A veces segundas partes sí que son buenas. Y si la noche anterior ha nevado tanto que hasta has improvisado esquí nocturno al lado de casa, la segunda parte pinta mejor que la primera. Os dejo el vídeo como siempre para que os hagáis una idea.
A las 23:00 teníamos que coger un vuelo en Tokio, lo cuál nos dejaba un margen de unas 4-5 horas para esquiar si madrugabamos. Yo no tenía duda ninguna de que era la mejor manera de acabar el viaje.
A las 8 estabamos ya impacientes por ver qué silla abría primero. Las que enlazaban abrían un poco más tarde, lo cuál nos dejó margen para un par de calentamiento siendo literalmente los primeros en abrir las zonas de Freeride. Ni una huella, casi un metro de nieve nueva. Os podéis imaginar los gritos de placer bajando.
Abrieron la silla de uno, y eso sí que era una escalera al cielo. Se atisbaba el sol entre la niebla, y nos fuimos directos a la zona que Jorge, nuestro guía y anfitrión en La Colina Retreat nos recomendó: Powder Wave. De nuevo eramos los primeros, de nuevo ni una huella y toneladas de nieve polvo. Esta vez incluso con más desnivel.
Las dos esquiadas por esta zona fueron apoteósicas y tardaré mucho tiempo en olvidarlas. Ya habíamos triunfado y de forma responsable empezamos a pensar en volver para llegar a tiempo al tren que nos llevaría a Tokio. Incluso teníamos un poco de margen para pegarnos una ducha y no hacer enemigos en el avión de vuelta.
Y pasó lo que tenía que pasar, nos perdimos, por supuesto. Más concretamente me perdí, pensé que estaba en un sitio que no era. Es gracioso, porque hasta entonces había hecho alarde de mi magnífico sentido de la orientación para pillar las mejores zonas de powder. Ahora bien, cuando se trata de las pistas... todas me parecen iguales.
Al final llegamos tarde al punto de recogida, pero pudimos pasar a ducharnos y coger el tren bala (casi corriendo por la estación) de camino a Tokio tras comprar algunas provisiones para el viaje (Onigiris variados que fueron devorados).
Llegamos al aeropuerto con tiempo, derrotados tras 6 días de esquí pero nos tocaba lidiar con las aerolíneas y los seguros. Estuvimos intentando hasta el último momento un cambio de avión para uno de nosotros, que estaba lesionado, pero tuvo que quedarse una noche extra en Tokio al final. El aeropuerto de Haneda muy chulo, pero el servicio de atención al cliente regulero.
Y ahora unas reflexiones finales sobre todos los vídeos que he hecho y el curro que hay detrás:
Si te ves la playlist entera de Japow sale una película de casi hora y media. Cada vídeo me ha llevado de 15 a 20 horas de trabajo. Ya ni cuento la cantidad de tiempo invertida en stories, reels, cortos y los propios posts aquí en Nevasport porque me marea la cantidad de horas.
Sigo con ganas de hacer vídeos, quizás de manera un poco más tranquila. Pero me gusta editar y pasar ratos cortando, añadiendo y sincronizando para que el resultado sea divertido. Quiero hacer vídeos que me guste ver y a veces siento que trituro temas y viajes a un ritmo muy alto y no me da tiempo a disfrutar del proceso.
Por lo demás, os recomiendo muchísimo que si os gusta el freeride (y tenéis el dinero) hagáis este viaje. Ir a Nagano y en concreto a La Colina Retreat y tener guías que saben español y japonés es una diferencia enorme. Yo había estado en Niseko anteriormente y tengo que decir que tanto a nivel de nieve, como cultural y de visitar estaciones auténticas no ha tenido nada que ver. Nagano le da mil vueltas como viaje y tengo clarísimo que repetiría este.