Por fin he empezado la temporada y ahora parece que todo viene de golpe. Se me acumulan reviews y cosas que probar. Sobre los esquís Volkl RTM 84 no os voy a contar nada nuevo que no haya contado Ferrán ya en su blog, pero os dejo el link a mi vídeo por si queréis algo más de información. Además de esto tengo que analizar cascos, gafas, guantes, botas... vamos, un no parar. Sumado a la Kedada de 110% SKI que viene este fin de semana en Grandvalira estoy un pelín estresado.
Desde hace poco he descubierto que la mejor manera de relajarme es con el esquí de montaña. Las subidas me dan para pensar, reflexionar, sacar la cámara y grabar (aunque en realidad sea una excusa para coger aire y descansar). Es imposible no olvidarse un poco de todo cuando vas subiendo con un día soleado y sabes que te quedan todavía varios cientos de metros. No hay prisa, solo hay que dar un paso y después otro.
El lunes tocaba relax, después de haberme pasado el finde de viaje decidí coger los Blueberry y subir a hacer mi primer día de travesía de la temporada. Decidí ir a Peñalara porque Navacerrada no tenía muy buena pinta. Llegué pronto, antes de las 9 pero ya había un montón de traveseros preparándose. Buena señal.
Empecé a subir y como siempre me entraron los calores, chaqueta a la mochila y a seguir subiendo. Cuando por fin salí del bosque las vistas eran espectaculares, un poco de viento y un cielo azul, que se iría cubriendo un poco a lo largo del día. Pero que dejaba ver Valdesquí desde la distancia listo para su apertura mañana (que intentaré no perderme).
Pasé la cima de la Hermana Menor y antes de llegar a la Hermana Mayor decidí hacer mi primer descenso. Una pala perfecta, con una pequeña cornisa arriba, pero que podía evitar entrando por un lado. Estrenaba botas, las Atomic Hawx XTD 130 y tenía un poco de miedo de no estar acostumbrado. La nieve estaba compactada por el viento, costra en algunas zonas y hacía falta ir muy fino. Al final, unas buenas huellas y ganas de repetir.
Me encanta esta zona porque se puede volver esquiando hasta la cresta y de ahí la subida vuelve a ser super sencilla. No tardé ni 5 minutos en tener puestas las focas de nuevo y volví para arriba, esta vez me quedaría un poco más atrás, en una de los tubos de la Hermana Menor. Esta vez una bajada un poco más técnica, un tubo muy bonito en la entrada y con un pequeño salto. Esta vez las sensaciones fueron todavía mejores.
Volví disfrutando por el bosque, donde había unos 5cm de nieve suelta sobre una capa más dura debajo, no había mucho margen para jugar, pero esquivar arboles nevados siempre resulta en unas bonitas imágenes.
No conocía Peñalara hasta el año pasado y ahora siento que he descubierto un enorme patio de recreo a 1 hora de mi casa. Cada vez que veo las fotos veo mil bajadas posibles, sin agobios, sin presiones y sin gente saliendo de las sillas corriendo para dejar la huella el primero. Bueno, sí que hay alguna presión y es que uno no puede evitar no fijarse en las miradas que suscita alguien como yo. Con esquís de 110 de patín, con ropa poco ligera, y una mochila antiavalancha destaco bastante. No voy ligero que se diga.
Me cuesta pasar por alto el hecho de que haya gente que se ría de quien va sobreprotegido. Conocía las condiciones, había mirado el parte de nieve, condiciones de estos días y sabía que el peligro de aludes era bajo, de hecho, por eso iba solo, porque no iba a asumir ningún riesgo grande, ni el peligro objetivo era alto. Sin embargo me gusta ir con todo lo que necesitaría en un día de peligro, siento que si me acostumbro al peso, si automatizo cosas como no ponerme las tiras de los bastones, o enciendo siempre y preparo el tirador de la mochila cuando esté en una situación real, siempre tendré todo preparado.
Os dejo el vídeo con el resumen del día. Os aconsejo que veáis las reflexiones del final.