Otros años me paro a reflexionar al principio o a final de temporada. Este año a mitad. Quizás porque está siendo una temporada muy rara; esquié por primera vez en Noviembre y me ha costado 2 meses volver a ponerme los esquís. Sin embargo por el medio no he parado de currar en el canal y el blog.
Son ya 3 meses a tope, subiendo cantidad de contenido, mucho más educativo que otros años y por fin con un calendario planeado de publicaciones. La periodicidad de publicaciones me genera un cierto estrés autoimpuesto que me gusta, y que me hace sentirme profesional de algo que no soy.
El fin de semana pasado, en vista del nefasto anticiclón que parecía permanente, me escapé a Cerler. Y me lo pasé bien, pero iba con la "obligación" de probar 3 pares de esquís, lentes de máscaras de niebla, un casco bluetooth, el sistema Carv (una especie de tracker / profe de esquí en el móvil). En definitiva, mis viajes de esquí hace tiempo que dejaron de ser pura improvisación para tener siempre una serie de tareas que he de cumplir.
Esto me genera cierta ansiedad cuado voy a la nieve, ya no puedo ir sin más a esquiar. Siempre voy con la cámara encima y el micro puesto pensando que a lo mejor puedo aprovechar a grabar algo. O por lo menos me siento obligado a colgar algo en las otras redes sociales para mantenerlas activas.
Sé que está sonando todo muy negativo, pero quería contrastar un poco con la felicidad que he sentido esta mañana, al ver que hemos llegado a 2 millones de visitas en el canal de Youtube. 4 años me costó llegar al primer millón y 2 años para el segundo. Veremos para el tercero. Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco tengo ganas de parar.
Mientras tanto "Talk less. Ski more".