, un portaaviones americano llamado "USS Palau" se encuentra abandonado en la ría del Nervión. Para los que hayáis escuchado la historia, posiblemente penséis que éste sirvió en la Segunda Guerra Mundial. Pero eso no es del todo cierto.
El buque es construido entre febrero y agosto de 1945 en los astilleros de "Todd Pacífico Inc,", en Tacoma, Estado de Washington (si andáis mal de geografía, Cantabría y Tacoma quedan un poco alejados). Su primera misión no llega hasta enero de 1946, su objetivo es colaborar con la desmovilización de la guerra.
Tras su misión en la posguerra, es asignado para realizar maniobras en el Caribe, Sudamérica y África, colaborando también en el mediterráneo como ayuda a Turquía. En noviembre de 1949 regresa a EEUU y sirve como parte de la expedición científica "Skyhook" dedicada a lanzar globos a la estratosfera para el estudio de rayos cósmicos. Tras una misión en el Mediterráneo en 1952 y otra a Japón en 1953, se considera su retiro, y es vendido en 1960 a la firma neoyorquina "Jacques Pierot Jr" para que sea desguazado definitivamente.
Cómo acabo en Vizcaya, es un misterio. Pero en 1961 cuando el ingeniero español Conrado Senties Domenech, mientras desguazaba el buque, se le ocurrió reutilizar las piezas de una de sus cúpulas antiaéreas para la construcción de un refugio de montaña en sus querídísimos Picos de Europa, reutilizando también literas y mobiliario. Con ello presentó un anteproyecto a la Federación Española de Montañismo.
La Federación quedó encantada con el bueno de Conrado, y lo que comenzó como un sueño, se empezó a hacer realidad. Se aprobó el proyecto, y se pusieron manos a la obra. La idea original para su transporte fue la contratación de un helicóptero americano de la base de Torrejón de Ardoz, pero éste no podía maniobrar por encima de 1.500 m. La otra alternativa era el helicóptero francés que se había encargado del porteo de materiales del Refugio de Besiberri, pero resultaba muy costoso.
Mientras tanto, los trabajos de reconocimiento se llevaron a cabo en la Semana Santa de 1961. Una expedición estudió el terreno de la Collada Blanca, lugar donde iba a ser situado el Refugio. En posteriores expediciones que llevaron a cabo montañeros del Club Alpino Tajahierro, se identificaron distintos lugares donde no había tanta acumulación de nieve. Éstos redactaron un informe donde recomendaban una nueva ubicación cercana a los Horcados Rojos. Su argumentación fue la cercanía al Refugio de la Vega de Urriellu y su facilidad para llegar desde Espinama. Además podía servir como base en una expedición entre Collado Jermoso y Urriellu.
El lugar suponía una exposición considerable al viento, pues éste queda desprotegido por todos los lados. En cambio, suponía una ubicación privilegiada en cuanto a las montañas de alrededor, con la Torre de Horcados Rojos, el Tesorero y Peña Vieja. Y una vista espléndida del Valle, pasando por el final de Picos de Europa y llegando hasta la Montaña Palentina, donde un día de buena visibilidad puede verse el Espigüete y el Curavacas.
Entretanto, la cabina queda preparada en Bilbao para su posterior transporte. Esto supone el la movilización de 155 bultos con un peso total de 3000 kg. Todos los bultos son llevados hasta Áliva en camión y posteriormente a la Horcadina de Covarrobres en camioneta, desde donde son porteados a la ubicación actual. En total 3000 kg de bultos y 7000 kg entre cemento, arena y agua. Los trabajos de porteo corren a cargo de tres hombres y tres animales durante 15 días.
Finalmente, tres personas locales y tres bilbaínos y Conrado junto con un montañero de Tajahierro se dedican a la construcción del refugio, durmiendo todas las noches en la famosa Cueva Bustamente, ubicada entre Áliva y Horcados Rojos.
