
Nuestro principal objetivo es transmitiros la pasión que sentimos por nuestro trabajo y compartir la mayor cantidad de información posible, para que podáis reparar y preparar vuestro material de esquí.
Empezaremos por lo más básico e iremos subiendo el listón poco a poco, tanto en conocimientos teóricos como en su aplicación práctica, hasta llegar a la preparación de esquís y botas en la alta competición.
Os agradecemos de antemano vuestra atención y no dudéis en preguntar o sugerir cualquier cosa que no quede clara. Os pedimos paciencia, porque hay muchos artículos en el horno y, a medida que los vayamos publicando, seguramente aparecerá información que dé sentido a muchas de esas dudas o preguntas que tengáis.
Vamos al grano.
Como reza el título de este artículo, empezaremos organizando la zona de trabajo, para describir en próximas entregas todas las herramientas que podemos encontrar, sus diferencias y sus cualidades. En artículos posteriores hablaremos de su uso y aplicación.
El banco de trabajo
Para trabajar bien hay que estar cómodos. Y lo primero es el banco de trabajo. Básicamente, podríamos utilizar cualquier soporte que nos permita instalar los tornillos de sujeción: una mesa, un caballete… pero es importante que sea estable, que se ajuste a la longitud del esquí con el que vamos a trabajar y que, una vez lo tengamos fijado -el esquí- en los tornillos de sujeción, lo sitúe a la altura aproximadamente de los codos estando nosotros de pie. Como si estuviéramos midiendo la altura recomendada de los bastones de esquí, es decir: cuerpo erguido y codo flexionado a 90 grados.
Esto nos ayudará a mantener una postura cómoda y evitar sobreesfuerzos de brazos, piernas y espalda, a disminuir la probabilidad de accidentes con el uso de las herramientas (muy importante) y a trabajar con más efectividad.

Los tornillos de sujeción
Los tornillos de sujeción son un elemento de gran importancia. Es uno de los utensilios más caros, pero pueden durar toda una vida. Es totalmente necesario que sean sólidos, que el esquí este bien sujeto en los extremos y en el centro (dependiendo del tipo de trabajo que vayamos a realizar) y que no resbale ni se mueva mientras tenemos las herramientas en la mano. Permiten colocar los esquís en dos posiciones (plano o vertical) y en muchos modelos también permiten trabajar con inclinación.

Debemos colocar el banco en una zona bien iluminada, o en su defecto instalar focos que nos permitan ver con claridad la tarea que estamos realizando, pero que no deslumbren. Esto también contribuye a la efectividad del trabajo, a la seguridad y evita el cansancio de la vista.

Podemos completar el espacio de trabajo con una lona o alfombra plástica, sobre la que caerán las limaduras y la cera sobrante, ayudando a tener el espacio más limpio. También conviene tener cerca una escoba y un recogedor e incluso un aspirador.
Otros accesorios
Vamos a apuntar otros accesorios importantes. Empezaremos por el delantal y los guantes. El primero nos ayuda a trabajar de forma más aseada y en sus bolsillos podemos guardar algún objeto que necesitemos.
En cuanto a los guantes, hay que elegir unos de trabajo, finos y elásticos para tener el mejor tacto posible, pero de tejido anticorte (kevlar, dyneema), parecidos a los de cristalero y con palma y dedos antideslizantes. En una buena ferretería encontrarás variedad donde elegir.
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Para mantener los esquís limpios mientras trabajamos en ellos, necesitaremos papel (un rollo de cocina es perfecto), paños de microfibra -los encuentras en cualquier bazar, recogen muy bien las virutas y limaduras- y una brocha ancha.
En lo que respecta a las fijaciones, necesitaremos destornilladores grandes, plano y estrella (el de estrella en medida PZ3) y gomas para mantener recogidos los frenos.
Una mascarilla no estará de más, sobre todo durante el proceso de encerado y finalizado de la preparación del esquí. Mejor si nuestro espacio tiene buena ventilación.
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Sólo nos falta un último detalle: podemos poner un poco de música para hacer más ameno el trabajo.
Y ya tenemos organizado nuestro pequeño ‘santuario’, ¡donde se pasarán las horas sin darnos cuenta!
