Después de un día de nieve polvo increíble en Seki Onsen los ánimos estaban por las nubes. Los guías nos aconsejaron ir a esquiar a Yamaboku, ya que Lotte Arai (que estaba entre nuestros objetivos) no iba a abrir su zona alta por el viento. Llegamos a la estación y nos dimos cuenta de que estabamos practicamente sólos. Había más trabajadores de la estación que clientes. Una experiencia única, un día así, con nieve polvo es un lujo, sin estrés, sabiendo que nuestras huellas eran las únicas que encontrabamos en cada bajada. Una delicia para los sentidos que os dejo en el vídeo.
De nuevo esquiamos en una estación con pocos remontes, pero mucho terreno para disfrutar. Yamaboku tiene 2 sillas en la zona baja, que tiene poca inclinación y una silla monoplaza en la zona alta que da acceso a palas más interesantes y a una ruta de Backcountry, la ruta Tacochi. Esta ruta por el bosque nos permite esquiar durante 13 Km seguidos por zonas que en verano son puertos de montaña hasta llegar a la carretera de subida donde nos recogerán en la furgoneta para volver a la estación.

Dividímos el grupo en dos y tuve la suerte de hacer la bajada en el primero. Nieve polvo suelta, muy fría, aunque poco profunda. Las nevadas aquí no fueron tan copiosas como en Seki Onsen y el viento hizo de las suyas. Aún así, la experiencia de bajar los primeros, en grupo por una pista con nieve sin pisar y que no parecía terminar nunca fue algo único y que es difícil de experimentar en otros sitios más turísticos.


A la vuelta a la estación seguimos explorando la zona, que había sido un poco castigada por el viento. Se alternaban zonas de paquetón acumulado que te envolvían en cada derrape con zonas menos profundas donde tocabas la nieve dura de debajo. Pero eso no nos impidió saltarnos un poco las normas y hacer alguna que otra bajada por palas que no estaban abiertas, incluso por debajo de la silla monoplaza, que era un auténtico campo de plantas bastante dificil de esquiar.



Al final del día acabamos rendidos pero contentos, otro día más y otra estación fuera del radar de la gran masa turística. Esquiando practicamente solos todo el día y con buena nieve. Nos esperaba una cena especial, en un Kamakura. Una zona de iglús donde cenamos un Hot Pot (un montón de verduras y algo de proteína) que se cocinaba a medida que ibas comiendo en una olla conjunta y nos sirvió para entrar en calor (más o menos). Esta vez no tuvimos noodles, pero porque nos equivocamos al pedirlo, pero acabamos bastante llenos igualmente. Teníamos que coger fuerzas que nos esperaba un final de viaje muy exigente en Lotte Arai.