La cabaña queda montada entre el 6 y el 13 de agosto de 1961. A la inauguración acude Julián Delgado de Úbeda como presidente de la Federación. Es muy figura muy relevante en los Picos de Europa, y ya veremos en otras publicaciones por qué.
En honor a Conrado, la Federación otorga al Refugio el nombre de su hija mayor, Verónica.
El Refugio se montó sobre una base de argamasa, como parece indicar por los escritos de Conrado, compuesta de cemento y arena. A parte de colocarla en bloque de cemento, posee en total de cuatro cables exteriores anclados a la roca de unos 3-4 m cada uno. Estos cables son esenciales para anclarlo a las cuatro direcciones. Según su composición y su diámetro cada uno de ellos podría aguantar del orden de 3.500 kg. Al final de cada uno de los cables encontramos una pieza llamada tensor, que como el propio nombre indica, permitirá ajustar periódicamente la tensión de estos cables.
Este año tuve la oportunidad por primera vez de pernoctar en el interior del refugio y aproveché a hacer fotos del interior y el exterior.
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En el exterior del refugio encontramos una estación meteorológica, así como unas placas solares que primero fueron instaladas sobre el refugio, y posteriormente a 3 metros del mismo. Estas placas solares proveen de electricidad a la cabaña, donde existe un detector de incendios, unos enchufes y luz por medio de bombillas además de un teléfono de emergencias.
Está revestido de madera, lo que permite guardar muy bien la temperatura interior, que es notablemente superior a la exterior. Dos pequeñas ventanas redondas, mantienen el espacio iluminado durante el día. Tres colchones en una litera permiten la pernocta de hasta 6 personas. Además, el espacio esta equipado con muebles de madera, unos fuegos y un horno a gas, sillas, mesas, etc.
En los detalles del interior se nota el interés en el cuidado del refugio. Su estado ha sido prácticamente perfecto a lo largo de los años, gracias a un continuo mantenimiento fruto del seguimiento de sus necesidades. Tuvimos una suerte tremenda de encontrarlo vacío y abierto, y ha sido una de las noches más cómodas que he pasado en España.
En cambio, la localización estratégica supone que sea uno de los refugios más visitados de España. Tanto desde Fuente Dé, como de la Vega de Urriellu, como desde Collado Jermoso (aunque más costoso), sus accesos son muy transitados. Es por ello que para que siga siendo lo que ha sido estos 62 años, es muy importante que siempre se queden las cosas mejor de lo que estaban. Así se podrán seguir utilizando y disfrutando muchos años más.
El mínimo descuído pasan cosas como la descrita en éste artículo:
Dejarse la puerta abierta a 2.325 metros
En la historia de Cabaña Verónica es importante recalcar la importancia de su anterior guarda Mariano Sánchez Madina, que guardó el refugio durante 25 años, donde vivía durante todo el año. En su honor se colocó una placa conmemorativa en la puerta.
Y como reza Conrado en su escrito "Breve historia de un pequeño Refugio":
Pienso que a aquellos a quienes Dios quiera adelantarles, aquí en la tierra, el premio de alguna buena acción, les concederá un buen día de sol y en pie sobre la cima recién, escalada disfrutarán de la más bella visión que de aquel «Reino encantado de águilas y rebecos» hayan podido imaginar jamás y desde aquel momento y sin poderlo evitar, volverán allí una y otra vez como lo vengohaciendo yo, siempre que me es posible la evasión, desde un ya lejano día de primavera en el que llegados a Aliva con la luna llena, a una apacible noche sucedió un luminoso día en compañía del cual llegamos precisamente al lugar donde hoy se alza la Cabaña.
Todos cuantos amamos este incomparable Macizo Central esperamos que
este nuevo Refugio contribuya, en unión de los existentes en Urriello y
Collado Hermoso, al mejor conocimiento del mismo. A los veteranos, a los
duros hombres de la roca y del hielo les ha de permitir más difíciles escaladas y más largas travesías de crestas en días de invierno más crudos todavía. A los menos duros, les pone al alcance de la mano todas las vías normales del Circo de Cumbres que rodean al Refugio.